Ander Iturralde

Los zorros cazan a los dragones

En el primer partido de la historia de la Copa de Europa que se disputaba en Leicester, los chicos de Claudio Ranieri vencieron al Oporto con mayor comodidad de lo que el resultado final (1-0) indicó a pesar del asedio final de los portugueses. Tras vencer al Brujas en la primera jornada, los Foxes respondieron en un choque de mayor exigencia para mantener el liderato del grupo.

Un partido de Champions League en Leicester. Todavía sigue sonando raro, pero es la realidad. Envueltos en un ambiente inmejorable en el King Power Stadium, comenzaba el partido entre “zorros” y “dragones”. La batuta del juego estuvo en poder de los locales desde el principio hasta el gol. A excepción de un ambicioso remate de su delantero centro André Silva, el Oporto se mostró nulo en ataque a lo largo de la primera parte. Muy erráticos en la circulación de la pelota vieron cómo el Leicester se imponía con comodidad. Buscando sobre todo balones cruzados y centros laterales, crearon su cuota de problemas a la defensa visitante explotando los espacios a su espalda y la gran debilidad hoy en día de su portero Iker Casillas: los esféricos por alto. El español transmitió alguna que otra duda aunque luego cierto es que estuvo bastante correcto. Islam Slimani y Jamie Vardy desbordaron en más de una ocasión a sus oponentes, pero no fue hasta la estelar aparición de Riyad Mahrez cuando dieron con la recompensa. El Oporto no era capaz de generar acción en campo rival ante un Leicester muy intenso como siempre a la hora de recuperar la posesión en campo propio.

A raíz de una recuperación más, llegó el gol. Tras un muy buen pase para abrir el campo de Danny Drinkwater hacia el hábitat natural de Mahrez, la banda derecha, el genio argelino conectó con su compatriota Slimani gracias a un maravilloso centro con su mágica zurda. Slimani irrumpió en el área pequeña con la potencia que le caracteriza para rematar y batir a Casillas por sexta vez en su trayectoria y es que el exariete del Sporting de Portugal demostró nuevamente tener la matricula del Oporto más que fichada (cinco goles les había marcado en sus anteriores tres enfrentamientos). A partir del tanto, el Leicester pudo asentarse con mayor tranquilidad. Porque sí bien es cierto que pueden llevar la iniciativa con relativa solvencia, no hay nada en lo que destaquen tanto como contraatacar. Los portugueses no les presentaron las suficientes dificultades, y a base de robar y salir a toda mecha continuaron creando peligro, en especial a través de balones cruzados en largo hacia el área.

Más o menos se mantuvo la misma tónica en los primeros compases de una segunda mitad en la que el Oporto sí que comenzó a mostrar poco a poco un mayor grado de determinación. Pero desarmar las férreas líneas de cuatro del Leicester fue algo que no lograban culminar. Amartey y Drinkwater inexpugnables por el centro, Albrighton y Mahrez en los costados tres cuartos de lo mismo. Y luego estaba toda la línea defensiva. En todo caso, el transcurrir del partido y la llegada paulatina del cansancio acabó permitiendo a los pupilos de Nuno Espírito Santo pisar el área local con el balón en los pies.

A este cometido ayudaron también los cambios. Primero la doble sustitución que vio ingresar al césped al portugués Diogo Jota y al mexicano Hector Herrera y, sobre todo, a quince minutos para el final, la entrada del también mexicano Jesus Manuel “Tecatito” Corona. Éste fue el que más incidió en el juego y en el entramado defensivo rival, no sólo de los tres que entraron sino de todos los jugadores del conjunto luso, a excepción quizás de Otávio. En el minuto 83 de juego, Corona vio cómo uno de sus disparos colisionó en el poste en lo que supuso la ocasión más clara de los suyos en el duelo. Más por insistencia que por aptitud, apretaron a un Leicester al que puede que le faltase una pizca de ambición en el segundo periodo para condenar a su oponente. Corona había avisado y los Foxes lograron frenar el asedio final que se avecinaba. Se aventuraron en campo contrario para atascar al Oporto desde la base y así cazaron a unos “dragones” que vieron su asedio definitivo minimizado durante los cuatro minutos del descuento en los que, aun así, el Leicester resistió con ese gran oficio del que disponen y que están logrando desplegar en la máxima competición continental de clubes.


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