Las últimas selecciones dominantes en la esfera internacional han seguido las dinámicas de los clubes de sus ligas domésticas. La España campeona del mundo y doble campeona de Europa apostó por dar continuidad al sistema del Barcelona, mientras que Alemania hizo lo propio con el Bayern de Múnich. Parece lógico que, considerando los jugadores utilizados por Gareth Southgate hasta ahora, utilice al Tottenham como base del combinado nacional.
La formación tipo utilizada en la fase clasificatoria ha sido un 4-2-3-1. Este sistema ha sido el más utilizado, a excepción de algunos casos puntuales, como en Vilna contra Lituania, estando ya clasificados. En los enfrentamientos de menor calibre, Southgate ha probado con tres centrales, el esquema de moda en la Premier League desde que Antonio Conte conquistara la liga con él. También es el sistema utilizado por el propio Tottenham en la actual campaña tras la llegada del cafetero Davinson Sánchez.

La portería está siendo ocupada por Joe Hart, que goza de la confianza de Southgate a pesar de no estar en su mejor momento. Tras ser desterrado por Pep Guardiola (sigue perteneciendo al Manchester City) y no realizar una gran temporada en su Erasmus en Torino, llegó a un siempre convulso West Ham United donde es el meta más goleado de la liga con 23 tantos encajados. Su puesto como número uno inglés está amenazado por jóvenes emergentes como Jack Butland o Jordan Pickford, o incluso veteranos como Ben Foster, Fraser Forster o Tom Heaton, que estará recuperado de su dislocación de hombro a finales de año.
En el eje de la zaga parecen inamovibles Gary Cahill y John Stones. El central del Chelsea aporta jerarquía y contundencia, pero sufre en la salida de balón. Así que Stones resulta clave en esta faceta, en especial considerando la ausencia de un mediocentro con grandes dotes organizativas. Kyle Walker es el amo del carril derecho y su titularidad también está garantizada, teniendo en Kieran Trippier un sustituto de plenas garantías. En el carril zurdo encontramos diversas opciones. La confianza en Danny Rose es ciega, como demuestra su convocatoria poco después de recuperarse de su grave lesión. En su ausencia, Ryan Bertrand ha ocupado con garantías el puesto y, en menor medida, Aaron Cresswell. El buen momento de dos jugadores reconvertidos como Ashley Young o Fabian Delph, sumado a su polivalencia pueden ser propuestas interesantes.
El doble pivote se presupone que estará formado por una pareja más trabajadora que técnica, con Eric Dier y Jordan Henderson. La selección inglesa carece de un futbolista de las características de Moussa Dembélé, que sea capaz de dar tránsito al balón con fluidez desde la línea defensiva hacia los media puntas. Por fortuna para Southgate, la lesión del centrocampista belga del Tottenham ha permitido la irrupción del joven Harry Winks, quien podría opositar a ocupar un puesto en la medular para dotar al equipo de una mayor creatividad. Dele Alli, al igual que en su club, tendrá un rol más liberado y con solo 21 años debe erigirse como uno de los estandartes de la selección.
Hay que recordar que, en esta parcela, puede ser importante un jugador que lleva varios meses en el dique seco pero que encara ya la recta final de su recuperación, Adam Lallana. El interior del Liverpool podría minimizar el déficit asociativo y ser un buen aliado de Alli. En este caso, Southgate debería apostar por un 4-3-3 y sacrificar a Dier o Henderson para dar cabida a Lallana y Alli como interiores por delante del medio centro elegido.
En los extremos encontramos varias alternativas pero, debido a su actual estado de forma, Raheem Sterling y Marcus Rashford se merecen un hueco en el once. Ambos aportan dinamismo y velocidad a raudales pero en ocasiones son incapaces de hallar el equilibrio justo entre control y verticalidad. Si quieren realmente amenazar la titularidad de los dos jóvenes de Manchester City y Manchester United, Theo Walcott o Alex Oxlade-Chamberlain, entre otros, deberán mejorar mucho su rendimiento. Finalmente, en punta, Harry Kane es indiscutible. Buena parte de las esperanzas inglesas de conseguir la machada en Rusia pasan por las botas del delantero del Tottenham. El ariete se está mostrando al mundo como un jugador de primer nivel y en esta cita debe gritarlo a los cuatro vientos.

La posibilidad de competir con tres centrales podría ser la opción de Southgate ante rivales de un nivel superior. Este uso del sistema con tres centrales en función del oponente ha sido el recurso de José Mourinho con el Manchester United en sus últimos choques contra clubes grandes de la liga para tratar de minimizar las virtudes del adversario. En este caso, podrían entrar en defensa Phil Jones, Harry Maguire o Michael Keane (Chris Smalling lo tiene más complicado para viajar a Rusia después de que Southgate reconociera implícitamente que el central del Manchester United no tenía las cualidades necesarias en salida de balón) junto a Cahill y Stones, o incluso se podría retroceder a Dier. El problema de esta opción es que Southgate debería prescindir de un hombre en la zona ofensiva, probablemente Sterling, dejando así a Rashford y Kane únicamente en punta.
En la convocatoria para los amistosos ante Alemania y Brasil resulta llamativa la presencia de tres jóvenes como Tammy Abraham, Joe Gomez y Ruben Loftus-Cheek. Sin duda, el gran trabajo realizado en las categorías inferiores inglesas está dando sus frutos, como reflejan los éxitos de este 2017, con los títulos mundiales en categoría sub-17 y sub-20. A pesar de eso, el nivel de los tres dista mucho de ser una competencia real a día de hoy y debe ser un aviso para otros jugadores seleccionables.
Los encuentros contra superpotencias como Brasil y Alemania se están viviendo con cierto recelo. Suponen un gatillazo de aúpa ante un calendario trepidante y a ello cabe sumarle la multitud de jugadores que causarán ausencia por lesión como Dele Alli, Jordan Henderson, Raheem Sterling, Fabian Delph, Harry Winks o Harry Kane. Los que sí deben dar lo mejor de ellos mismos son los Jesse Lindgaard, Jake Livermore, Jack Cork o los tres debutantes comentados anteriormente, que no tienen asegurado su pasaje.
Si los contratiempos respetan, parece que la alineación no distará mucho de las comentadas anteriormente. La estructura está definida y la labor ahora consiste en pulir conceptos para conseguir penetrar defensas atrincheradas, no empequeñecerse ante rivales de gran entidad y recuperar hombres para la causa que andan con dolencias físicas o faltos de ritmo. Tras los últimos fracasos (entiéndose por «últimos» desde 1996 a esta parte), el hincha medio inglés se ha acostumbrado a que su selección le decepcione. El objetivo de Southgate en Rusia será sorprenderle pero, esta vez, para bien.