Ilie Oleart

Oblak frena al Arsenal

El Arsenal no pudo pasar del empate a uno en la ida de las semifinales de la Europa League. A pesar de jugar con diez durante casi todo el partido, los Gunners fueron víctimas de sus propios errores y del acierto de Jan Oblak.

En la previa del encuentro, Arsène Wenger reconoció que no había sido idea suya abandonar el club este verano. En otras palabras, que le había echado. Su última misión es dejar al Arsenal en la Champions League. Pero, para eso, deberán ganar la Europa League. Algo que, tras el 1-1 cosechado en el Arsenal, se antoja poco menos que imposible.

Y, sin embargo, el partido no pudo comenzar mejor para los Gunners. Al minuto de juego, el lateral derecho Šime Vrsaljko vio la primera tarjeta amarilla, siete minutos después vio la segunda y un par más tarde, fue Diego Simeone quien emprendió el camino de la grada tras pedir con excesiva vehemencia una cartulina para Héctor Bellerín. En diez minutos, el Atlético estaba con diez y sin entrenador. Pero ni así.

Si hay un equipo que está acostumbrado a vivir sin la pelota, ese es el Atlético de Madrid. En la segunda parte, el Arsenal acumuló un 82% de la posesión y, sin embargo, el resultado fue de 1-1. Desde la grada, Simeone transmitía sus órdenes a sus jugadores aunque no hacía ninguna falta. Esta plantilla del Atlético de Madrid acumula sobrada experiencia en este tipo de encuentros. En los últimos años, estos jugadores han ganado una liga en el Camp Nou y han disputado un par de finales de Champions. Al contrario que el Arsenal, que no pasa de octavos de final de la Champions League desde 2010.

Simeone recompuso su equipo colocando a Thomas Partey como lateral derecho, un jugador polivalente, correcto, que plasma a la perfección el saber hacer y la sobriedad de este Atleti. Antoine Griezmann pasó a ocupar la banda y el equipo madrileño se acurrucó en un 4-4-1 con las líneas muy juntas. Sabedor de su superioridad en el juego aéreo con ese coloso llamado Diego Godín, el Atleti cedió voluntariamente las bandas y permitió al Arsenal centrar desde posiciones alejadas con el objetivo de acumular sus tropas en la zona central. Los Gunners se cansaron de centrar pero en escasas ocasiones hallaron la cabeza de un compañero.

Y cuando el Arsenal logró disparar (lo hizo hasta en 28 ocasiones) se topó con el último escollo. Jan Oblak es, a día de hoy, uno de los tres mejores porteros del mundo, al nivel de David De Gea o Marc-André ter Stegen. El portero del Atleti lo paró todo: por bajo, por alto, a media altura, desde cerca, desde lejos, potente, colocado, no importa. Él solo se bastó para desesperar a todo el Arsenal. Los gestos de desesperación de los jugadores de los Gunners cada vez que su mano, su pie, su pecho o cualquier otra parte de su anatomía se interpusieron en sus disparos cuando parecían destinados al fondo de las mallas hablaban por sí solos.

Solo Alexandre Lacazette, que asumió los galones de líder y de referencia ofensiva ante la ausencia de Pierre-Emerick Aubameyang (no puede disputar la Europa League por haber jugado en el Borussia Dortmund esta temporada), fue capaz de batir a Oblak tras un centro de Jack Wilshere por la izquierda al que el delantero francés alcanzó a rematar tras un salto espectacular.

Pero los que conocemos el Arsenal sabíamos que la tragedia aguardaba a la vuelta de la esquina. Y el equipo no nos defraudó. En el único ataque del Atleti en toda la segunda parte, Griezmann aprovechó la pasividad, la lentitud y la torpeza de la zaga del Arsenal para poner el definitivo 1-1 que deja la eliminatoria muy favorable para su equipo.

En la grada, Simeone celebró el tanto con su pasión habitual. El argentino ha sido expulsado en una final de Champions League, en una semifinal de Europa League y en unos cuartos de final de la Copa del Rey. El técnico se colocó cerca de Ivan Gazidis, el director general del Arsenal, que posiblemente pudo comprobar de cerca lo que le ha faltado a su propio equipo durante años. Esa pasión, esas ansias de victoria, esa falta de escrúpulos para ganar como haga falta. A pesar de no tener el balón, el Atleti fue siempre el que dictó por qué derroteros debía transcurrir el partido. El equipo de Simeone domina el fútbol y todo lo que lo rodea. El Arsenal perdió hace mucho tiempo ese dominio de las circunstancias anexas al juego. Y en Europa, es imprescindible.

Lo peor es que el Arsenal mostró hoy su mejor cara sobre el césped. Los Gunners presionaron después de cada pérdida de balón, acorralaron al Atleti y dispusieron de varias oportunidades más o menos claras. Pero incluso en su mejor día y contra diez jugadores, fueron incapaces de ganar. No existe mejor definición de lo que es el Arsenal a día de hoy.

En la previa, Wenger afirmó que, con algunas incorporaciones, este equipo podía luchar por la liga. Sus jugadores no tardaron ni 24 horas en desmentirle. La defensa volvió a mostrar las mismas desconexiones de siempre que acabaron costando el partido. Aaron Ramsey desperdició media docena de oportunidades, igual que Lacazette. Danny Welbeck, que ocupó la banda izquierda, es un tipo que solo tiene dos piernas a efectos de simetría porque la zurda no le sirve para nada. Por no hablar del banquillo, tan mísero que Wenger optó por renunciar a los cambios y los mismos once disputaron los noventa minutos.

El Arsenal deberá marcar al menos un gol en Madrid. Y visto lo visto, no será fácil. El Atlético no ha encajado un solo gol en casa en los últimos once partidos. De hecho, en toda la temporada, los colchoneros solo han encajado cuatro goles en casa. Mientras, el Arsenal ha perdido todos sus partidos fuera de casa en liga en 2018. Incluyendo visitas a Swansea, Brighton, Bournemouth o Newcastle. No parece que Madrid vaya a ser más sencillo. La cosa pinta complicada.

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Ilie Oleart