Diego Sancho

Lo que necesita el talento inglés es viajar

La selección inglesa se proclamó campeona de la Copa del Mundo sub-20 tras derrotar a Venezuela en la final por 1-0. Es el primer título mundial en cualquier categoría para los Three Lions desde 1966. Aunque eso no significará un aumento de jóvenes locales en la Premier League.

Inglaterra ganó una Copa del Mundo 51 años después. El fantasma de las semifinales que tanto había aquejado a la versión absoluta de los Three Lions ha concluido, por lo menos a nivel juvenil. Como con casi todos los equipos que levantan el trofeo de una instancia formativa, se empieza a especular sobre qué talentos pueden brotar de ese grupo. Acotamos “casi” porque es importante recordar que Yaya Sanogo, liberado este verano por el Arsenal, fue campeón del mundo sub-20 con Francia. En ese equipo también estaba Paul Pogba, de modo que hay que ser muy cuidadosos con qué cualidades se mira.

Es curioso que los ingleses le llamen academias a su fútbol base, porque eso eran hasta hace poco. Las de Everton, West Ham y hasta la de Manchester United en sus momentos han aportado grandes apellidos al balompié británico. A los chicos de las academias que juegan entre los de su categoría les cuesta mucho probar su valía para optar por el primer equipo. Pocos técnicos, como Mauricio Pochettino, se fijan en el talento juvenil. ¿Es la campeona del mundo sub-20 un gran productor de futbolistas jóvenes?

Antes de responder tomemos algunos ejemplos internacionales. Venezuela, último rival de cara al campeonato, tuvo merecidas razones por las cuales llegó a esta instancia. Una de ellas es que en su torneo local existe un reglamento en el cual un jugador menor de veinte años debe alinearse por equipo cada jornada. Este adolescente solo puede sustituirse por otro juvenil. De modo que si un entrenador desea saltarse la regla y jugar sin novatos, el precio es agotar dos cambios. Y hay quienes lo han pagado.

En España no existe tal proteccionismo con el talento joven o quizá no es tan inquisitivo. La mayoría de los clubes poseen su filial en divisiones inferiores, normalmente en Segunda División o 2ªB. Esto permite que los prospectos sean trabajados en categorías menores, pero con competitividad ante rivales que pelean por ascender o permanecer.

Uno de los ejemplos más icónicos es el trabajo de Josep Guardiola en el Barcelona B. El hoy técnico del Manchester City no triunfó por reinventar el fútbol, como algunos forofos quieren venderlo, sino por haber trabajado en el seno de un equipo formativo, consolidar su idea de juego en esa base y luego adicionar elementos que juzgó necesarios en el primer equipo. Muchos de sus homólogos le consideran un milagro del fútbol formativo.

En Inglaterra no existe ninguno de estos conceptos para producir jugadores. Sí hay ciertos convenios con ligas menores, equipos Premier que prestan jugadores a cuadros de Championship y League One, como el caso de varios de los campeones mundiales. Si bien pertenecen a pesos pesados del fútbol inglés, son pocos los que han debutado en Premier.

Uno de los nombres propios de la selección inglesa en Corea del Sur fue Dominic Solanke. Se habló mucho de que era el jugador con mejor registro goleador: Siete goles en la liga holandesa con el Vitesse (equipo que en los últimos años ha servido para probar recién llegados al Chelsea). En Corea, Solanke hizo cuatro goles y fue galardonado como Balón de oro, al igual que Lionel Messi, Sergio Agüero y Paul Pogba.

Culpar a los cientos de extranjeros que militan en la Premier del hecho de que futbolistas jóvenes británicos no puedan jugar en el tope de la pirámide de su torneo nacional es absurdo. Los foráneos buscan una moneda fuerte, de modo que es la liga más apetecible del mercado. Es un debate caduco que tiene una solución que se ha catado poco. Y la culpa no es de las academias, que no han dejado de hacer su trabajo correspondiente.

Nadie que gane en libras esterlinas quisiera dejar su trabajo. Ni los pubs o los afamados cereales de las islas, pero son pocos los prospectos que se van a probar a equipos de la Europa continental. ¿No le haría bien a los ingleses invadir ligas extranjeras ya que la propia no tiene vuelta atrás? El Brexit difícilmente contribuirá a que esto pueda darse con la libertad de otros tiempos. Si Inglaterra quiere que sus futbolistas sean competitivos ante rivales continentales, podría funcionar jugar con ellos antes que entre los dudosamente competitivos cruces de academias. Como lo hizo Solanke.

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