Ola se fue sin romper
Ola se fue sin romper. Ola John cerca estuvo de hacerlo en Reading pero en Wolverhampton no ha tenido casi ni la oportunidad de intentarlo. Empezamos con el peor chiste posible para que a partir de aquí todo sea subida. Ola John iba a comerse el mundo y de momento lo que comerá, se presupone, será el tradicional pulpo a la gallega en su nuevo destino: A Coruña. Hermano de un personaje de culto del fútbol inglés hace años, Collins John, Ola empezó su carrera rompiendo como pocos lo han hecho. Tuvo un impacto atronador con la camiseta del Twente y el Benfica le fichó por 12 millones. Se dio forma a una unión que nunca ha fructificado. Después cayó en Inglaterra. En Reading generó esperanzadores chispazos. Gozó de cierta regularidad, pero el equipo acabó yendo en otra dirección y Ola fue a parar a Wolverhampton. A posteriori es muy fácil juzgar, pero no parecía el equipo idóneo porque había demasiada competencia. Demasiada en el sentido de haber un overbooking abrumador en esa parcela del campo, la de tres cuartos. Con el primer entrenador, Walter Zenga, no contó. Después se lesionó y se acabó. Con tanto jugador por delante, su marcha era la mejor salida. Ahora recala, también cedido por el Benfica, en un Deportivo de La Coruña en el que tendrá una nueva oportunidad. Veremos si en una ciudad donde las olas rompen a diario, él también lo puede hacer.
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Un hermano en cada bando
El Birmingham City cerró el otro día el primer fichaje de la era Gianfranco Zola: Craig Gardner. El paso de las jornadas ha demostrado que la plantilla del equipo, gracias a su anterior entrenador Gary Rowett, estaba rindiendo por encima de su nivel individual. Por ello, toda la ayuda que puedan obtener será bienvenida por el técnico italiano. En este caso esa ayuda es Gardner, que ya ganó con el Birmingham City la Copa de la Liga en 2012. Llega cedido por un West Brom en el que estaba encallado en un rol secundario. Aunque él empezó su carrera en el Aston Villa. Otro día habría que hablar de la facilidad con la que van los jugadores de un equipo a otro en la zona metropolitana de Birmingham. La cantidad de jugadores que transitan, en cualquier sentido, entre Wolverhampton, West Brom, Birmingham City y Aston Villa es impresionante. El caso es que con éstos dos últimos, este año en segunda, el segundo derbi de la temporada entre ambos podría tener sobre el campo a un hermano en cada bando. Gary Gardner, el pequeño por seis años, con el Villa, y Craig Gardner con el Birmingham. Ambos medio centros de un perfil bastante similar: de pico y pala con un aceptable manejo de balón y llegada. Todo quedará en familia.
Schneiderlin
Hace año y medio, cuando Morgan Schneiderlin fichó por el Manchester United, dije que marcaría una era. Que trascendería con la camiseta del club no muy lejos de la forma de la que lo hicieron leyendas como Scholes o Giggs. Fue una predicción tremendamente osada pero es que en aquel momento venía de ser el mejor medio centro de la liga. En un Southampton que se regeneró de la primera gran oleada de ventas, en verano de 2013 con las salidas de los Lallana, Lovren y compañía, él fue uno de los grandes responsables de que el equipo mejorase a su campaña anterior. Se había convertido en un maestro de las intercepciones de balón, de estar siempre bien situado, de ser un gran iniciador de la jugada. Salvando las distancias, parecía el nuevo Sergio Busquets. Había crecido de una forma sostenida en el Southampton hasta ser una estrella de la Premier League. Llegó el Manchester United y él se fue con ellos. Daba la sensación de ser el relevo perfecto para Carrick. Pero jamás tuvo la constancia necesaria. Con van Gaal no se convirtió en fijo y eso le dificultó mucho las cosas. Al final, apenas jugaba y cuando lo hacía no estaba lo suficientemente rodado. Y esta temporada con Mourinho ha pasado lo mismo hasta que ha aparecido el entrenador del mejor año de su carrera: Ronald Koeman. El Everton ha hecho al United recuperar gran parte de su inversión y se he hecho con los servicios de un jugador que todavía mantiene un enorme potencial.
Cambio de nido
Chris Eagles era el «nuevo Beckham». No iba a ser Ola John el único jugador, también extremo, que no ha cumplido con las expectativas y que cuenta con un nombre o apellido que da pie a una metáfora, en este caso un poco más profunda. En el Manchester United todo va muy deprisa. No son por casualidad una de las mayores potencias del fútbol mundial. Han tenido, por lo general, siempre una cantera acorde. Aunque están empezando a dejar de tenerla, pero esa es otra historia. Muchos han llegado, pasado y salido hacia otros destinos. Pocos son los que se quedan. Ni Pogba, que se marchó a la Juventus para convertirse en una estrella y volvió al club del que se fue gratis a cambio de 120 millones. Eagles estuvo en la cantera del club. Ascendió hasta el primer equipo, había esperanzas de que se asentase junto al resto de estrellas. Querían que fuese Beckham 2.0. Pero no vale sólo con quererlo. Eagles no cuajó. Y sigue sin hacerlo. Lo hizo durante un rato en Burnley. Pero no desde entonces. Fue martirizado por las lesiones y tras ello no recuperó el hambre para volver a irrumpir en el primer nivel. Aunque esta vez ha subido un escalón, dejando el Accrington Stanley, peleando por no bajar en cuarta división, por el Port Vale, peleando por no bajar en tercera. Esta «águila» vuelve a cambiar de nido.
Familiaridad
¿Es Tom Cleverley un jugador incomprendido? A pesar de que el consenso general muy probablemente sea que no, él cree o por lo menos creía que sí. Quizá haya un término medio, aunque siempre le será complicado deshacerse de esa etiqueta de promesa incumplida, de jugador que pudo ser más y no lo fue pese a que se ha labrado una buena carrera en la élite. Él dijo hace unos años, cuando su situación en el Manchester United y en la selección se estaba deteriorando, que encajaría mucho mejor en la selección española, ya que sus características de juego tendrían mucha mejor sintonía con ese estilo. Se le desestimó como a cualquier otro jugador que no es de primerísimo nivel mundial que diría algo así. Pero igual haber probado suerte en España ahora en vez de recalar en el Watford podría haberle reportado interesantes beneficios futbolísticos. Y si no, mirad a Nasri. Estaba acabado, nadie daba un duro por él y se ha convertido en el mejor jugador del Sevilla. Igual en un UD Las Palmas o algún otro equipo de un rango similar Cleverley hubiese triunfado. Pero el caso es que el ex-Red Devil es una persona que suele inclinarse hacia lo familiar. Por ello acudió de inmediato a la llamada del Everton de Roberto Martínez, que ya le tuvo en el Wigan. Y su campaña pasada fue mejor de lo que pudo parecer a simple vista. Sin embargo, con Koeman no ha tenido esa cohesión y se marcha cedido a otro lugar que aunaba cierta familiaridad: Watford, donde tuvo una exitosa cesión hace siete años. Su chispa es algo que el equipo lleva tiempo necesitando.
