El Everton. Ese equipo que vive sumido en la necesidad de cumplir con las expectativas creadas al inicio de cada temporada. Ni Marco Silva, ni Roberto Martínez, ni Ronald Koeman. Ninguno de los entrenadores de esta última década ha conseguido establecer a los Toffees entre los mejores de Inglaterra a pesar del dispendio económico anual al que se acostumbra en verano en el lado azul de Stanley Park. André Gomes, Jordan Pickford o Moise Kean son algunos ejemplos de futbolistas que llegaron para subir el nivel del equipo y no fueron capaces de tirar del carro azul por falta de calidad propia o falta de acompañamiento. El islandés Gylfi Sigurdsson podría ser el vivo retrato de la constante decepción del Everton año tras año. Pero, este curso algo ha cambiado en Goodison. El acento latino se ha apoderado de la parte blue de Liverpool gracias a Carletto.
Carlo Ancelotti tomó las riendas del barco Toffee en diciembre de 2019 para, por fin, dar el impulso definitivo al Everton moderno elevando, a priori, sus prestaciones. El cuadro azul dio un salto de calidad en el banquillo con uno de los entrenadores más laureados del mundo. La primera temporada a las órdenes del técnico de Reggiolo no fue del todo buena con un discreto 12º puesto al final de la misma. No mejorando, de manera excesiva, la imagen vista con el despedido Marco Silva. Una vez más, las expectativas creadas tras la contratación del entrenador italiano, no se cumplieron. La vida sigue igual.
En este verano, tras la crisis sanitaria y con los condicionantes económicos que ello conlleva para toda la sociedad, Carletto se empeñó en adaptar el equipo a su idea manteniendo lo bueno que ya había: Digne seguiría clavándose constantemente por la izquierda en campo rival y exhibiendo su magnífico golpeo, Pickford llevaría el 1 a pesar de alguna que otra duda, Richarlison y Calvert-Lewin buscarían el gol permanentemente con velocidad y técnica o Keane dominaría el área propia apoyado por los centímetros del exótico Yerry Mina. Las bases parecían bien puestas y Carletto lo corroboró. Para rematar su obra, uno de los discípulos aventajados de Arrigo Sacchi quiso algunas piezas específicas para encajar el puzle azul sobre el tapete verde de Goodison Park. Abdoulaye Doucoré cambió Watford por Liverpool y Championship por mantenerse en Premier. El aporte físico del francomalí debería sustituir al añorado Gueye con una capacidad goleadora y el constante box to box inglés. Buen fichaje para calentar motores antes de poder otorgarle la felicidad plena al italiano poco antes del comienzo del campeonato con los fichajes de sus niños, dos futbolistas en horas bajas que siempre dieron su mejor nivel con Carlo: James y Allan.
Ese salto de calidad definitivo llegaría desde Sudamérica. Una dupla que debía poner al Everton cerca de una zona noble de la Premier League de la que se nunca se debió alejar. Cabe recordar que, antes de la llegada de Mauricio Pochettino al Tottenham, parecía que serían los dos contendientes para ocupar la sexta posición del campeonato inglés. Seis años después de la llegada del argentino a White Hart Lane, el Everton cosecha la friolera de cero veces finalizando por delante de los Spurs. Mientras que los londinenses han logrado disputar una final de Champions League, haciéndose habitual en la máxima competición continental y en la parte alta de la clasificación de la Premier. Los Toffees se estancaron en la mediocridad de la clasificación, situación que James y Allan deben sofocar de la mano de Carlo Ancelotti, el elegido.
Ni colombiano ni brasileño son nuevos en el Ancelottismo. El mediapunta coincidió con él en el Real Madrid en su primer año como blanco y el último del técnico como inquilino del banquillo local del Santiago Bernabéu. En esa campaña 2014-15, el cafetero justificó la cantidad de dinero abonada por el conjunto madrileño tras su gran actuación en el Mundial de Brasil. Gol tras gol y partido tras partido, el hoy 19 evertonian, consiguió ganarse un hueco en la alineación madridista. Para agradecer la confianza del entrenador de la Emilia Romaña, el de Cúcuta realizó, probablemente, su mejor temporada como futbolista anotando 17 dianas y 18 pases de gol en su haber en un mal curso para el todopoderoso Real Madrid. Una temporada de transición en el Santiago Bernabéu en la época dorada contemporánea del club más laureado del mundo. En un año difícil, James se ganó la confianza de Ancelotti. Amor a primera vista.
El primer matrimonio de ambos fue corto. El italiano abandonó Madrid y dejó al colombiano a merced de su suerte. Pero esta relación no iba a terminar ahí. En la primera ocasión que se pudo dar la situación, se concretó. Carletto se llevó a James al Bayern de Múnich cuando el italiano se hizo cargo del banquillo bávaro, aunque el vínculo amoroso se rompió pronto por la marcha del italiano de tierras germanas. En octubre, por la mala relación del técnico con los pesos pesados del vestuario, se separó la dualidad entre el gigante alemán y el entrenador de la ceja. Solo cinco partidos compartieron ambos con la camiseta roja del FC Bayern. No pudieron vivir demasiado su reencuentro, dicen que segundas partes nunca fueron buenas. El colombiano tuvo que regresar al Bernabéu y, más tarde, salir por la falta de entendimiento con Zidane en la capital de España. En realidad, James nunca fue feliz en Madrid desde que Carlo lo dejó solo. Porque el primer amor nunca se olvida. Años después, por fin, pudieron volver a unir sus caminos en Liverpool, donde The Beattles comenzó su trayectoria y donde Rodríguez quiere hacerse leyenda.
El otro futbolista que ha aterrizado en Inglaterra de la mano de Ancelotti es el brasileño Allan Marques. Un jugador, probablemente, menos conocido que el colombiano pero que, sin duda, pertenece a la élite europea. El actual 6 azul es un centrocampista destaca por sus cualidades en defensa y la capacidad para presionar el balón derivada de sus portentosas características físicas descomunales y que, además, posee la habilidad de llegar al área rival aunque no sea su principal virtud. No se puede decir que sea un especialista ofensivo pero es un gran receptor y pasador en la primera línea, de los centrales a los centrocampistas arrancando la jugada de forma limpia.
En el verano de 2018, Ancelotti puso rumbo a Napoli para hacerse cargo del club partenopeo. El centrocampista brasileño era considerado uno de los jugadores importantes del plantel pero, quizás, Allan realizó su mejor temporada futbolística durante el curso que compartió con el entrenador tricampeón de Europa en el sur de Italia, en la cual se hizo un nombre en el fútbol mundial. El carioca pasó a ser una pieza imprescindible para el técnico de Reggiolo y este no dudó en llevarlo a Liverpool para convertirse directamente en el eje central de la alineación de Carletto.
Allan le debe mucho a Ancelotti. Eso es evidente. Bajo el tutelaje de Carlo, el de Río de Janeiro consiguió ser internacional absoluto con la selección de Brasil muchos años después de emigrar de su país natal. Durante la trayectoria de Carletto en Napoli, Allan consiguió alzarse, incluso, campeón de la Copa América celebrada en Brasil en el verano de 2019. De hecho, desde la separación de Ancelotti y Allan, el actual centrocampista del Everton no ha vuelto a vestir la camiseta de la seleçao. De esta forma se puede advertir la importancia del técnico en la carrera del brasileño.
En esta venta de fichajes tan atípica, Ancelotti fue capaz de unir los caminos de sus dos alumnos aventajados en el Everton. Ahora, ambos deben ser las piezas que terminen de encajar para concretar la idea que tiene Ancelotti de su equipo. Allan debe agarrar el balón de los centrales y hacérselo llegar a James para que este invente con su zurda mágica. Un italiano, un colombiano y un brasileño en Liverpool. Lo que puede parecer un chiste, se ha convertido en la columna vertebral del proyecto ambicioso del Everton creado para, por fin, ser exitoso.
El Everton de Ancelotti ya se parece más a lo que el italiano quiere. Los centrocampistas han dejado de ser meros espectadores viendo pasar el balón por encima de sus cabezas para convertirse en la piedra angular encargada de manejar el juego de los Toffees. El cuero ha dejado de ser pateado violentamente de un lado a otra para ser tratado con delicadeza y acariciado dulcemente por un colombiano exiliado a Liverpool desde Madrid. James y Allan. Marques y Rodríguez. Los nuevos ídolos de los Toffees liderados por Carletto, un entrenador elegido para subir el nivel del Everton a la altura de sus expectativas y exigencias.