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El Manchester City tiene ante sí el inicio de la era más estimulante de su longeva historia. Ya van ocho años desde el día en que el jeque Mansour bin Zayed compró el equipo y se propuso invertir hasta convertirlo en un club ganador. Desde entonces, el City ha conseguido dos Premier League, una FA Cup y dos Copas de la Liga, asentándose como uno de los conjuntos más potentes de Inglaterra y, al menos financieramente, del mundo.
No obstante, ha sido un proyecto que ha avanzado a un ritmo meridianamente más lento de lo previsto, con algún que otro altibajo y que no ha dejado de toparse con ciertas adversidades. Tras el paso por el feudo citizen de Roberto Mancini y Manuel Pellegrini, por fin el Manchester City podrá contar este año con el técnico que llevaba años codiciando: Pep Guardiola. La llegada del entrenador español a los Sky Blues ya es, por sí misma, un argumento sólido para asegurar que este año en el Etihad se va a ver algo notoriamente distinto.
La ilusión que genera el de Santpedor no reside tanto en el hecho de que es un técnico ganador —seis títulos ligueros en siete años lo atestiguan— sino en la incidencia que tiene en los equipos que maneja. Guardiola desprende carisma, aporta a sus clubes una forma y un estilo reconocibles, y trabaja en base a él. El City, en cuanto a estilo de juego, lleva años tratando de evolucionar hacia una copia británica del Barcelona. Con Pellegrini, alternó partidos completos en los que su ataque estático resultaba efectivo a la hora de generar ocasiones con encuentros en los que el equipo se mostraba extremadamente plano y dependiente de la inspiración individual de los atacantes. Los Sky Blues carecían, en ocasiones, de los mecanismos necesarios para imponer su juego de forma categórica.
En el seno del Etihad Stadium se asume que, con Guardiola, el City tendrá una identidad clara, una idiosincrasia fácilmente reconocible. Con el entrenador español, el equipo tiene que dar un paso adelante, pero el exjugador del Barcelona también está ante el mayor reto de su trayectoria como técnico. En sus dos etapas anteriores, estaba al frente de los dos equipos más fuertes de sus respectivos campeonatos ligueros. La Premier League, aunque no es necesario decirlo, es otra historia. La competitividad y el notable nivel medio de la liga inglesa dibujan un paisaje atípico para Guardiola, un reto para él y para sus habilidades.
El Manchester City afronta, pues, una temporada altamente estimulante. El proyecto tiene más sentido que nunca después de la llegada del catalán, llamado a ser la piedra angular que debe marcar el rumbo de un equipo que el año pasado desesperó en demasía a sus propios aficionados. La inteligencia de Guardiola a la hora de diseñar automatismos debe propiciar que el City dé un gran paso en la dirección correcta. El equipo asume que contratar al de Santpedor implica estar dispuesto a someterse a una catarsis, conlleva dejar atrás todo lo que le llevó hasta aquí y adentrarse en un territorio nuevo. La idea, es decir, tener la posesión y desplegar un juego asociativo, es la misma que la que propugnaba Manuel Pellegrini. Lo que cambia es la forma de desarrollar dicho estilo: el qué se mantiene, el cómo se transforma.
Todavía restan tres semanas para que el mercado estival eche el cierre, pero la situación invitaba a pensar que habría más variaciones en la plantilla Citizen con el cambio de técnico. Se tenía asumido que Guardiola intentaría dejar cerrada la plantilla lo antes posible, pues el estilo del catalán necesita tiempo y práctica para que cale en los jugadores. Pero no ha sido así.
Las incorporaciones llevadas a cabo hasta el momento, de todos modos, no han dejado translucir una intención diferente con respecto a lo visto hasta la pasada campaña. Se esperaba cierta revolución que no ha tenido lugar, especialmente en el apartado de bajas, un asunto en el que los Sky Blues tendrán que aplicarse en lo que queda de verano.
A día de hoy, la plantilla del City tiene varios frentes abiertos, por la necesidad de incorporar refuerzos en algunas posiciones y por el overbooking existente en otras. En la portería, aunque se especuló con la posible llegada de un arquero que le disputase el puesto a Joe Hart, parece que tanto el internacional inglés como Willy Caballero seguirán un año más defendiendo la portería del Etihad. Un problema grave para Guardiola, ya que su juego de posición arranca generando superioridades desde atrás y para eso hace falta un portero que se sienta cómodo con los pies, como Víctor Valdés o Manuel Neuer. No es el caso de Hart, desde luego.
En el centro de la zaga, la situación es exactamente igual que el año pasado con la salvedad de la llegada de John Stones por el argentino Martín Demichelis, que ha recalado en el Espanyol. Actualmente, el City tiene en plantilla a cinco centrales, pero uno de ellos es Vincent Kompany. El belga es el mejor zaguero del equipo pero su tendencia a pasar más tiempo lesionado que sano implica la necesidad de contar, al menos, con dos centrales más de primerísimo nivel si quieren optar a todas las competiciones. Nicolás Otamendi es poderoso físicamente, pero sus carencias tácticas conllevan que no pueda actuar como líder de la zaga. Así, cuando la pareja de centrales ha sido Otamendi y Eliaquim Mangala, han salido a flote las debilidades de ambos. El francés ha alternado actuaciones notables con partidos desastrosos, una irregularidad que no se puede permitir en una defensa de equipo grande. El quinto central de la plantilla es el joven Jason Denayer, que vuelve al City tras pasar un año cedido en el Galatasaray turco.
La preferencia de Guardiola para reforzar la zaga era Leonardo Bonucci pero la actual composición de la plantilla le obligó a decantarse por John Stones, que ayudará a completar la nómina de «homegrown players» (cada equipo Premier debe tener al menos ocho jugadores formados en Inglaterra). Con Stones, el City continúa con la tónica dominante en cuanto a incorporaciones esta temporada: fichar a futbolistas jóvenes, pensando en lo que pueden aportar a largo plazo, pero jugadores curtidos que también pueden comenzar a rendir de forma inminente. No obstante, el nivel mostrado por el de Barnsley en la última campaña con los Toffees puede generar algunas dudas con respecto a su rendimiento.

En los flancos de la defensa, la situación es idéntica a la del curso pasado. Se esperaba que el Manchester City incorporase juventud en los laterales (Kolarov tiene 30 años, Clichy y Zabaleta 31, y Sagna 33), y no sólo no lo ha hecho, sino que todavía mantiene en plantilla a los cuatro jugadores que ocupaban esta demarcación la pasada temporada. De ellos, lo lógico sería que sólo dos permaneciesen en el conjunto celeste, aunque su edad y su salario son un impedimento para encontrarles una salida. Pero es evidente que el City necesita renovar ambas posiciones. En el carril zurdo, se habló del posible fichaje de Ricardo Rodríguez. Joven, con buena proyección ofensiva y notable técnicamente, el suizo sería una gran incorporación para los de Guardiola. De todos modos, y teniendo en cuenta su historial, tampoco se puede descartar que el de Santpedor opte por dejar en plantilla a alguno de los jugadores del filial Citizen, como podría ser el caso del lateral gallego Angeliño.
Por delante de la defensa, destaca fundamental y exclusivamente la contratación de Ilkay Gündoğan, que viene a ocupar un rol hasta ahora inédito en la plantilla Sky Blue. El internacional alemán es ese futbolista dotado de las capacidades técnicas para incrustarse entre centrales y orquestar la salida del equipo, una pieza fundamental para Guardiola y que contribuirá a facilitar la salida con balón desde atrás, pues ninguno de los centrales Citizens destaca particularmente por su manejo del esférico (una faceta que también debería mejorar con la llegada de Stones). Si el entrenador catalán logra recuperar al mejor Gündoğan, las posibilidades de que el Manchester City juegue a lo que él quiere aumentan considerablemente. Las otras piezas con las que cuenta en esta zona del campo son Fernando y el reconvertido Fernandinho. El primero, prototipo de mediocentro posicional al uso, más destructivo que constructivo, parece un estilo de jugador que no termina de ser del agrado de Guardiola, que podría incluso reconvertirlo en central. Habrá que ver qué planes tiene el de Santpedor para el segundo, un futbolista mucho más móvil y dinámico, que podría ejercer tanto de box-to-box en un doble pivote como de interior en un 4-3-3. La variedad de registros de la que suelen hacer gala los equipos dirigidos por el extécnico del Bayern invita a pensar que es probable que veamos al brasileño en ambos roles a lo largo de la temporada.
Caso aparte es el del costamarfileño Yaya Touré. Después de una campaña en la que fue el blanco de las críticas, según se confirmó la llegada de Guardiola al Etihad parecía claro que el africano abandonaría el navío celeste, pero con el paso de las semanas la opción de permanecer cada vez parece más clara. De todos modos, si quiere contar con minutos en el equipo, necesita recuperar el nivel de hace dos años. Su inexistente desempeño defensivo sólo es soportable si marca diferencias en el apartado ofensivo, en caso contrario se convierte en un jugador que resta más de lo que suma.
Del medio campo en adelante, como ya estamos empezando a ver, todo está rodeado de una densa y caliginosa incertidumbre. En la línea de tres de la mediapunta (suponiendo que el esquema base siga siendo el prototípico 4-2-3-1 de Pellegrini, lo cual quizás sea demasiado suponer), la ingente cantidad de futbolistas indica que varios de ellos deban hacer las maletas. Kevin de Bruyne, David Silva, Raheem Sterling y los recién llegados Leroy Sané y Nolito son los únicos, en principio, que pueden afirmar con seguridad que seguirán siendo jugadores de los Citizen a partir del mes de septiembre. El belga, que probablemente fue el mejor jugador del equipo la pasada temporada, está llamado a erigirse como el líder de este club. No obstante, será interesante ver cómo se entienden Guardiola y él, y si el catalán orienta al exjugador del Wolfsburgo hacia la banda o lo ubica en una posición más centrada, donde su influencia sobre el juego pueda ser mayor. De Bruyne no es el futbolista más técnico ni más asociativo del Manchester City, pero es una pieza esencial en este proyecto, y el buen hacer del equipo inglés en la Premier League (y en Europa) dependerá en buena medida de cómo Guardiola potencie las múltiples capacidades del belga.
También será importante reactivar a un Sterling que todavía no ha sido capaz de reencontrarse en el Etihad con el habilidoso y vertiginoso jugador que fue en Liverpool. El extremo se repartirá sus minutos con Nolito, que tras un gran año con el Celta, llega al City en su madurez profesional. Su calidad en el centro y en el uno contra uno puede ayudar a desatascar partidos que se pongan cuesta arriba. Más incógnitas existen en torno a Leroy Sané, por el que el jeque desembolsó cincuenta millones de euros. Incógnitas con respecto a qué rol desempeñará, porque es un futbolista mucho menos específico y más versátil, con mayor capacidad para adaptarse a distintas tareas. En principio, su posición predilecta es la de extremo diestro, pudiendo adecuarse a cualquiera de las otras dos posiciones de la mediapunta. Guardiola pidió expresamente su fichaje y está dispuesto a pulir al exjugador del Schalke 04 para convertirle a un futbolista de primerísimo nivel. Por lo demostrado hasta ahora, el joven alemán está capacitado de sobra para conseguirlo.
Más complicada es la situación de Jesús Navas, Samir Nasri y Fabian Delph. La gran competencia que hay en la zona del campo que ellos ocupan indica que tendrán que buscarse otro lugar donde continuar con su carrera deportiva si no quieren estar destinados a cumplir con un rol más bien residual. Delph se quedará para cumplir la cuota de jugadores formados en el país pero los otros dos deberían salir para descargar el overbooking en esta parcela del terreno de juego. Por último, el talentoso Oleksandr Zinchenko, fichado este verano del Ufa ruso, podría salir cedido en busca de los minutos con los que probablemente no contará de quedarse esta temporada a las órdenes de Pep Guardiola. Pero al igual que hemos comentado antes, no sería descartable su permanencia en la primer plantilla, teniendo en cuenta que los Citizen jugarán cuatro competiciones.
Por último, en la punta del ataque, el Manchester City se deshará pronto de un Wilfred Bony que no ha logrado reproducir en el Etihad el rendimiento que le hizo triunfar en el Liberty Stadium, quedando en plantilla Sergio Agüero y Kelechi Iheanacho. En principio, no se aguarda la llegada de más futbolistas de ataque, a tenor de la ingente cantidad de jugadores de segunda línea con los que cuenta Guardiola. El ‘Kun’ seguirá marcando goles con el City, tal y como lleva haciendo durante un lustro (26 y 24 tantos en Premier en las dos últimas temporadas), mientras que el joven y estimulante Kelechi continuará creciendo de la mano del de Santpedor, tras demostrar la pasada campaña que está preparado para ser un futbolista importante en este Manchester City.
Las casas de apuestas inglesas colocan al Manchester City como favorito para el título. Sin embargo, el desconocimiento de Guardiola de la liga (a pesar del inteligente movimiento de integrar a Mikel Arteta en su cuerpo técnico) y la enorme competitividad de la Premier League este curso, no se lo pondrán fácil. A día de hoy, parece un proyecto más encaminado al medio plazo que al corto.
