Héctor Farres

La trágica vida del Tottenham

Es momento para que los Spurs comiencen a cerrar etapas. En el norte de Londres están obligados a asumir que los mejores tiempos del proyecto de Pochettino han llegado a su fin y se deben rediseñar las líneas maestras del futuro

El Joker, en ‘Joker’, afirmaba en los prolegómenos de una de las escenas claves del film: “antes creía que mi vida era una tragedia; pero me he dado cuenta que es una comedia”. Al Tottenham le está pasando lo mismo que a Arthur Fleck, pero al revés. El conjunto de Mauricio Pochettino ha vivido durante los últimos años haciendo monólogos muy buenos y ahora se las tiene que ver en Pogo’s, sin hacer gracia a sus aficionados y sacando malos resultados contra Watford, Brighton, Leicester o Newcastle.

El fútbol son ciclos y los ciclos se acaban. ¿Es este el último capítulo del mejor Tottenham de los años recientes? Parece que el equipo londinense ha tocado techo esta temporada. Pochettino asumió el cargo con una plantilla muy joven, moldeable a su idea de juego y con un gran margen de mejora. Es una realidad que aquel Tottenham fue escalando, quemando etapas y cumpliendo objetivos hasta que la temporada pasada llegó el punto álgido de los Spurs: la primera final de la Champions League de su historia. Ganó el Liverpool, que a día de hoy sigue siendo un equipo dominador. El Tottenham ya no lo es.

Los londinenses no están consiguiendo ser tan certeros, dominadores y profundos como en otras campañas. Desde el inicio de la temporada ya se vio que el Tottenham no acababa de arrancar. En el partido inaugural el Aston Villa iba ganando hasta que salió Christian Eriksen y le entraron los nervios a los “villanos”; el siguiente empate contra el Manchester City llegó por la poca definición de los Citizens. Luego ya vinieron los malos resultados. Especialmente doloroso fue el encuentro Champions contra el Bayern de Múnich, que aplicó un severo correctivo a los gallos de Londres. 7-2 y para casa con la cara roja por culpa de un Serge Gnabry que no servía ni para jugar en el West Bromwich Albion. Según Tony Pulis, claro. La vergüenza y los malos espíritus se acrecentaron cuando el Brighton, acto seguido, superó a los Spurs por 3-0. Momento de crisis. Aunque es un momento un poco largo, pues aún dura. La victoria por 5-0 contra el débil Estrella Roja tampoco es un gran logro para un equipo al que se le presupone sacar adelante este tipo de partidos. Aunque esta goleada puede servir para resetear la mente de un equipo alicaído y sin soluciones en el campo.

El aspecto anímico está haciendo mella al conjunto de Poch. El verano ha sido ajetreado en las oficinas del Tottenham aunque de poco sirvió. El equipo necesitaba una renovación que no se ha producido y los que se iban a ir se han quedado. Eriksen apuntaba al Real Madrid y se ha quedado; Danny Rose, Toby Alderweireld y Jan Vertonghen estaban más fuera que dentro y también siguen en la disciplina londinense. Y además se echa de menos a Kieran Trippier. Porque aunque pienses que no, cuando te reencuentras con Serge Aurier y Kyle Walker-Peters y son tus dos únicas opciones, echas de menos a Tripper. Estos movimientos infructuosos han provocado un caldo de cultivo con jugadores desmotivados, descentrados respecto a la dinámica del equipo, que ha empeorado por los resultados y la falta de capacidad para reconducir escenarios de partido desfavorables.


heung-min_son
Heung-min Son, a pesar de no estar tan radiante en este comienzo de temporada como en los anteriores, todo hace pensar que perdurará como uno de los pilares del Tottenham mientras el equipo se adentra en una nueva etapa (Brynn Lennon/Getty Images)


Lo que sucede en el terreno de juego ya es otra cosa. El Tottenham, desde que alcanzó la madurez oportuna con Pochettino, se ha caracterizado por ser un equipo dominador, presionador. Fluido con el balón y con preferencia por atacar por fuera aprovechando las grandes capacidades rematadoras de Harry Kane. El equipo trata de ejecutar el mismo plan que le llevó a escribir la página más exitosa de su historia pero ya no lo hace ni con la misma frescura ni efectividad.

Si las miradas mataran, las de los aficionados Spurs no le harían el amor a Mauricio Pochettino. Ni a su equipo. La séptima plaza en la que se ubica el Tottenham sabe a nada a estas alturas de temporada y el técnico argentino es consciente que sobre el norte de Londres empiezan a volar buitres en círculo. Aun así, el Tottenham aún está a tiempo de reacondicionar su situación; aunque parece poco probable que este curso vaya a estar a la altura de las expectativas.

El Liverpool de Jürgen Klopp y los muchachos de Marco Silva se frotan las manos solo con pensar que van a recibir a un Tottenham en crisis y perdiendo la cordura sin que nadie pueda ni sepa remediarlo.

Sobre el autor

Héctor Farres