public://video_embed_field_thumbnails/youtube/wMVT5Lgzecg.jpg
a:1:{s:7:»handler»;s:7:»youtube»;}
Hace exactamente un año, escribimos en este mismo lugar, aunque entonces con un aspecto distinto, lo que considerábamos que podría ser el Chelsea de la temporada 2015-16. Equiparamos el equipo a lo que Leonardo Da Vinci consideraba una máquina perfecta. Lo imaginamos como un solo ser, una persona con sus defectos y virtudes o sus órganos motores y también especulamos sobre si podría o no, conseguir el grado de máquina perfecta.
Como habréis podido comprobar, el conjunto de Stamford Bridge, no solo no fue una máquina perfecta, sino que además, se las apañó para perpetrar un atentado dirigido contra la historia del club. Una temporada en la que finalizaría en décimo lugar, su peor clasificación desde el año 1996, casi una década antes de la llegada de Roman Abramovich. Catalogarla como deplorable sería quedarse corto.
Tal vez, la fulminante destitución de José Mourinho tras el partido frente a Leicester el 15 de diciembre del pasado año haya sido lo más destacado para comentar con colegas tomándose una buena pinta. Sin embargo, cuando las carencias en un equipo se arraigan a la carne, cuesta acabar con ellas.
La falta de actitud fue posiblemente el problema más grave que sufrió el equipo. The Special One confió en sus jugadores y cometió el terrible error de no reforzar adecuadamente las posiciones primordiales en su esquema de juego. La falta de competencia en los mismos provocó que los jugadores no rindieran al nivel que se esperaba de ellos. En realidad, no rindieron, a ningún nivel. La marcha de José Mourinho no supuso una excesiva mejoría. El equipo dejó de perder pero siguió sin mostrar atisbo de cambio.
Pero basta de historias del pasado que todos los aburridos y dipsómanos fanáticos de la Premier League conocemos. La era de Antonio Conte va a comenzar esta temporada en Londres y se espera que corrija de manera severa los errores que antaño se cometieron. Un técnico con mucha personalidad y que encaja a priori con las necesidades mentales del equipo Blue que, por primera vez en muchos años, no disputará una competición europea. Esa ausencia añade presión en las competiciones domésticas, donde se espera que realice una actuación solvente a pesar de la tremenda equidad que, con toda seguridad, podremos disfrutar este año. Esa será la dura tarea que deberá desempeñar.
Para saber con certeza el esquema táctico que empleará el técnico de Lecce, me temo que vamos a tener que esperar a que la Premier League esté ya en marcha. A pesar de la incógnita aún sin despejar, ha ido realizando movimientos que pueden dejarnos entrever la forma que pretende dar al equipo.
La llegada de N’Golo Kanté procedente del Leicester por 30 millones de libras es una auténtica bicoca. Hace dos años, el ya internacional francés jugaba en segunda división francesa y este verano aterrizó en Stamford Bridge con media Premiership del Leicester bajo el brazo. Su espíritu, al igual que sus piernas, son atosigantemente incansables. Con su llegada, la medular Blue ha recibido un trasplante de pulmón con oxígeno ilimitado. No hay duda, es el fichaje del verano. Sin embargo, la llegada de Kanté parece que traerá consigo la marcha o la eterna suplencia de Nemanja Matic, que aparenta no tener la confianza de su técnico y que era considerado como uno de los mejores mediocentros del mundo cuando su compañero hacía las maletas en Caen para tomar rumbo a Leicestershire la pasada campaña.
El destino de Michy Batshuayi ha estado ligado a la capital inglesa durante todo el verano, pero no a Stamford Bridge. El artillero belga de 22 años había acordado verbalmente que formaría parte de la escuadra de Selhurst Park la próxima campaña. Sin embargo, el Crystal Palace no pudo hacer frente al poder monetario del jeque pálido. Roman Abramovich consiguió hacerse (33 millones de libras mediante) en el último momento con el delantero que militaba en el Marsella y que consiguió anotar 17 goles en 36 partidos. Michy ya tiene pitada asegurada cuando visite el sur de Londres.

A mediados de julio, Conte aseguró que Juan Cuadrado formaría parte de su equipo para la próxima Premier League. Por lo que la llegada del colombiano, que se encontraba cedido en la Juventus de Turín y solo disputó la ridícula cifra de un partido la pasada campaña con el conjunto Pensioner, podría considerarse como un nuevo fichaje. Su presencia en el equipo puede guardar alguna relación con el sistema de juego que puede emplear Conte. Vamos con ello.
Mucho se habló durante el mes de julio sobre si el técnico italiano utilizaría en el conjunto de Stamford Bridge la misma formación que utilizó con la selección italiana durante la pasada Eurocopa y que tanto éxito reportó a la squadra azzurra, que eliminó a la selección española.
A día de hoy, el 3-5-2, parece estar descartado, al menos para afrontar la mayoría de los partidos de Premier League. A pesar de no ser representativos, Conte no ha utilizado en ningún partido de pretemporada esta formación. No obstante, y como comentábamos antes, la presencia de Cuadrado en el equipo puede habilitar una defensa de cinco en partidos de dificultad más elevada. El italiano sabe cómo organizar una defensa sólida y no dudará en aprovechar su ventaja. La posible estructura de la zaga con este sistema podría ser algo similar a esto: Gary Cahill, John Terry y César Azpilicueta como centrales, Branislav Ivanovic en el carril derecho y Juan Cuadrado en el izquierdo. Durante los sucesivos años de la era Conte veremos con toda seguridad una profunda reforma en el apartado defensivo.
En la medular, Eden Hazard, Cesc Fábregas y Willian deberían pelear por dos puestos si Conte se decantase por ese 3-5-2. Kanté será indiscutible. Cesc Fábregas no está en su mejor momento. El efecto Mourinho se ha disipado en él. Sin embargo, cuenta con bastante peso en términos de cohesión en el terreno de juego. La temporada pasada de Willian fue lo único rescatable del equipo pero las actuaciones de Eden Hazard no podrían transmitirse en horario infantil. A pesar de ello, es poco probable que Conte termine sentando a uno de los tres.
Para evitarlo, es posible que comience la temporada con un 4-2-3-1 y vaya reajustando el once titular progresivamente hasta convertirlo en 4-4-2. Michy Batshuayi tiene muchas papeletas de terminar acompañando a Costa en punta. A pesar de que también funciona como media punta, no es su posición natural. Estas dos opciones parecen las más viables a día de hoy, pero tendremos que esperar al inicio de la temporada para conocer realmente la opción correcta.
Jugadores como Pedro, Kurt Zouma, Loïc Rémy, Nemanja Matic o Ruben Loftus-Cheek quedarán relegados a un segundo plano y deberán esperar la oportunidad que se les presente para intentar convencer al técnico italiano.
El Chelsea afronta una temporada de mucha dificultad. A pesar de no participar en competición europea, la competencia en el ámbito doméstico cada vez es más fuerte y gestionarla correctamente para no cometer los mismos errores que el año pasado debe ser su prioridad absoluta. A día de hoy, el Chelsea se encuentra a años luz de la genialidad de Leonardo Da Vinci y de su máquina perfecta.
