¿Quién es capaz de olvidar su Porsche y dejar miles de libras en una taquilla?
La respuesta es: Jermaine Pennant. Pocos futbolistas se encontrará uno sobre la faz de la tierra más pintorescos. Es curioso cómo, en este mercado invernal, casi todos extremos que en su día fueron muy prometedores están siendo grandes protagonistas. Ya lo fueron la semana pasada Ola John y Chris Eagles. Más que ellos, son sus historias las que los convierten en grandes personajes de este presente mercado. A ver, por dónde empezar con Pennant. Daría perfectamente para escribir todo un libro sobre su trayectoria. Salió de la cantera del Notts County y fue rápidamente captado por el Arsenal. Pero jamás convenció y se marchó al Birmingham City, que le catapultó de nuevo al estrellato en su única temporada con ellos. Fichó por el Liverpool y se convirtió en el único jugador inglés de la historia en jugar una final de la Champions League y no ser jamás convocado por la selección. Acabó después en el Real Zaragoza en un movimiento poco menos que extraño. Estuvo un año y servidor tuvo el placer de verle en directo jugar los últimos minutos de un partido contra Osasuna. Se marchó y cuando lo hizo se dejó olvidado su Porsche en la estación de tren de Zaragoza. A quién no le ha pasado. Un Porsche con la matrícula personalizada con “P33NNT” y que dijo haber olvidado tener en propiedad. Volvió a Inglaterra, se fue a la India, volvió otra vez, se marchó a Singapur y ahora ha regresado una vez más. Lo ha hecho con el Bury de tercera división. Un equipo que este año ha llegado a encadenar 20 partidos sin ganar. Nada más llegar, ha vuelto a llamar la atención con la noticia de que supuestamente le habían robado miles de libras que se había dejado en la taquilla mientras entrenaba. De nuevo, a quién no le ha pasado.
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Arreglando el Swansea
Al Swansea se podría decir que la Premier League le ha superado. Para mantenerte en ella tienes que mejorar año tras año. Sobre todo si eres un club del tamaño del Swansea, históricamente ligado a divisiones inferiores. Para ellos supone un trabajo constante que les ha empezado a resultar demasiado, aunque todavía conservan una muy buena oportunidad de dar esquinazo al descenso y marcar el comienzo de una nueva era. Brendan Rodgers se fue y les obligó a improvisar. Mantuvieron la misma línea con Michael Laudrup pero tuvieron que echarle cuando supuestamente su agente empezó a entrometerse en los fichajes del club. Volvieron a improvisar. Pusieron a Garry Monk y éste logró la mejor clasificación de la historia del club con un 8º puesto. No obstante, la siguiente campaña fue mal y le echaron. El caso es que entre la venta del club y los cambios de entrenador y dirección, lo que es el apartado estrictamente deportivo, ha sufrido. Al final había una plantilla que no sé sabía muy para quién era idónea. El caso de los centrocampistas es paradigmático. Leon Britton, Ki Sung-yueng, Jack Cork, Leroy Fer y Jay Fulton. Buenas opciones todas pero nadie parece haber descifrado cuál es la mejor combinación. Todos de un nivel similar, nada excepcional pero más que correcto. Paul Clement consideraba que lo que hacía falta era otro más: Tom Carroll (Tottenham). Viejo conocido de la entidad pues ya estuvo cedido hace unos años, fue fundamental en la victoria del pasado sábado en Anfield. Como también lo fue otro fichaje, el lateral izquierdo Martin Olsson (Norwich). Se espera que el tercero, Luciano Narsingh (PSV Eindhoven), haga en la banda lo que Carroll en el centro y Olsson en el lateral y dé las soluciones que no han acabado de dar de la forma más constante posible Jefferson Montero, Nathan Dyer, Wayne Routledge o Modou Barrow.
Si los delanteros no generan goles, que lo hagan los centrocampistas
Cuando Steve Bruce aterrizó en el Aston Villa hace escasos meses transformó a un equipo frágil e inseguro en uno efectivo e imponente. Cierto es que tenía gran materia prima con la que trabajar. Pero hay que hacer que funcione. Y si no que se lo digan al Crystal Palace. Antes de llegar Bruce el Aston Villa generaba muchas ventajas en los partidos. Pero desperdiciaba una cantidad indecente de ellas. Con Bruce aprendieron a cerrar los encuentros. Sin embargo, de forma paulatina, han dejado de marcar los goles que daban forma a dichas ventajas. Jonathan Kodjia y Jordan Ayew habían pasado a ser las dos principales, casi únicas, vías del equipo para marcar. Que llegase la Copa África y se llevase a ambos no ha ayudado. Pero el problema ya se estaba gestando. Bruce se ha empeñado en rescatar para la causa a Gabriel Agbonlahor. Semanas después de verse que sigue sin ser capaz de dar el rendimiento necesario, todavía confía en él. No tanto en quien debía llevar la mayor parte de la responsabilidad goleadora: Ross McCormack. Problemas físicos recurrentes no han ayudado a un jugador al que le está costando generar velocidad. Está espeso cuando juega, aunque no tanto como Agbonlahor. Llegar tarde a un entrenamiento porque «no se abría la valla de su casa» ha podido con un Bruce que le quiere traspasar. Es por ello, y otras carencias, por lo que han fichado a Henri Lansbury (Nottingham Forest), un interior con una respetable capacidad goleadora, y por lo que quieren al segundo mejor jugador de segunda división esta temporada: el medio centro Conor Hourihane (11 asistencias y 6 goles con el Barnsley).
Caras conocidas
Sin que casi nadie se haya dado cuenta, el Southend United está montado un equipo de culto. Probablemente más gente se enterará si ascienden a segunda división. Para empezar, cuentan con una ilustre figura de los banquillos como es Phil Brown, conocido sobre todo por ascender al Hull City a la Premier League por primera vez en la historia del club allá por 2008. Dos temporadas permaneció el club en la élite, siendo despedido en el tramo final de la segunda. Pasó por el Preston y desde marzo de 2013 es entrenador del Southend. Aunque parezca mentira ya es el décimoprimer técnico más longevo del fútbol profesional inglés en la actualidad. En 2015 ascendió al equipo a tercera división. La pasada temporada les mantuvo holgadamente en la categoría. Sin embargo, en esta parecía que el proyecto podía despeñarse después de sumar solamente 14 puntos tras dieciseis jornadas de liga a pesar de los llamativos fichajes de Simon Cox (delantero, ex-West Brom), Anton Ferdinand (central, ex-West Ham) o Nile Ranger (delantero, ex-Newcastle). Pero el club mantuvo la fe en Brown y consiguieron darle la vuelta a la situación hasta situarse ahora mismo séptimos en la tabla, inmersos en la lucha por el play-off de ascenso. Por el camino han ido incorporando a más figuras ilustres: Marc-Antoine Fortuné (delantero, ex-West Brom), Zavon Hines (delantero, ex-West Ham) y por último, esta pasada semana, a Frank Nouble (delantero, ex-West Ham). Un equipo de culto compuesto por futbolistas de culto en busca de glorias pasadas.

Un nuevo reto
Ahora que los seis clubes más potentes del país han vuelto a ser los seis primeros clasificados de la Premier League y que el Everton ha vuelto, por lo menos, a su estatus de mejor que el resto pero peor que éstos seis, la salida de José Fonte del Southampton ha sido una de las cosas más extrañas que han sucedido esta temporada. Del Southampton se espera, mientras sea joven, que se puede ir traspasado hasta el utillero. Pero no su capitán y jugador emblema como era el futbolista portugués. De Fonte conservo recuerdos muy lejanos de cuando jugaba con el Crystal Palace en segunda. No le asocio a un sólo club pero casi. Nadie esperaba que Fonte fuese a ser un jugador especial. Pero lo logró, ganando incluso la Eurocopa el pasado verano con Portugal. Dejó el Palace para firmar por el Southampton entonces en tercera. Tuvo un papel trascendental en los dos ascensos consecutivos y en que el club haya batido récords de clasificación en la Premier League. Era el capitán y todos le amaban. Pero decidió que era el momento para un nuevo reto. El timing ha sido un poco raro y es que con un año y medio de contrato ha forzado su salida de un club en el que llevaba más de seis años. Se habló mucho del supuesto interés de Manchester United, Everton y Liverpool. Pero se ha terminado yendo al West Ham. Declinó renovar con el Southampton por más dinero y en su regreso a la capital tendrá un reto muy motivador y ese es el de estabilizar a una defensa en la que debería entrar de titular tras la lesión de Angelo Ogbonna. Con 33 años todavía tiene tiempo de dejar huella en el West Ham.
