Cynthia Serna

Lads, es el Accrington Stanley

El club de Lancashire está desafiando a la lógica y se sitúa en la cima de la League Two con el presupuesto más bajo de toda la categoría. ¿Un milagro a la vista o un trabajo de esfuerzo y dedicación?

En los años 80, el fútbol era muy distinto al de ahora. El barro, las Adidas Copa Mundial, las equipaciones estrambóticas que encuentran una segunda, tercera o cuarta vida en una tienda vintage de Malasaña y que nuestros padres guardaron en cajas con más polvo que memorias, una mano de Dios y un deporte sin retoques tecnológicos. Sin embargo, en Lancashire les bastaba con beber leche. Un famoso anuncio de la época mostraba a dos niños debatiendo sobre los beneficios de beber dicho lácteo, y es que, según Ian Rush, si no la bebías, te acabarías convirtiendo en jugador del Accrington Stanley.

Se podría decir que el famoso anuncio fue la versión televisiva del incesante “Lads, it’s Tottenham” de Sir Alex Ferguson. Y aunque en su tiempo ambos tuvieron mucha agudeza, tanto el primero como el segundo han envejecido peor que Macaulay Caulkin.

Ahora los niños pasan de la leche, prefieren limonada. O una buena cerveza. La cuestión es que ser un jugador de Accrington ya no es motivo de burla, sino de orgullo. El humilde club se sitúa en la cumbre del Everest, aunque la cima sea en verdad una montaña de medio metro llena de matorrales llamada League Two. Sin embargo, sus méritos van más allá de liderar la tabla: el Accrington Stanley es el club con el presupuesto más bajo de la categoría junto con el Morecambe, el rival regional.


«Aunque el dinero hace que el éxito sea más fácil de alcanzar, no siempre te lleva donde quieres llegar. No les podemos pagar una riqueza, pero sí les podemos ofrecer oportunidades». – John Coleman, entrenador del Accrington Stanley.


A las doce de la mañana los jugadores y el cuerpo técnico del Accrington Stanley deben dejar las instalaciones en las que entrenan. No tienen un centro propio donde practicar tiros y jugadas ensayadas, y las pistas que tienen alquiladas tienen que ser desalojadas para permitir que otros equipos las usen. Un campo de entrenamiento no es su única carencia: tienen los vestuarios más deficientes, las oficinas más deprimentes y la segunda asistencia menos numerosa de toda la liga. A pesar de estos pequeños déficits, el club de Lancashire ha desafiado todas las leyes de la física para ponerse líder con menos recursos que el resto.

Un milagro está ocurriendo en el Wham Stadium, pero el duro trabajo detrás de los resultados del Accrington no es plato para débiles. Bell y John Coleman, mejores amigos y asistente y entrenador del club, intentan pintar a los futbolistas una realidad muy diversa de la verdad que se esconde detrás de la League Two, al menos, hasta que se firmen los contratos. La fórmula ganadora del Accrington Stanley se basa en un círculo de fichajes y formación que beneficia a ambas partes, tanto al club como a sus jugadores. Fichan a futbolistas con ambición, les ofrecen un par de años de contrato, se desarrollan en el club, y después se marchan a clubes con más recursos económicos. 


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El Wham Stadium y sus instalaciones no destacan precisamente por su buen aspecto o lujuria. (Alex Livesey/Getty Images)


Con unas quince mil libras a la semana, el Accrington Stanley desafía la lógica y se mantiene líder de la League Two con una pequeña ventaja de tres puntos, y con un partido menos, que el Luton Town, que había liderado la tabla durante gran parte de la competición y que presenta unos recursos infinitamente mayores que el resto de clubes que participan. Sin embargo, no es la pasión el único motor que impulsa al Accrington. En 2016 perdieron la oportunidad de ascender de forma automática tras un empate frente al Stevenage en la última jornada, siendo incapaces de superar al AFC Wimbledon en el play-off.

En verano se quedaron sin sus mejores jugadores, que se marcharon a equipos con más recursos como el Shrewsbury Town, el Barnsley o el Bradford City. A pesar de las bajas y de las derrotas duras de tragar, el Accrington Stanley se ha reformado, por obligación o por derecho, y ha creído desde el primer día que el ascenso directo era una opción no reservada a los más poderosos, sino a los más valientes. La forma reciente del club es admirable: acumulan once victorias en los últimos trece partidos, y su tridente ofensivo es más prolífico que el del Liverpool. El pichichi del torneo Billy Kee, su compañero de delantera Kayden Jackson y Sean McConville, llevan en conjunto más goles y asistencias que Mohamed Salah, Roberto Firminho y Sadio Mané. 


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La niebla inunda el Wham Stadium y deja a los aficionados con una visibilidad nula. (Alex Livesey/Getty Images)


El Accrington no solo ha comprendido que en la reforma está el progreso, sino que es una característica que se encuentra en la base de su raíz. Originariamente, el club fue formado en 1891 pero desapareció en 1966. Dos años más tarde, volvería a nacer de la nada. En la temporada 2005/06, ganarían la Football Conference (5ª división) y ascenderían a League Two, donde se encuentran actualmente. Andy Holt, dueño del club que trabaja en la industria del plástico, sabe que quince mil libras semanales es un hueso duro de roer para un equipo que siempre aspira por encima de sus posibilidades. Pero tiene claro que el espíritu del Accrington no es algo que se pueda comprar con dinero. 


«Nuestro espíritu no se puede comprar. Es un pequeño club fantástico al que le está yendo muy bien». – Andy Holt, dueño del club.


Tan bien les está yendo que ya cuentan con su primer aficionado fuera de Lancashire. Y no hablamos de alguien de Londres, sino de Seúl. Jung Min Yoo, de 24 años y estudiante de Filosofía y Lengua Checa, se ha convertido en el primer miembro del Accrington Stanley procedente de Corea del Sur… y probablemente el último. El joven coreano quedó ensimismado con el club y con el maravilloso trabajo de reconstrucción que el presidente Andy Holt está llevando a cabo. Tan emocionado está con el Accrington, que sigue los partidos por Twitter, y aunque nunca ha ido a la ciudad, a 9000 kilómetros de su Seúl natal, no tardará mucho en pisar el Wham Stadium. Eso sí, el viaje deberá ser a financiación propia. 


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Jung Min Yoo ya alardea de su carnet de socio del Accrington Stanley con sus amigos internautas. (Accrington Observer)


Si el ascenso y descenso se produjeran hoy mismo, el Accrington Stanley se encontraría con el Sunderland la próxima temporada en League One. El estadio más pequeño, el Wham Stadium, con capacidad para 5057 espectadores, cara a cara con el más grande de la historia de la categoría, el Stadium of Light, con capacidad para 49000. Porque si hay algo que el fútbol nos ha enseñado a todos los que lo seguimos con corazón y cabeza, es que uno y uno no siempre suman dos, y que el dinero podrá hacer la tarea más fácil, pero dificulta que ésta se lleve a cabo con espíritu y unidad. Quedan menos de diez jornadas para que finalice la competición y el Accrington Stanley pelea ahora por lo que hace dos años dejó escapar, un ascenso directo a League One.

Tendrán los vestuarios menos cuidados jamás vistos, un estadio digno de un equipo de regional, los sueldos más bajos de la liga, unas instalaciones de entrenamiento alquiladas y un presupuesto que da pie a milagros, pero sobre todo tienen el espíritu de jugar al fútbol sabiendo que no pierden nada, y con eso, el Accrington Stanley ya lo gana todo.

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Cynthia Serna