16 de julio de 2016. El Chelsea anuncia el fichaje de N’Golo Kanté
El Leicester protagonizó la temporada pasada una de las hazañas más insólitas de la historia del fútbol inglés. Los nombres de Riyad Mahrez, elegido mejor jugador de la liga, y Jamie Vardy, que superó el récord de jornadas marcando de Ruud van Nistelrooy, coparon todos los titulares. Pero Antonio Conte sabía a qué jugador del Leicester necesitaba. El italiano, nombrado técnico ya desde abril, cuando todavía debía llevar a la selección italiana a la Euro de Francia, se había fijado en el pequeño medio centro N’Golo Kanté como la pieza deseada para proteger a su defensa. Las prestaciones de Kanté en la Euro ratificaron a Conte en su opinión. El francés ha sido una pieza fija en el once, tanto con cuatro como con tres defensas. Kanté es un tipo que hace mejor a todos los que le rodean. Los centrales parecen inexpugnables, los carrileros se sienten libres para subir la banda, su acompañante parece más creativo y todos se sienten más seguros. Luego llegarían otros fichajes importantes, como David Luiz o Marcos Alonso. Pero ninguno tan importante como Kanté.
11 de septiembre de 2016. John Terry se despide
Aquel día, el Chelsea empató a dos en Swansea. John Terry disputó su cuarto partido como titular en Premier League. Ya no volvería a jugar ninguno más de inicio. Después de aquel empate en Gales, Terry sufrió una leve lesión que Conte utilizó como excusa para mantenerle alejado de la alineación. Conte ya solo le concedería seis minutos más de juego en Premier League y optó por reconvertir a César Azpilicueta como central para conformar su defensa de tres junto a Gary Cahill y David Luiz. Nadie discutirá los méritos de Terry en el Chelsea, al que ha capitaneado con éxito durante una década. Pero en esta recta final de su carrera, se ha convertido en un peso muerto. Su salario y su peso en el vestuario son dignos de la estrella que fue pero sus prestaciones actuales distan mucho de justificarlos. La temporada pasada, el Chelsea acabó renovando a regañadientes a Terry ante la presión popular. Este año no volverá a cometer el mismo error. Una suerte que ya corrió Branislav Ivanovic en enero. Al apartar al serbio y a Terry, Conte ha permitido que otros jugadores asuman sus galones y den un paso al frente, como Cahill. Además de que, en ocasiones, todo el equipo acababa jugando a lo que a Terry le convenía. Es decir, defender cerca de su portería para disimular las (cada vez más evidentes) carencias del inglés.
24 de septiembre de 2016. Conte modifica el sistema
En una primera parte fulgurante, el Arsenal arrolla al Chelsea y se marcha al descanso con un 3-0 a favor. Sin nada que perder, Conte decide volver al sistema y al modelo que tantos éxitos le dieron en la Juventus y en la selección italiana. Tras casi dos meses con defensa de cuatro en el Chelsea, Conte aplica su sistema, da entrada a Marcos Alonso y luego convierte a Victor Moses en carrilero. Ellos dos junto con los tres centrales y Thibaut Courtois se han erigido en una de las defensas más inexpugnables de la liga (25 goles encajados por 24 del Manchester United -con dos partidos menos- y 22 del Tottenham). Conte ha sido además el precursor de la defensa de tres en Inglaterra, que se ha convertido en el sistema en boga. Rivales directos como Manchester City, Tottenham o Liverpool lo han utilizado, además de otros equipos como West Ham, Everton o Watford. Conte, con sus tupidos implantes capilares al viento, marca tendencia.
26 de octubre de 2016. El Chelsea suelta lastre
Una de las claves del triunfo del Leicester la temporada pasada fueron sus prematuras eliminaciones en FA Cup y Copa de la Liga, además de su ausencia en las competiciones europeas. El Chelsea ha sido un curso similar en esta temporada. Liberado del esfuerzo extra de la Champions o la Europa League, el Chelsea solo afrontaba tres competiciones domésticas esta temporada. En FA Cup se encuentra en semifinales, mientras que en Copa de la Liga consiguió caer desde octubre, eliminando partidos entre semana. En su tercer partido en la competición, el Chelsea cayó 2-1 ante el West Ham en el Estadio Olímpico y pudo olvidarse de un trofeo menor que, además, obliga a jugar una semifinales a doble partido en enero, cuando el calendario está más cargado. Y sino, que se lo pregunten a Jürgen Klopp, que las ha disputado en dos años consecutivos y su equipo lo ha acabado pagando físicamente.
3 de diciembre de 2016. Una victoria para reafirmar el camino
Un par de meses después del cambio de sistema, cuando Conte todavía estaba ajustando sus piezas hasta convertir a su equipo en una máquina imparable, el Chelsea visitó el Etihad. El equipo de Pep Guardiola había arrancado la temporada de forma fulgurante y se había posicionado como un firme candidato al título. Al descanso, los Citizens se marcharon con ventaja por 1-0. Kevin De Bruyne tuvo una ocasión clarísima para ampliar distancias pero falló lastimosamente. Y en la segunda parte, el Chelsea presentó sus credenciales al título. Tres goles, obra de Diego Costa, Willian y Eden Hazard, dieron la vuelta al encuentro y situaron al Chelsea bajo los proyectores. La victoria de prestigio ante el todopoderoso Manchester City de Guardiola en su propia casa provocó una onda expansiva de confianza: de los jugadores en su técnico y en sus propias posibilidades de triunfo, del entorno en Conte y su capacidad para liderar a la plantilla, y de los aficionados en este nuevo proyecto post-Mourinho. Desde la derrota ante el Arsenal, el Chelsea ha perdido solo dos partidos (en White Hart Lane ante el Tottenham por 2-0 y en casa ante el Crystal Palace por 1-2), ha empatado dos (en casa del Liverpool y en la del Burnley por 1-1) y ha ganado… 21. El propio Chelsea tiene el récord de puntos en una temporada de Premier League (95 en 2004-05 con Mourinho). Si el equipo de Conte gana sus siete últimos encuentros, superará ese récord en un punto. Un dato que plasma a la perfección la apabullante superioridad del equipo de Stamford Bridge esta temporada.
