Dice Gareth Southgate que la selección inglesa es como una familia y no puede tener más razón. En todo núcleo familiar de vez en cuando hay rifirrafes. La típica cena de treinta personas a la que asiste gente que apenas conoces, pero que tienen tu misma sangre. Que traen a sus hijos, que son muy pesados, dicho sea de paso, y siempre hay uno que se pasa con el agua con misterio, empieza a hablar más de la cuenta sobre política y el tío Genaro, que es un nostálgico, salta y lía la mundial. Pues esto es lo que ha pasado entre Raheem Sterling y Joe Gomez: uno recuerda las rencillas del pasado, el otro no lo encaja bien y comienza el torteo. Una verdadera familia que sabe pasar página y golear a Kosovo, un territorio que es una cosa u otra según a quién le preguntes, y a Montenegro, cuyos deportistas de referencia no juegan al fútbol.
Por el momento, no se echa en falta al viejo Roy Hodgson. Tampoco a jugadores que llegaron a la familia sin saber muy bien cómo: Danny Welbeck, Daniel Sturridge, Jonjo Shelvey o Fabian Delph. Bueno, este último sigue en la selección inglesa, pero si no juega no se le echa de menos. Echando la vista un poco más atrás ya empieza la nostalgia. Como le ocurre al tío Genaro. La mejor generación de Inglaterra de las últimas décadas ahora se dedica a entrenar, a hacer análisis para las mejores cadenas de televisión británicas, a dar sus últimos coletazos futbolísticos o a hacer negocios multimillonarios. Y eso duele en lo más hondo del orgullo de los ingleses, que ante la decrepitación de su combinado nacional empezaron a valorar seriamente pasarse al quidditch.
Cuando Gareth Southgate llegó al cargo de seleccionador tenía la obligación de convertir a una Inglaterra muy mansa y con pocas aspiraciones en un equipo que honrara a los tres leones. Parecerse más a Wayne Rooney que a Emile Heskey, básicamente. El paso del tiempo ha demostrado que Southgate ha hecho y sigue haciendo un buen trabajo. Ha cogido a las nuevas generaciones y las ha juntado con futbolistas de primera línea mundial como Harry Kane, Jordan Henderson o el propio Sterling para dar a luz, no sin unas largas y punzantes contracciones, a todo un semifinalista del pasado Mundial de Rusia en 2018.
Es un hecho que la sociedad inglesa no tenía muchas esperanzas depositadas en su selección. No había muchos motivos. Un equipo nuevo, un seleccionador sin experiencia, las dinámicas históricas… Todo iba en contra de Inglaterra.

La fase de clasificación de Inglaterra ha sido extremadamente sencilla. En los dos últimos partidos, los muchachos de Southgate han conseguido marcar once goles que se añaden a los seis que le metieron a Bulgaria. A Kosovo lo reconocieron, no como estado independiente –de eso ya se encargó en su momento el Reino Unido– sino como un combinado nacional. Por otra parte, y para ser justos, tampoco se le puede pedir mucho más por la evidente diferencia de nivel. A Montenegro lo cogieron entre unos cuantos ingleses y les indicaron, de forma muy educada, por dónde quedaban las canchas de baloncesto.
La selección inglesa se está construyendo alrededor del 4-3-3, dominando en el centro del campo y explotando las bandas gracias a la velocidad de Jadon Sancho y Marcus Rashford. Se le debe sumar la certeza de que Kane siempre está preparado para rematar con cualquier parte de su anatomía. Y con la tranquilidad de saber que, si no es él, será cualquier otro. Hay talento y hay una base sobre la que ya se está construyendo. Los tres leones son futuro, pero también son presente y no miran al pasado. Porque el pasado atrás queda, y porque la presente Reina de Inglaterra, que no sabemos si tiene mucho futuro, celebra que su selección –sus súbditos– paseen el buen nombre de Inglaterra por territorios inhóspitos de Europa.
La Eurocopa del 2020 es la competición más cercana en el calendario balompédico e Inglaterra se presenta como una de las principales candidatas, como mínimo, a llegar a los cuartos de final. Jugar contra selecciones de relumbrón, como Francia, Alemania o Italia, dará esa realidad que le falta al nuevo concepto de Inglaterra. Por lo que pudiera pasar, Southgate ya ha empezado dejar entrever que quizás deja Inglaterra antes del Mundial de Qatar si el viento sopla en contra en la próxima Eurocopa. Aunque si Portugal campeonó con gol de Éder en la prórroga, ¿por qué no iba a ganar Inglaterra con gol de Jesse Lingard?