Se hizo oficial lo que se esperaba desde enero. José Mourinho es el nuevo entrenador del Manchester United. El ínclito entrenador portugués recala en Old Trafford para las tres próximas temporadas en Old Trafford (aunque con The Special One nadie puede fiarse nunca). El periplo de Louis Van Gaal ha tenido más sombras que luces y la capacidad de competir por la Premier League ha sido poco mejor que con David Moyes en el banquillo. La sombra de Sir Alex Ferguson sigue siendo alargada.
Y ese espectro de gloria y reverberación nacional e internacional sigue muy latente. A pesar de ser únicamente tres los años que lleva el equipo mancuniano sin el legendario entrenador escocés, las sensaciones son de más de un lustro o casi una década viendo la incapacidad e ineptitud para terminar de voltear un peregrinaje acabado. Ferguson ha sido, es y será una institución en el Manchester United pero es necesario olvidar su recuerdo y no procrastinar más la añoranza de una etapa finita.
Mourinho llega en un contexto que le encanta y en el que sabe moverse mejor que nadie. Recala en el club en un momento de pérdida de identidad y avidez de títulos. Al igual que cuando llegó al Oporto, al Chelsea y al Inter de Milán. La mayoría, jugadores que no han ganado títulos europeos y muy pocos la Premier League. Ante esa ignorada experiencia, los jugadores se entregan en su totalidad a la sapiencia del entrenador portugués. Su premisa hacia esos planteles fue: “Seguid mis instrucciones y os haré campeones”.
Leyendas del Manchester United no apoyaban la decisión de contratar al entrenador de Setúbal. Sir Bobby Charlton o Ryan Giggs, por citar algunos ejemplos, no eran partidarios de su contratación. Pero el club no se puede permitir postergar más la reconstrucción del club y tiene que volver a ser un referente en el panorama inglés y europeo.
Los colosales contratos que se están firmando actualmente en el mundo del fútbol exigen la participación fija en la Champions League y competir siempre por el título liguero. De nada vale caer en fase de grupos de la Liga de Campeones y ganar la FA Cup sacando a jugadores canteranos a lo largo del año (recado para Louis). Con este panorama, el equipo está rezagándose respecto a otros titanes europeos como el Real Madrid, el Barcelona y el Bayern Munich. Al igual que le ha pasado al Chelsea con su horrenda temporada. El Paris Saint-Germain asoma y viendo la regularidad de la Juventus de Turín las últimas temporadas, no sería de extrañar que empezaran a ganar terreno.
Mourinho es una garantía. Independientemente de su estrepitoso último año con el Chelsea. Es un entrenador ganador. Con un currículum envidiable para cualquier técnico del mundo. Tiene carisma, personalidad, seguridad, una metodología de trabajo medida al detalle y un respeto reverencial por parte del mundo del fútbol (de los que lo componen, no de los aficionados). Es metódico, racional. Y también muy íntegro en su forma de entender el fútbol respecto a su forma de ver la vida. Si genera esa admiración y animadversión a la vez sin dejar indiferente a nadie es porque da la cara y dice lo que piensa. No finge. No es de tópicos.
Su filosofía futbolística de organización y equilibrio por encima de todo no enlaza bien con la idiosincrasia del Manchester United. Es cierto. Pero ni con David Moyes ni con Louis Van Gaal se ha visto un juego vistoso y de albedrío y deleite ofensivo. Y tanto con el exentrenador del Everton como con el holandés no se han conseguido resultados. Con Mourinho muy probablemente que sí se consigan.
Espera un verano muy movido en Manchester. Para los dos equipos de la ciudad. Pero ajustándonos al caso del equipo de Old Trafford, la reforma en el vestuario será una incógnita. Mourinho es un hombre de retoques en las plantillas. Pero no de grandes revoluciones. Tiene una gran capacidad de adaptación y flexibilidad para gestionar sus recursos. Quizá la principal disyuntiva sea de qué manera administrará la prometedora generación de jóvenes promesas que tiene el equipo. The Special One no es proclive a confiar en la cantera ni en los jugadores jóvenes. Sino en los experimentados y contrastados. Sin duda, Wayne Rooney será para él un jugador fundamental. Ya en su estancia en el Real Madrid, dijo que si pudiera elegir un jugador a entrenar sería el capitán inglés.
El Manchester United tiene mucho dinero. Y ahora un gran entrenador. Le falta formar un proyecto, fijar los objetivos a corto, medio y largo plazo y empezar a trabajar. Tendrá el hándicap de jugar la Europa League y la igualdad económica que existe en los equipos de la Premier. A día de hoy, sería difícil argumentar algún motivo para recalar antes en Old Trafford que en el Tottenham o el Manchester City. Tanto los Spurs como los Sky Blues (por citar un par de ejemplos) tienen un buen montante económico, un futuro prometedor y además, `plaza en la Liga de Campeones.

Son muchas las incógnitas que surgen a raíz de la llegada de uno de los mejores entrenadores del mundo a uno de los referentes de la Premier League (hasta hace tres años, el referente). Pero también las expectativas son asombrosas. Mourinho tiene la habilidad y la inteligencia para saber manejar un transatlántico como es el del Manchester United. Eso sí, no se sabe por cuánto tiempo.
El entrenador portugués se ha convertido en la Mary Poppins del fútbol. Llega, subsana las dificultades y se marcha. Y, en muchas ocasiones, con poco reconocimiento a su labor. Llevó al Oporto a la gloria conquistando en años consecutivos la Copa de la UEFA y la Copa de Europa. Convirtió al Chelsea en una referencia en Inglaterra en su primera estancia. Alcanzó el edén futbolístico con el triplete del Inter en 2010 y terminó con la hegemonía del Barcelona en el fútbol español durante su itinerario en el Real Madrid. Únicamente su ulterior paso por Stamford Bridge finalizó con un sabor agridulce consiguiendo únicamente una Premier League en tres años como logro reseñable.
José Mourinho completa una amalgama de los mejores entrenadores del mundo en la Premier League. Josep Guardiola en el Manchester City, Jürgen Klopp en el Liverpool, Arsène Wenger en el Arsenal, Mauricio Pocchetino en el Tottenham, Ronald Koeman en el Southampton, Antonio Conte en el Chelsea y el avejentado y heroico Claudio Ranieri en el Leicester. Poco más se puede pedir.
El Manchester United encara una nueva etapa con un nuevo comandante. El viaje promete polémica y muchas emociones. Se espera un fútbol de mayor calidad y competitividad en Old Trafford. El verano se presenta largo y tedioso antes de que empiece de nuevo la fiesta. Y en esta ocasión, seguro que los Red Devils no se aburrirán. Mourinho se encargará de eso.