Hablar del Liverpool de principio de década era hablar de un equipo que vivía del pasado. El presente no era demasiado esperanzador, ya que pese a su historia, cada día se alejaba más y más del trono que había sido suyo. Con Brendan Rodgers, los Reds consiguieron coger aire y volver a lo más alto, siendo un desafortunado resbalón el obstáculo que les impidió volver a reinar. Cuando parecía que el Liverpool volvía a codearse con la nobleza futbolística, la caída fue aún más fuerte, demostrando que todo lo vivido con el entrenador norirlandés era un espejismo que dejó a los muchachos de Anfield de nuevo lejos del lugar que le pertenecía por historia, pero esta vez tendrían que seguir adelante sin su líder, Steven Gerrard. El equipo ya se disponía a entrar en esa residencia futbolística llena de viejas glorias que solamente vivían del pasado y estorbaban a las nuevas generaciones. Entonces, apareció un soplo de aire fresco llamado Jürgen Klopp que decidió que ni el Liverpool era tan viejo ni había tenido suficiente gloria.
Con el alemán al mando, los Reds empezaron a recuperar el ritmo que tenían hace unos años de una manera lenta pero constante, comenzando así una segunda juventud en la que volvieron a experimentar lo que era ganar y que en Anfield volviese a retumbar con fuerza el You´ll Never Walk Alone. Una segunda juventud que hoy ha alcanzado su punto más álgido al eliminar al Manchester City de Pep Guardiola para alcanzar las semifinales de la Champions League tras una década de ausencia.
Llegar hasta este punto no ha sido sencillo. Lo que antes era un «anciano» con vértigo de lo que fue se convirtió en un viejo rockero que divertía allá por donde iba. Pero la metamorfosis del Liverpool no se iba a quedar en ser un equipo entretenido, ya que Klopp aún quería más y a él solo le divertía el triunfo. El alemán ha conseguido añadir a esa alegría en ataque la fortaleza en defensa, haciendo de los Reds un equipo que compite y vuelve a asustar en Europa. Es cierto que aún queda bastante camino por recorrer, ya que el equipo aún sigue teniendo limitaciones claras, como lo es la falta de profundidad en la plantilla. Pero eliminatorias como la de hoy son las que hacen crecer al proyecto, ilusionar a la gente y, lo que es más importante, recuperar todas esas sensaciones que no hace demasiado eran una constante en Anfield.
La última vez que los Reds fueron fieles a su historia y estaban entre la élite europea fue hace una década, en su última participación en semifinales de la Champions League. En la plantilla de aquel Liverpool había leyendas como Gerrard o Sami Hyypiä y, fuera del terreno de juego, Donald Trump era un mero personaje televisivo. Ahora, diez años después, el Liverpool ha pasado de mirar su historia con nostalgia para utilizarla como trampolín para volver al lugar que le pertenece gracias a la mano de un tipo como Klopp. Gracias a él, ahora es el momento en el que se deja de hablar de ayer para hablar de hoy. El momento en el que los niños dejan de escuchar las historias de sus progenitores sobre las leyendas de su equipo porque sus ídolos juegan delante de ellos todos los domingos. En definitiva, el Liverpool ahora encara un momento en el que puede agrandar su ya inmensa historia.
El futuro es brillante. Y el reto, por tanto, está a la altura. La eliminatoria ante el Manchester City ha demostrado que el equipo puede competir por la Premier League y no conformarse con un puesto que le garantice el acceso a la Champions League. Ahora toca encontrar la regularidad dentro del caos que impera con Klopp y poder terminar con la maldición que tiene con la Premier League, ya que en sus más de dos décadas de existencia, nunca ha conseguido ganarla, siendo este el más que posible último paso para borrar la nostalgia de Anfield. Para conseguirlo, Klopp tendrá a su diposición un grupo dispuesto a coger un rifle e ir a la guerra por él. Pese a ello, conseguir levantar la Premier no es ni de lejos el paso más importante que darán Klopp y sus muchachos, porque ese ya lo dieron en esta segunda juventud: ya no le temen a su historia ni tienen vértigo por ser el Liverpool.