Alberto Ardila

‘Mo’ Salah y otras maneras de vivir con nostalgia

El delantero egipcio navega una marcha por debajo de la velocidad de crucero del Liverpool y busca recuperar el nivel estelar que exhibió la temporada pasada.

Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor y quizás ese pensamiento pueda estar rondando la cabeza de Mohamed Salah. Quizás tenga clavado en su memoria aquel fatídico 26 de mayo de 2018 en el que pugnó con Sergio Ramos por un balón en la final de la Champions League con suerte desigual. El hombro del veloz delantero hizo ‘crack’ y puso en jaque su participación mundialista. Probablemente, ese era el dolor que más escocía al egipcio, que desde entonces no ha levantado cabeza.

Aunque hincaron rodilla ante el Real Madrid, su Liverpool ha seguido progresando con el sello inconfundible de Jürgen Klopp. El conjunto Red no sabe lo que es perder en los siete partidos que lleva disputados de Premier League (seis victorias y un empate). Solo han claudicado en una ocasión, hace unas horas ante el Napoli en el siempre ardiente San Paolo. Sin embargo, llama especialmente la atención la baja contribución de su jugador franquicia. Salah ha jugado los siete choques de Premier League, un total de 584 minutos, pero solo ha sido capaz de perforar la meta rival en tres ocasiones, así como de repartir una asistencia. Unos números que todavía están muy lejos de los 44 tantos en 52 encuentros que sumó en la temporada 2017-2018. Uno de ellos valedor del premio The Best a mejor gol. Una mala racha que se ha extendido a la competición continental.

‘Mo’ se presentaba como una de las principales bazas de su conjunto para hincarle el diente al Napoli de Carlo Ancelotti. El técnico italiano está empezando a dar con la tecla y su proyecto, aún en ciernes, ha despertado la ilusión a los tifosi. El Liverpool era una buena piedra de toque para ver de qué pasta están hechos los napolitanos y el encuentro no decepcionó. Un carrusel de ocasiones para los locales, algo faltos de acierto. Menos mal que Lorenzo Insigne pasaba por allí en el minuto 90, poner el 1-0 y prender en llamas el estadio… y a los de Klopp. Primera derrota para ellos y discretísimo partido de un Salah que se perdió en la tela de araña defensiva que Carletto tejió, con Kalidou Koulibaly y Mario Rúi haciendo el dos contra uno y Fabián Ruiz echando un cable en defensa. El egipcio volvió a mostrarse inédito y lejos del futbolista incisivo que es.

 


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Es difícil encontrar motivos que sustenten este descenso de su rendimiento, pero lo que sí es cierto es que la regularidad es uno de los bienes más preciados del fútbol y que solo una terna de elegidos posee. Ser constante en vez de esporádico es un aspecto que puede llegar a definir la calidad e influencia de un jugador en este maravilloso escenario balompédico. Valga como anécdota que pese a perder el partido en el último minuto, Salah tuvo una muestra de admiración y gratitud con Ancelotti, el culpable en gran parte de su poca aportación, y nada más pitar el final se fue a buscarle para regalarle su camiseta.

Cuando el Liverpool pago a la Roma 40 millones de euros por hacerse con sus servicios hay quien se echó las manos a la cabeza. En la Serie A dio habida cuenta de una velocidad y una habilidad para superar rivales casi heroica, pero nadie podía sospechar que se destaparía como el goleador de instinto asesino en el que se convirtió la pasada campaña. Sea como fuere, es posible que Salah esté siendo víctima de sí mismo, de ese mal de altura y de la dificultad que supone mantener un nivel tan alto.

Si algo bueno tiene el fútbol es que apenas regala lugar para la pausa y en unos días ‘Mo’ Salah tiene una oportunidad de oro para reclamar su protagonismo en uno de esos encuentros de altos vuelos que solo la Premier League tiene. Liverpool-Manchester City, o lo que es lo mismo, duelo de líderes, de dos equipos empatados a prácticamente todo y que servirá para comprobar qué escuadra tiene más moldes para ser campeón. Un choque apetecible y que Salah no se quiere perder por nada del mundo. Una buena actuación suya podría borrar este mal sabor de boca actual.

Nadie duda de Salah, ni tan siquiera él mismo, pero igual de cierto es que las galopadas por el flanco derecho ya no lo son tanto y que los disparos que entraban por la escuadra hoy no cogen portería. Pero si hay algo que se ha ganado es el derecho a tener crédito. Sus compañeros, encabezados por sus socios en ataque (Sadio Mané y Roberto Firmino) siguen creyendo en él; también Klopp, que continúa apostando por ese 4-3-3 que tanto favorece la explosividad del egipcio y del senegalés, complementados por la inteligencia táctica del brasileño. También cuenta con el apoyo de una hinchada que le venera y que cada partido entona a viva voz aquello de: Mo Salah, Running down the wing. Salah, lah, lah, lah, lah, egyptian King… El Liverpool espera paciente que la sonrisa de su rey vuelva a dibujarse en su rostro, ese sería el mejor síntoma posible. 

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Alberto Ardila