El falso uno
“Tras poner otra vez de moda el “falso nueve” en Barcelona, ahora Pep Guardiola ha inventado el “falso uno” en Mánchester”. Esta broma, que ha hecho fortuna esta temporada, es el mejor resumen de la primera experiencia de Claudio Bravo en el fútbol inglés. El debut del chileno ya permitió entrever que su adaptación a la Premier League no sería sencilla. Un error suyo permitió a Zlatan Ibrahimovic reducir distancias en el derbi de Mánchester de Old Trafford en septiembre. A finales de ese mes, Bravo encajó tres goles en Champions League ante el Celtic de Glasgow y en octubre acabó expulsado en el Camp Nou, donde el Manchester City cayó por 4-0 ante el Barcelona. El empate en casa ante el Tottenham el 21 de enero colmó la paciencia de Guardiola y Bravo no volvió a jugar en liga hasta casi tres meses después. A sus 34 años, Bravo no es el futuro del Manchester City y sus actuaciones de esta temporada parecen indicar que tampoco el presente. El juego de posición de Guardiola requiere un portero con unas características muy específicas: con balón, debe convertirse prácticamente en un libre, con soltura para jugar en corto con centrales y en largo con laterales o carrileros; en defensa, debe ser especialmente hábil en el uno contra uno: a estos equipos suelen generarles pocas ocasiones pero claras. Tras trabajar con Víctor Valdés y Manuel Neuer, Guardiola necesita hallar un número uno sobre el que construir su juego.
Arrastrar a las masas
A pesar de que la llegada de Guardiola al City provocó una enorme expectación que el hábil departamento de marketing y comunicación del club supo amplificar, el fútbol del equipo no ha estado a la altura de las expectativas. El club ofrece el cuarto abono de temporada más barato de la Premier League (tras Hull City, West Ham y Stoke City), lo cual le ha permitido estar entre los once equipos de la liga que supera el 98% de ocupación. Sin embargo, en Champions, donde los aficionados deben pagar aparte, el equipo no ha logrado arrastrar al público. La media de asistencia al Etihad para los partidos europeos ha superado por poco los 47.000 espectadores cuando la capacidad es superior a los 55.000 asientos. Esta temporada, el club ha marcado 32 goles en liga en casa. En la primera temporada de Manuel Pellegrini, marcó casi el doble, 63, y nunca bajó de 40 (44 y 47 en su segunda y tercera temporada). En la mejor temporada de Roberto Mancini, el City marcó 55 goles en casa en liga y 41 en la última. Al aficionado del Manchester City no le importaría ver menos pases si eso significa celebrar más goles.
La posición más influyente del juego de posición
Todos los integrantes de un modelo de juego son igual de importantes pero, en el tradicional 4-3-3- del juego de posición, el medio centro representa la esencia del sistema. Es ese contratenor sin el cual el tenor y la soprano no podrían llevarse los aplausos. Es el secundario que permite al protagonista lucirse en la pantalla. Ese jugador debe reunir ciertas dotes difíciles de encontrar. Tipos como Sergio Busquets o Xabi Alonso no son rápidos como un lateral del Tottenham, ni contundentes como un central del Stoke, ni letales como un delantero del Manchester United. Pero son más inteligentes que todos ellos. Comprenden el juego y son siempre conscientes de los movimientos de sus compañeros y de los rivales. Saben cuándo deben incrustarse entre centrales para formar una línea de tres, saben cuándo deben adelantar su posición para recibir a la espalda del punta, cuándo caer a la posición del lateral derecho para recibir, cuándo acompañar al media punta. Es como una anónima pieza del Jenga. Mientras está, la torre aguanta. Desaparece y todo vuela en mil pedazos. Y Guardiola no la tiene. A Fernandinho le falta la calidad con el balón, a Yaya Touré le falta aliento, Ilkay Gundogan está más cerca del box-to-box que de ese perfil. Guardiola deberá buscarlo en el mercado o inventarse uno, como ya hizo con Philip Lahm, por ejemplo.
Renovar la plantilla, segunda parte
El verano pasado, Pep Guardiola emprendió la urgente renovación de la plantilla. A tal efecto, fichó a John Stones (22 años), Leroy Sané (21), Gabriel Jesus (20) y dejó marchar a jugadores como Martín Demichelis. Este verano, Guardiola debe proseguir este proceso. En especial, con la línea defensiva. Los cuatro laterales del equipo han superado la treintena (Aleksandr Kolarov y Gaël Clichy tienen 31, Pablo Zabaleta 32 y Bacary Sagna 34), igual que el capitán Vincent Kompany (31). Guardiola ha reconvertido con éxito a Kolarov en central pero los otros tres laterales afrontan un futuro incierto en el Etihad. Eso significa que en el próximo mercado Guardiola deberá incorporar al menos un lateral derecho y un lateral izquierdo.
El técnico catalán también deberá decidir qué hace con dos de los futbolistas más importantes de la historia reciente del club, Yaya Touré (33) y David Silva (31). Ambos han sido titulares en la segunda parte de la temporada, junto con el polivalente Fernandinho (32). Lo lógico sería que Guardiola dejara marchar a Touré para liberar recursos (el marfileño tiene el sueldo más alto de la plantilla) pero retuviera al influyente Silva, una debilidad reconocida, y al útil Fernandinho, al que esta temporada ha utilizado como central, lateral derecho, medio centro e interior.
El futuro de Agüero
La irrupción de Gabriel Jesus en enero generó un problema inesperado para Guardiola. Sergio Agüero es toda una institución en el City (es el segundo máximo anotador de la historia del club) y un tipo muy querido por los aficionados pero el estado de forma del adolescente brasileño y los altibajos goleadores del propio Agüero convencieron a Guardiola de relegar al argentino al banquillo. La lesión de Gabriel Jesus resolvió temporalmente el problema hasta este final de temporada, en que Guardiola ha probado a juntar a ambos delanteros con escaso éxito. Agüero es un peso pesado con un sueldo desorbitado que podría convertirse en un problema en caso de que Guardiola se decida a sentarle en el banquillo de forma recurrente. El catalán deberá meditar detenidamente si retiene a un potencialmente descontento Agüero o le deja marchar para fichar a otro delantero más adaptado a las características de su modelo de juego… y más fácil de relegar.