Tienen algo especial los mercados de traspasos en el fútbol. Una energía única. Ver a jugadores cambiar de destino, de equipo, alterar el flujo normal del día a día, del partido a partido. Son pequeños detalles, pero al final los detalles lo son todo. El mercado de verano es más largo, vive en una realidad en la que no compite tanto por el protagonismo como lo hace el de invierno, pues en este mundillo copa la máxima atención cuando no hay Mundial, Eurocopa y todavía no han empezado las ligas. Al menos en Europa. El de invierno, en cambio, entra rampante en la rutina. Irrumpe con fuerza en medio de la temporada para que los que más lo necesitan se refuercen. Para que den ese golpe de efecto que sus malas, o al menos mejorables, dinámicas les obligan a dar.
A veces es porque no supieron hacer lo suficiente en verano para asegurarse una buena posición a estas alturas de la campaña respecto a sus objetivos. A veces es por la mala suerte; lo habías planeado todo bien, habías hecho tu trabajo y de repente un contratiempo puede destrozarte. O a veces puedes ser víctima de ese fenómeno que encarna en diferentes formas el Arsenal. A pesar de doblar cada puesto, acabas teniendo que hacer inventos. Este año, el fenómeno se ha producido en el centro del campo. Las lesiones de Santi Cazorla y Francis Coquelin, y la marcha de Mohamed Elneny a la Copa de África han obligado a Wenger a colocar a Oxlade-Chamberlain o Ramsey como acompañantes de Xhaka. Hasta que este último sea sancionado. Que alguien llame a Kim Källström.
Barton vuelve al Burnley
Quien antes de comerse incluso las uvas de fin de año ya tenía preparado un refuerzo era Sean Dyche para el Burnley: Joey Barton. Sus detractores tiene, pero tras un infausto paso por el Rangers de Glasgow, el Burnley todavía le quería. A pesar de que se fue en verano para irse al conjunto escocés en busca de nuevos retos, en Turf Moor seguían con los brazos abiertos. No por casualidad y es que Barton dio la temporada pasada, sí que es cierto que en segunda división, uno de los mejores años de su carrera. Tanto que los aficionados le nombraron jugador del año a pesar de tener en sus filas al máximo goleador de la liga, Andre Gray. Barton siempre ha sido una persona inquieta, mental y físicamente. Apuntó muy alto cuando empezó y cierto es que nunca cumplió con las expectativas. Quizá no sea tan bueno como él cree que es, pero es un jugador que tratado de la manera indicada, como bien ha demostrado Dyche, es uno al que siempre vas a querer en tu equipo. Con Dyche encontró la armonía que no ha encontrado con ningún otro entrenador. Y eso le ha hecho ganarse su vuelta a un equipo que ya le encontró reemplazo. Su posible reencuentro con Ibrahimovic promete.
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El Bristol City tiene más dinero que el Preston
Pero no mejor equipo. Al menos todavía. Por ello el Bristol ha fichado al internacional australiano Bailey Wright, central titular y pilar del Preston North End durante los últimos años. El Bristol tiene más dinero y probablemente un proyecto más atractivo, pero es un equipo fundamentalmente más frágil e inconsistente. Empezaron la temporada de fábula, mientras que para el Preston fue exactamente lo contrario. Ahora, sin embargo, es al revés, encontrándose el Bristol en 18º lugar mientras que el Preston está 11º.
No sólo Wright llega a la costa suroeste del país, también lo hacen el alemán, también central (aunque de mayor versatilidad), Jens Hegeler y el delantero bosnio Milan Djuric. Llegados éstos respectivamente del Hertha de Berlín y del Cesena italiano, se espera que den un salto de calidad al equipo. Un equipo que, como decía, ha caído, que está inmerso en una horripilante racha de nueve derrotas en sus últimos diez partidos de liga, pero que ilusionó en el arranque de curso y que todavía puede remontar.
Cambio de planes
En el Chelsea no son tontos y no han hecho caso omiso a la evidencia. A Izzy Brown, una de sus perlas más brillantes de su academia, sobre todo hace un par de años, lo habían cedido al Rotherham en agosto después de un año irregular en el Vitesse en la Eredivisie. Aparentemente no había muchos más pretendientes o que al menos le garantizasen protagonismo al habilidoso extremo. El Rotherham era uno de los máximo favoritos a perder la categoría a principio de campaña en segunda división y el transcurso de la misma lo ha confirmado, situado el equipo en estos momentos en último lugar y a doce puntos de la salvación. Un descenso curte, desde luego, pero no es necesariamente beneficioso cuando todavía estás intentado forjarte un nombre. Ante dicha tesitura, el Chelsea, que sólo le había cedido hasta enero, ha decidido sacar a Brown de ahí para mandarle, también cedido, al cuarto clasificado: el Huddersfield Town. Un equipo que está jugando muy, muy bien, que cuenta con un ataque realmente dinámico en el que él debería encajar y en el que además está desarrollándose adecuadamente otra perla Blue como es el media punta Kasey Palmer.
Despedidas
Durante las últimas semanas, en las redes sociales se han tenido diversos debates filosóficos y no tan filosóficos sobre la marcha de jugadores de relumbrón al fútbol chino desde el fútbol europeo. Una conclusión a la que he llegado es que sólo molesta cuando es un jugador importante a ojos del gran público. Gente como Tévez, que bien es cierto que llega desde el fútbol argentino, u Óscar, han sido dos de los principales detonantes. Que acudan al mismo destino otros como John Obi Mikel o Tjaronn Chery no molesta tanto. Éstos no están «tirando» su carrera, por así decirlo.
El caso es que tanto Obi Mikel como Chery como Óscar abandonan el fútbol inglés, curiosamente los tres el oeste de Londres, para emprender un nuevo reto en el emergente balompié chino. Óscar deja el Chelsea, donde había caído a un rol totalmente secundario, para incorporarse al Shanghai SIPG, donde se encontrará con su compañero de selección Hulk y su exentrenador Andre Villas-Boas.
Chery, por su parte, se marcha del Queens Park Rangers. Fichó por el conjunto londinense hace año y medio y ha demostrado ser el jugador más habilidoso, con mayor técnica y probablemente con mayor calidad del equipo. Pero también ha sido uno de los más inconsistentes, por lo que cuatro millones de libras han convencido al club para dejarle ir al Guizhou Hengfeng Zhicheng.
Por último, Obi Mikel sale de un Chelsea en el que en cierta medida se había convertido en emblemático. Llegado en verano de 2006, ha estado durante más de una década en Stamford Bridge. Era, tras Terry, el jugador más longevo en el club y uno de los cinco que quedaban de los que conquistaron la legendaria Champions League de 2012. En busca de nuevas aventuras después de un largo tiempo contemplando al Chelsea desde el banquillo, le han dejado marcharse libre al Tianjin Teda. Se le podrá desprestigiar todo lo que se quiera, pero el fútbol chino poco a poco va incrementando su presencia.
