Cynthia Serna

La séptima vida de Warnock

El técnico ha conseguido ascender al Cardiff a la Premier League y se enfrenta ahora a una verdadera prueba de fuego después de que sus experiencias pasadas en la élite del fútbol inglés no hayan dado cabida a su innegable talento como técnico. Con más detractores que seguidores por su estilo directo de juego, Neil Warnock tiene ahora una vida extra para demostrar que las estadísticas no siempre aciertan.

Neil Warnock es como el marmite, o bien le odias o bien le amas. Hay razones para posicionarse tanto de un lado de la balanza como del otro, pero su carácter se ha convertido en protagonista de una historia de la que él no quiere formar parte. Su naturaleza amarga ha conseguido correr un tupido velo sobre sus logros como técnico, que se encuentran entre bambalinas sin formar parte del espectáculo. Con el récord de haber conseguido ascender a ocho clubes a lo largo de su carrera, cuatro de ellos a Premier League, Warnock no permite que las opiniones ajenas acaben por dictar su más que impecable reputación como entrenador.


«Sé que nos somos muy vistosos. Sabes que vas a ser criticado en ciertos partidos, pero solo puedes trabajar con lo que tienes». Neil Warnock


Odiado por muchos, alabado por pocos, Neil Warnock tiene la virtud de no engañarse ni a sí mismo ni a los demás. Sabe que el Cardiff no juega un fútbol vistoso ni bonito, pero tampoco le importa. Hace lo que puede con lo que tiene, y ante la escasez, priman los resultados antes que los decorativos. Su gesta con los Bluebirds tiene mucho más mérito del concedido: ha conseguido hacer un plato digno de restaurante de Estrella Michelin con ingredientes propios de uno combinado que te servirían, muy probablemente, en cualquier bar de tu barrio. Su estilo y planteamiento de fútbol directo no cuentan con la aprobación de la gran mayoría de aficionados, tampoco gustará la próxima temporada en la élite del fútbol inglés, pero que este hecho no desvíe la atención del verdadero logro del Cardiff y de Warnock: haber conseguido un ascenso directo cuando hace dos años veían la vida pasar desde los últimos puestos de la clasificación y con una afición cada vez más separada de su propio club.

“Sé que nos somos muy vistosos. Sabes que vas a ser criticado en ciertos partidos, pero solo puedes trabajar con lo que tienes. Estoy muy orgulloso de haber construido un equipo que ha sido capaz de enfrentarse a clubes de la división con presupuestos mucho más grandes”, dijo el técnico en una entrevista con el medio inglés The Guardian. Si hay algo que Warnock ha conseguido en el Cardiff es crear un sentimiento de unión que hace tiempo escaseaba en la capital galesa. Cuando su presidente Vincent Tan decidió en 2012 cambiar el color de las camisetas del histórico azul Bluebird a rojo, se produjo una brecha entre el aficionado y el club. Parecía, una vez más, que las altas esferas de los clubes dejaban de lado al jugador más importante, los aficionados, y que la identidad de éstos con su propio club había dado un paso atrás. Esto provocó heridas que el tiempo y la fe en Warnock han conseguido curar. “Los aficionados están orgullosos otra vez de ser Bluebirds, todos quieren apoyar al club ahora y eso es magnífico. He visto a aficionados en el campo, el estadio lleno, a dueños y grada unidos, creo que es el mejor trabajo que he hecho en mi vida”.


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Neil Warnock y Vincent Tan celebran el ascenso del Cardiff del pasado domingo (Stu Forster/Getty Images).


Warnock estuvo una temporada alejado de los terrenos de juego y con escasas energías para volver a pisar uno. Su mujer Sharon fue diagnosticada con cáncer y el técnico decidió que había cosas más importantes en las que centrar su atención. Sin embargo, después de una breve temporada en el Rotherham ayudando al club a evitar el descenso, Warnock volvió a sentir la emoción que le proporcionaban los banquillos y decidió tomar las riendas de un Cardiff hecho pedazos.

En octubre de 2016, Warnock llegó a Gales y en menos de dos años ha devuelto al Cardiff a la Premier League, convirtiéndose así en el único técnico que ha conseguido ascender a cuatro clubes a la élite del fútbol inglés: en 1990 al Notts County de tercera a segunda división, y un año más tarde, 1991-92, a la Premier League, en 2005-06 al Sheffield United y en 2010-11 al Queens Park Rangers. Aunque estos no han sido sus únicos ascensos, sumando hasta ocho en total a lo largo de su carrera: consiguió subir al Scarborough de la Conference a la cuarta división en 1987, al Huddersfield Town en 1995 de tercera a la Championship y un año más tarde repetiría la misma gesta con el Plymouth Argyle.

El rey de los ascensos, sin embargo, cree que no ha tenido todavía una clara oportunidad para mostrarse tal y como es en la Premier League: sus experiencias fallidas tanto en Crystal Palace como en Queens Park Rangers, donde fue despedido a mitad del camino y su descenso a la Championship en el último día de temporada con el Sheffield United en 2007 no fueron los escenarios ideales, pero su optimismo no se ha desvanecido y está dispuesto a callar bocas la próxima temporada con el Cardiff, un club con el que siente que puede continuar creciendo.

Con una ruda fachada digna de un villano de una película Disney, Warnock tiene bastante con sentir que sus aficionados están con él. A su edad, no podría soportar no contentar a su propia grada, y a pesar de que muchos no coindicen con su ácido carácter y personalidad, saben que es el hombre idóneo para el llevar al Cardiff adelante. “Todo el mundo quiere gustar, pero eso no siempre pasa. Como técnico sabes que vas a recibir críticas de otros clubes y sus aficiones”.


«Todo el mundo quiere gustar, pero eso no siempre pasa. Como técnico sabes que vas a recibir críticas de otros clubes y sus aficiones.»


Incluso los que pueden no concordar con su estilo de juego están cada vez más cerca de concederle el beneficio de la duda. Sobre todo, después de ver que un club similar como el Burnley de Sean Dyche ha conseguido llegar a puestos europeos con ese fútbol que tan pocos admiradores tiene, pero que resulta eficaz si es llevado a buen puerto. Las estadísticas de los Bluebirds son, ante todo, escuetas: solo el Burton, que ha descendido a League One, el Bolton y el Millwall han tenido unos porcentajes de posesión más bajos que los del Cardiff durante la temporada. Nadie ha completado o realizado menos pases en el campo del rival que el club de Warnock, y tampoco ningún otro ha conseguido superar su número de duelos aéreos.

Esta temporada la Premier League se ha encargado de dejar claro que el fútbol directo ya no es lo suyo. La proliferación de despidos de entrenadores ingleses como Tony Pulis, y el desencanto con el golpe largo de balón han dejado un claro mensaje; ahora los clubes quieren jugar de una forma llamativa y entretenida, sobre todo para ganarse los corazones de los neutrales. Sin embargo, el Burnley de Dyche se ha encargado de poner los puntos sobre las íes a los más reticentes con su estilo de juego. Los Clarets han puesto las pruebas sobre la mesa y han demostrado que las estadísticas no siempre juegan a favor de uno.

El Cardiff, cuyas estadísticas no son del todo favorecedoras, ha conseguido quedar segundo por encima de clubes como el Fulham, que son alabados por su más que entretenido juego y que consiguen enamorar incluso a los menos románticos del deporte. Razón que demuestra, como con el Burnley, que no siempre jugar bien equivale a conseguir los mejores resultados.

Aunque el ADN del Cardiff sea lo más parecido al A, B, C del fútbol, aunque no consiga conquistar los corazones de los aficionados neutrales con su juego, por mucho que Neil no sea un ídolo de masas y más allá de que puedan mantenerse o no en la Premier League, tanto los Bluebirds como Warnock se merecen una oda ante el trabajo bien hecho. 

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Cynthia Serna