public://video_embed_field_thumbnails/youtube/_22z9kLiBJk.jpg
a:1:{s:7:»handler»;s:7:»youtube»;}
Uno de los miembros fundadores de la liga inglesa en 1888 y el único de primera división que todavía juega en el mismo estadio (el vetusto Turf Moor), se resiste a permanecer alejado de la élite. Después de una sequía de 35 años fuera de la máxima división, en 2009 logró regresar con Owen Coyle en el banquillo y algunos jugadores de culto como Graham Alexander, Wade Elliott, Brian Jensen o Steven Fletcher sobre el césped. Aunque a un nivel quizás inferior, su idiosincrasia no era muy diferente a la de hoy en día: un club modesto que había logrado formar un equipo compacto y ultracompetitivo. Duraron un año en la Premier League. Meses tras el descenso anunciaron el fichaje de Eddie Howe.
Con el técnico inglés buscaban un proyecto a largo plazo con un enfoque algo más moderno y actualizado. Querían a alguien capaz de hacer progresar a los jóvenes y que pudiese sacar el máximo provecho de un ajustado presupuesto. Habiendo evolucionado al equipo, Howe anunció semanas tras empezar la campaña 2012-2013 su marcha para regresar a casa, a la costa sur del país, por problemas de salud de su mujer. El Bournemouth buscaba entrenador y él regresó al equipo del que se fue casi dos años antes. Y no le fue mal. Tampoco al Burnley, que encontró al mejor sustituto posible en Sean Dyche. El «Mourinho pelirrojo» condujo al equipo a una plácida undécima posición en liga. Aun así, el año siguiente parecían condenados a una encarnizada lucha por mantener la categoría. Pero Dyche reescribió el guion para lograr la proeza de catapultar al Burnley a la Premier League contra todo pronóstico.
Sin embargo, ese verano se volvieron a topar con sus limitaciones económicas y no lograron reforzar al equipo todo lo que hubiesen necesitado. Probablemente sí que podrían haber invertido el suficiente capital, pero mantienen todavía hoy una estricta política de control del gasto para no acabar con el club severamente endeudado. Sean Dyche trató de sacar agua de las piedras una vez más pero no fue suficiente. La temporada siguiente, no obstante, se situaron desde las primeras jornadas entre los líderes en Championship. A pesar de ello, no fue hasta después de Navidad cuando alcanzaron su velocidad de crucero. Arrollaron a equipos; pasaron a ser una apisonadora con Gray, Barton, Arfield, Vokes y compañía rayando a un nivel sensacional. Y en la penúltima jornada derrotaron al QPR para certificar su vuelta al primer intento a la Premier como campeones tras ganar en el cierre de la temporada contra el Charlton.
Una nueva oportunidad al máximo nivel y de nuevo un mercado de fichajes que por el momento no parece haber logrado cubrir todas las carencias del conjunto del condado de Lancashire. La marcha del que había sido elegido por la afición como el jugador del año, Joey Barton, supuso el primer golpe. Queriendo probar un nuevo reto con el Rangers de Glasgow, declinó la oferta de renovación del Burnley pese a su gran año con ellos. El problema es que todavía no han podido fichar a nadie para subsanar su salida. La retirada de Michael Duff y las esperadas marchas de los jugadores de rotación Matthew Taylor (Northampton Town), Lloyd Dyer (Burton Albion) y Matt Gilks (Rangers también) completan el apartado de bajas. Mientras que en el apartado de altas nos encontramos al extremo islandés Johann Berg Gudmunsson, al joven portero Nick Pope (ambos fichados del recién descendido a tercera Charlton Athletic) y al todavía prometedor y versátil lateral del Liverpool, Jon Flanagan (cedido).
El once de Dyche parece evidente a día de hoy. En la portería no hay debate ninguno. El capitán Tom Heaton parece ir a más cada año a pesar de cumplir treinta años la pasada primavera. Convocado por Inglaterra para ir a la Eurocopa meses después de su estreno con la selección, su momento de forma y de confianza es abrumador. El veterano Paul Robinson y el mencionado Nick Pope son los reemplazos disponibles.
El lateral derecho Kieran Trippier dejó un enorme hueco tras su marcha al Tottenham hace un año después de tres magníficas temporadas en Turf Moor. Matthew Lowton fue fichado como su relevo. Una lesión, sin embargo, obligó a la compra de otro lateral como Tendayi Darikwa. Éste no hizo un mal trabajo, pero en cuanto Lowton estuvo listo y dispuesto se hizo con la titularidad y no la volvió a soltar. Tras años de estancamiento en el Aston Villa, su campaña ha sido excelente. Darikwa hará lo posible por quitarle un sitio casi asegurado. El eje de la zaga es otra historia. Michael Keane es sin duda indiscutible y parece que continuará (tras los rumores que le situaban en Leicester) siendo el líder defensivo de la robusta retaguardia del conjunto Claret. La pasada campaña la empezó el veterano Michael Duff a su lado y la terminó Ben Mee tras dejar el lateral zurdo y adoptar su nuevo rol. El nivel desplegado dejó entre poco y nada que desear. Pero la enorme exigencia de la Premier genera alguna que otra duda que tendrá que resolver mientras mantiene a raya a la competencia que ofrecerán Kevin Long, Tom Anderson y, sobre todo, James Tarkowski. Stephen Ward (con Daniel Lafferty como su alternativa) hizo olvidar a Mee en el lateral izquierdo, pero Dyche veía todavía margen de mejora y por ello ha fichado a un Jon Flanagan, que pocas veces ha desentonado con el Liverpool y que espera gozar de continuidad para regresar en el futuro a los brazos de un Jürgen Klopp por el que parece ser apreciado.

El medio centro es la zona más débil del equipo. Daniel Jones y Dean Marney eran una pareja apañada pero que no dejaba de apuntar a luchar por no bajar de segunda al comienzo del curso 2013-14. Pero brillaron como pocos esperaban. Retuvieron sus puestos como titulares a pulso en la Premier League y siguieron cumpliendo como dos centrocampistas de mucho trabajo. Cuando Marney cayó lesionado, Dyche cerró el fichaje de Joey Barton. Más que cubrirles las espaldas desde el banquillo y alternar de vez en cuando con Jones, Marney no pudo deshacer la nueva dupla. Ahora Barton ya no está, pero Marney y Jones han superado la treintena de años. El noruego Fredrik Ulvestad, por su parte, todavía no ha impresionado lo suficiente al entrenador como para irrumpir en un papel clave. Es por esto que el equipo necesita dos nuevos medio centros titulares como el comer. Dyche lo sabe y los quiere. El futbolista del Brighton, Dale Stephens, que viene de un año espectacular en segunda división, el internacional belga del Anderlecht, Steven Defour y el irlandés del Derby County, Jeff Hendrick, que tan buenas sensaciones dejó en la Eurocopa 2016, han sido los objetivos prioritarios. Sus respectivos clubes, sin embargo, se resisten a dejarles ir y el Burnley tendrá que decidir entre gastar lo que sea necesario o buscar alternativas.
No está del todo claro que Gudmunsson vaya a ser titular. Si bien su buena temporada en el disfuncional Charlton (siendo junto a Alan Judge el máximo asistente de la liga con once pases de gol) y su participación en la Eurocopa con Islandia le avalan como una buena incorporación, el extremo derecho viene siendo regentado por George Boyd. Aunque sin duda Gudumunsson presenta una dura competencia y Dyche ha visto en esa demarcación una oportunidad para mejorar. Boyd está más que contrastado en Championship, pero en la élite tiene margen de mejora y ahora afrontará una dura batalla con el islandés, además del polivalente Michael Kightly, que puede desenvolverse en cualquiera de los dos costados. En la izquierda, el rápido y habilidoso Scott Arfield, buen pasador y lector del juego, se antoja como indiscutible. Desde que desembarcó en el equipo hace tres años, su nivel ha ido en línea ascendente y su gran año en segunda parece haberle reservado de nuevo el extremo izquierdo. Un refuerzo, aun así, no estaría de más, ya que Kightly, Boyd o Gudmunsson son las únicas variantes.
La prolífica delantera volvió responder con nota como ya hiciese dos años atrás. Sam Vokes fue parte de ambas, primero junto a Danny Ings y ahora junto a André Gray. Entre los dos, sumaron la pasada campaña nada menos que 38 goles (Vokes 15 y Gray 23). Una dupla ofensiva que ha causado terror y que pretende seguir causándolo. El rol de Vokes junto a Ings era diferente, ya que jugaba de segundo punta. Otro esquema y otro funcionamiento. Con Gray juegan los dos en punta casi siempre a la misma altura. Se complementan a la perfección: Gray sube, baja y se mueve por todo el ataque, mientras que normalmente Vokes fija a los centrales y crea espacios para que el ex delantero del Brentford y del Luton los ataque como si no hubiese un mañana. Hay química sobre el césped entre ambos y completan a un equipo hecho para ellos. Vokes viene además con la inyección de moral extra de ser parte de la proeza de Gales en la Eurocopa, por lo que hay muy pocas dudas sobre si el alemán Rouwen Hennings, el austriaco Ashley Barnes, el jugador de origen polaco Lukas Jutkiewicz o el exdelantero del Everton, Chris Long, pueden quitarle el puesto.
Lo que ha permitido el Burnley crear a Sean Dyche es algo cada vez más anómalo en el mundo del fútbol. Nunca han dudado de sus capacidades y le han dejado construir un proyecto sólido. Le han dado confianza y él ha respondido siempre por encima de las expectativas. En Inglaterra se le dio el apodo hace tiempo del Ginger Mourinho, el «Mourinho pelirrojo», ya que cuando un entrenador se le asemeja al portugués se suele hacer la comparación. Aunque quizás no sea con Mourinho con quien se le deba comparar sino más bien con Diego Pablo Simeone. Su gestión de grupo, su trato individual y personal con los jugadores se asemeja más todavía a la del argentino. Extrae año tras año un rendimiento sobresaliente de un equipo que probablemente sin él no sería tan eficaz y resolutivo. Dyche ha creado una idea y un proyecto por los que los jugadores lo dan todo y en los que siguen creyendo después de tres años. Es un equipo realmente férreo. Juegan directo, buscando también la velocidad de sus futbolistas de banda. Es un equipo sólido y que luchará porque a la tercera sea la vencida. Tras dos pasos efímeros por la Premier League, el Burnley quiere mantenerse.
