Pere Millan

Oriol Romeu y el paradigma del jugador favorito del entrenador

En su tercera temporada en las filas del Southampton, Oriol Romeu se ha convertido en uno de los jugadores más sólidos de la Premier League por su disciplina táctica y su solidez sobre el terreno del juego.

Resulta curioso cómo en el mundo del fútbol y en el deporte en general la etiqueta de “jugador que todo entrenador querría tener en su plantilla” no está reservada para hombres virtuosos o definitivos de cara a gol. En cambio, es el poder disfrutar de este tipo de jugadores en una plantilla lo que determina por qué cotas luchará un equipo a final de temporada. Son los jugadores atentos, disciplinados tácticamente, con liderazgo y normalmente menos vistosos para el espectador los que reciben esta etiqueta tan elogiosa. El centrocampista español del Southampton, Oriol Romeu, es sin duda esta clase de perfil.

Nacido una pequeña localidad del sur de Cataluña llamada Ulldecona en 1991, entró a formar parte de las categorías inferiores del Espanyol en 2001. Tres años después, y ya en la categoría infantil, el centrocampista catalán recaló en el FC Barcelona. En el Barça, Romeu fue enlazando buenas temporadas hasta llegar al Barça B en 2010. Allí se convirtió en un fijo para el entonces entrenador, Luis Enrique Martínez, y disputó 45 partidos con el equipo con un ascenso de Segunda B a Segunda División en la temporada 2009-2010. Durante esa campaña, el canterano se ganó el simpático apodo de ‘La Roca del Mini’. En el verano de 2010, Pep Guardiola lo hizo debutar en partido oficial con el primer equipo en el encuentro de ida de la Supercopa de España ante el Sevilla FC en el Sánchez Pizjuán. Un año después de su estreno, y tras la falta de oportunidades con el primer equipo, Oriol Romeu decidió desembarcar en la Premier League para firmar con el Chelsea.

Pese a formar parte del club durante más de seis años, Oriol Romeu no es el prototipo de jugador que sale de la reputada Masía y triunfa en el fútbol. Todo lo contrario: el centrocampista destaca más por sus aptitudes físicas que por su habilidad con la pelota en los pies, y más por su fiabilidad defensiva que por su creatividad ofensiva. Estas condiciones hacían difícil imaginar que Romeu pudiera encajar en el esquema del Barcelona. Ante esto, el catalán no dudó en abandonar su casa y volar hacia las islas británicas, donde le esperaba un fútbol seguramente más cercano a sus características.   

El catalán llegó al equipo de Londres como un proyecto de futuro. No obstante, en su primer año llegó a disputar 22 partidos oficiales con el equipo ‘blue’, la mayoría en el tramo inicial de la campaña con el técnico portugués André Villas Boas. Con la llegada de Roberto Di Matteo en marzo, Romeu desapareció totalmente de las alineaciones de los Blues. El final de temporada dejó un sabor agridulce para el centrocampista: por un lado, se proclamó campeón de la Champions League con el Chelsea, pero por el otro, Romeu no contaba en los planes del nuevo entrenador.

En la temporada 2012-2013, la mala suerte se cebó con Oriol Romeu. Primero, Di Matteo se olvidó de él en el inicio del curso. Posteriormente, el italiano fue cesado en favor de Rafa Benítez y el entrenador madrileño contó con Romeu en cuatro de sus cinco primeros encuentros como técnico en Stamford Bridge. Fue en ese momento dulce cuando el catalán sufrió una gravísima lesión de rodilla que lo dejó en el dique seco para el resto de la campaña. En las dos temporadas siguientes, Oriol Romeu vivió dos cesiones, la primera en el Valencia y la segunda en el Stuttgart alemán, en las que el centrocampista de Ulldecona no brilló especialmente.

En el verano de 2015, Ronald Koeman se fijó en él para reforzar el centro del campo del Southampton. El equipo del St Mary’s Stadium desembolsó siete millones para hacerse con sus servicios. En el club del sur de Inglaterra, Oriol Romeu iba a convertirse en uno de los jugadores más respetados de la Premier League.  

La solidez como seña de identidad

A lo largo de su carrera, Oriol Romeu había dado muestras de su solidez como futbolista. Pero fue Ronald Koeman quien realmente apostó por él y le dio la manija de su equipo en el centro del campo en una liga de primer nivel.  El propio Romeu no ha escondido nunca su admiración por el holandés: «Da vergüenza tener un entrenador que ha sido tan bueno como Koeman», llegó a afirmar en una entrevista en El Español.

Koeman imaginó a Romeu como el enlace entre su potente línea defensiva y los jugadores ofensivos. Además, su gran condición física y sus buenos instintos defensivos asentaron al catalán como un gran recuperador de balones. En una liga que acostumbra a premiar el intentar romper las líneas defensivas del rival con la mayor celeridad posible, y por tanto domina la circulación vertical del balón, el Southampton nunca renunció a tratar bien el esférico. Sin arriesgar, eso sí, su tremenda fiabilidad y estabilidad defensiva. En ese sentido, el centrocampista catalán se convirtió en una pieza clave para lograr este equilibrio. Junto a Victor Wanyama, el de Ulldecona formó una de los centros del campo más sólidos y rocosos de la Premier League.

En la campaña posterior, tanto Koeman como Wanyama dejaron el equipo. Sin embargo, el nuevo entrenador, el francés Claude Puel, siguió una política bastante continuista de los planes de Koeman, y siguió confiando en Oriol Romeu para el centro del campo. Durante esta temporada 2016-2017, el catalán fue titular en 35 de los 38 partidos de liga disputados por el Southampton.

Con Puel, Oriol Romeu frecuentó una nueva posición en el campo. El entrenador francés apostó durante muchos partidos por introducir un trivote en el centro del campo. En esta estructura, Romeu trabajaba como vértice inferior (más cercano a la propia portería). Gracias a esta demarcación, el centrocampista catalán se destapó como uno de los jugadores más equilibrados de la competición, capaz de robar una cantidad ingente de balones por partido y ayudar continuamente a los centrales en defensa, a la vez que de distribuir el balón en ataque con cierto criterio.

En esta provechosa dualidad parece también haberse fijado el nuevo entrenador de los Saints, Mauricio Pellegrino. De momento, Oriol Romeu ha sido titular en todos los partidos de liga disputados por el club. En esta campaña, el de Ulldecona está disputando la mayoría de los encuentros acompañando al gabonés llegado de la Juventus, Mario Lemina. Ambos se están mostrando como una de las parejas de centrocampistas más físicas de la competición en este inicio de curso.


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Oriol Romeu formando pareja en el centro del campo con Mario Lemina en un partido contra el Stoke City


Mauricio Pellegrino también ha usado la variante introducida por Claude Puel de introducir tres hombres en el centro del campo, sobre todo cuando Lemina no ha estado disponible. En esta circunstancia, Romeu siempre ha sido colocado en el vértice más defensivo de la estructura. Desde esta posición el de Ulldecona es capaz de llegar a la ayuda de sus compañeros de la defensa y a la vez dar fluidez al juego de ataque del equipo. Además, su liderazgo y ejemplo dentro y fuera del campo le han permitido disputar algún partido con el brazalete de capitán.


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Oriol Romeu como pivote defensivo contra el Brighton


Gracias a su exuberante capacidad física y a su excelente lectura de juego, Romeu es un auténtico especialista en realizar coberturas defensivas a sus compañeros. Desde su posición inicial de pivote en el centro del campo, el catalán se encarga de proteger a los centrales del posible juego entre líneas que el equipo rival pueda generar y tapar los huecos que éstos ocasionan en sus excursiones defensivas a la banda o centro del campo.


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Oriol Romeu ocupando el espacio dejado por el central en el área defensiva


En fase ofensiva, Oriol Romeu domina el juego simple. El más complicado de ejecutar. El catalán juega el balón con solvencia a uno o dos toques y evita abusar de la conducción. Esta característica le permite no complicarse para perder la posesión e imprime al equipo un ritmo dinámico de juego. Tiene la capacidad física de recorrer muchos metros a lo largo del partido, lo que le permite ser un maestro en la ocupación de espacios, tanto defensiva como ofensivamente. Prueba de ello es que el de Ulldecona siempre está bien situado en el medio para ser un apoyo constante para sus compañeros en la conservación del esférico.


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Oriol Romeu interviniendo en el juego tanto en tres cuartos de campo como en fase de construcción


En su tercera temporada en las filas del Southampton, Oriol Romeu se ha convertido en una de las referencias indiscutibles del equipo ‘saint’. Su disciplina táctica y generosidad en el sacrificio ha provocado que Koeman, Puel y Pellegrino hayan confiado plenamente en él para comandar su equipo en el centro del campo. Porque esto es lo que es Romeu; seguramente no resulta el jugador más espectacular de una plantilla ni el que tiene más calidad, pero sí el que piensa más en colectivo y el que mejor se sabe posicionar en el campo. Por eso los técnicos confían en él. Porque, como dice el tópico, es la clase de jugador “que todo entrenador quiere tener en su plantilla”.

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