Nacho González

Los chicos quieren ser dragones

La convocatoria por parte de Gales de Ben Woodburn y David Brooks, dos de las mayores promesas actuales nacidas en Inglaterra, es la confirmación de una estrategia que lleva años gestándose hasta convertirse en una amenaza para los Three Lions. Después de su exitosa Eurocopa 2016, la selección galesa es una tierra de oportunidades para los jóvenes que se debaten entre los dos países.

Hubo un tiempo en el que todos los niños ingleses soñaban con representar un día a su país. Veían a sus ídolos unir a la nación con la más alta responsabilidad sobre sus hombros: ganar en nombre de todos. El balón, al fin y al cabo, es la vía más fácil hacia un patriotismo pasional que durante 90 minutos no tiene vueltas de hoja, no te pregunta por tu color político y sólo te pide que te enfundes la camiseta de la selección para apoyar una causa extraordinariamente unánime. Sin embargo, hoy no todos sienten con esa intensidad la llamada de los tres leones que adornan el escudo del combinado nacional. La vecina Gales es una tierra de oportunidades: un lugar próximo con el que es fácil atar lazos afectivos y que ofrece un camino mucho más despejado hacia el sueño de jugar un gran torneo internacional.

Fue en la Eurocopa de 2016 cuando el combinado galés mostró al mundo las posibilidades del proyecto más ambicioso de su historia. Acostumbrados a ser el saco de boxeo de los demás, rompieron con el pesimismo y llegaron a semifinales sólo seis años después de tocar fondo con el puesto 112 en el ránking FIFA. Jugadores de primer nivel como Gareth Bale o Aaron Ramsey, una afición apasionada y la debacle paralela de Inglaterra situaron a Gales en el mejor escenario del que habían disfrutado jamás, con un alcance mediático masivo en el Reino Unido. Una pequeña nación loca por el rugby se volcó con el fútbol. Nadie se atrevía a repetir eso de que sólo son un lugar donde hay más ovejas que personas.


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Equipo y afición celebran la histórica clasificación de Gales para las semifinales de la Eurocopa 2016 tras ganar a Bélgica. Foto: Philippe Huguen (AFP / Getty)


Nueve de los veintitrés héroes que formaron parte de la selección habían nacido en Inglaterra: James Chester, Ashley Williams, David Edwards, Andy King, Jonny Williams, George Williams, Simon Church, Hal Robson-Kanu y Sam Vokes. Eran elegibles por la nacionalidad galesa de alguno de sus padres o abuelos. Otros, como Bale, rechazaron abandonar a los dragones por ese mismo camino —nació en Cardiff pero tiene una abuela inglesa—. Entre todos, construyeron un equipo potente en base a una importante decisión: dar la espalda a los Three Lions para ser galeses con todas las consecuencias.

Puede que muchos de ellos no ignorasen como tal a Inglaterra porque nunca habrían tenido hueco en esa plantilla, pero sí mandaron un contundente mensaje de rebeldía a todo talento que se estuviera debatiendo entre jugar como inglés o galés. Ya no sólo era un grupo donde resultaba mucho más sencillo conseguir un puesto comparado con la alineación de estrellas mediáticas de los Three Lions. Por fin podían presumir también de haber construido una identidad atractiva sobre éxitos deportivos.

A esta guerra silenciosa entre bastidores sólo le faltaba que Gales golpeara a Inglaterra donde más duele: en el futuro. Ben Woodburn y David Brooks, dos ingleses de nacimiento con ascendencia galesa, son algo más que esperanza de hoy y mañana para los dragones. Personifican la rebelión. Son la prueba de que los dragones van en serio con su plan.


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Woodburn celebra con Bale su gol contra Austria en su debut. Foto: Michael Steele (Getty Images)


Woodburn, el jugador más joven de la historia del Liverpool en marcar un gol con el primer equipo a los diecisiete años y cuarenta y cinco días, debutó el 2 de septiembre de 2017 con la selección absoluta galesa. Entró en la segunda parte —con el compromiso de por vida con Gales que por norma eso conlleva— y marcó el gol que dio la victoria a su país por 1-0 contra Austria. Era la culminación de un camino en el que ignoró los intentos de seducción de Inglaterra a cada paso que daba hasta llegar al primer equipo.

Miembro desde los doce años de las categorías inferiores de Gales, Woodburn es un viejo anhelo de los ingleses, que hicieron una aproximación formal para incorporar al chico a su equipo sub-16. Ni él ni su familia siquiera se plantearon cambiar el rojo por el blanco. Inspirado por el crecimiento futbolístico de su país, es el rostro de una generación de muchachos en la que ha calado la polémica frase que pronunció Bale durante la pasada Eurocopa: «Tenemos mucho más orgullo y pasión que Inglaterra».

Por su parte, la historia de Brooks entre Gales e Inglaterra es de las retorcidas. En el Steel City Derby entre Sheffield United y Sheffield Wednesday a finales de septiembre, el centrocampista de veinte años fue el mejor jugador y aprovechó el tirón mediático del partido para gritar su nombre al fútbol británico. Días después, fue incluido en la lista de los galeses. «Estoy seguro de que la convocatoria de Brooks dará lugar a muchos murmullos al otro lado del puente», dijo el seleccionador galés, Chris Coleman, para echar más leña al fuego.


«Tenemos mucho más orgullo y pasión que Inglaterra» – Gareth Bale


Y es que con Brooks también el orgullo estaba en juego. En mayo, fue convocado por Gales para el Toulon Tournament de jóvenes promesas sub-21, según anunció la Federación en Twitter. Un día después, se comunicó que el joven del Sheffield United se había caído de la lista… y once minutos más tarde, Inglaterra publicó su convocatoria para el mismo torneo con Brooks en ella. Ganó la copa y fue nombrado Jugador del Torneo. Ahora, su regreso a la causa galesa desprende un olor a venganza evidente de los vecinos.

Inglaterra sabe que para dejar de ser una eterna aspirante necesita regenerarse, y hoy por hoy Gales se postula como una seria amenaza cuando el pasaporte permite elegir entre ambas. Mientras los Three Lions exigen paciencia y fe para conseguir un muy competido puesto tras pasar por todas las categorías inferiores, en Gales es posible ser héroe nacional antes de cumplir la mayoría de edad en una plantilla llena de jugadores Premier. La creación de un equipo sub-15 inglés es una reacción directa contra la estrategia de su rival: cuanto antes capten jóvenes y les eduquen en el amor por los leones, mejor atajarán la fuga de talento. Para su desgracia, algo hasta hace poco impensable está creciendo sin control.

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Nacho González