In James we trust
Podría decirse que James Milner ha sido uno de los jugadores más rentables en la historia reciente del Liverpool. Llegó gratis la temporada pasada a un equipo con sed de triunfos y en su primera campaña disputó las finales de la Europa League y la Copa de la Liga, aunque el desenlace de esas historias lo conocemos todos.
Milner nunca pierde cuando marca. No lo digo yo ni tampoco el club, sino sus números. El pasado domingo logró la hazaña de encadenar 47 partidos sin perder cuando anota goles, un récord en la Premier League. Superó a Darius Vassell (46) y demostró que está hecho para las grandes citas, anotando siempre que ejecuta un penal. Contra Manchester City, su ex club, anotó su séptimo tanto de esta temporada. Y el mediocampista, convertido en lateral izquierdo por Jürgen Klopp, va por más.

Grandes ricos versus grandes pobres
El belga Romelu Lukaku tiene números para jugar en los equipos más grandes de Europa. En 29 fechas ya suma 21 goles, convirtiéndose en el primer delantero en superar la cifra de 20 goles en toda la historia de la Premier League con el Everton. Los Toffees nunca han sido protagonistas de la Premier y hace rato que no ganan la liga, por eso le resulta imposible retener a las grandes estrellas como Lukaku o incluso a las pequeñas como Marouane Fellaini. Además, no puede competir contra los presupuestos altísimos de otros clubes, en el fútbol moderno la chequera predomina sobre el amor a la camiseta.
El último jugador en lograr tal gesta fue Gary Lineker en la campaña 1985-86, curso en donde el Everton salió campeón de Inglaterra por última ocasión. Mención aparte merece el escocés Duncan Ferguson, quien anotó 58 goles con el club en Premier y fue por mucho tiempo el máximo goleador en la historia reciente, hasta que Lukaku apareció. Por Goodison Park pasaron nombres como Wayne Rooney, David Ginola y Paul Gascoigne, pero ninguno logró recuperar el prestigio del club, considerado el mejor de Europa en 1985.
Lo más probable es que Lukaku se marche en el próximo mercado de pases, y no será el único, porque Ross Barkley también suena fuerte en otros grandes del fútbol inglés. La maldición de ser un grande por historia vieja y no por una inversión fuerte de unos jeques árabes afecta al equipo de la ciudad de Liverpool, donde otro equipo con el mismo nombre de la ciudad también lo supera en palmarés y presupuesto.

Shakespeare demuestra su valor
Claudio Ranieri enamoró a los hinchas de la vieja escuela con su humilde Leicester haciéndolo campeón de la Premier League, rompiendo esquemas, desafiando pronósticos. Su temporada brillante le valió mantenerse una temporada más en la cual disputó la Champions League, pero descuidó su paso en la liga.
Como luchaba por el descenso tras haber ganado el título, la directiva del equipo decidió despedirlo el 23 de febrero de este año. Tras esto, Craig Shakespeare se hizo cargo de la institución y, en un hecho inexplicable, el equipo cambió de rostro.
En 25 partidos disputados en liga, Ranieri solo había logrado cinco victorias y estaba coqueteando con el descenso, manteniéndose un punto arriba de los puestos de penitencia. Solo hizo 21 puntos de 75 posibles, una cosecha pobre. Sin embargo, Shakespeare acumula unos números envidiables. Cuatro partidos, cuatro triunfos. El ex asistente de Ranieri supera incluso los primeros números del italiano, quien en sus cuatro juegos iniciales con el club sumó dos triunfos y dos empates.
¿Hubo mano negra del plantel en la salida del mejor entrenador del año según FIFA? La duda quedó en el aire, disipándose más y más en los hinchas del equipo y en el fútbol inglés. Por ahora es mejor el equipo de Shakespeare, pero la historia le guarda un lugar eterno a Ranieri en el Olimpo de los entrenadores.