Nacho González

Previa 2016-17: Stoke City

Tras tres años quedando en novena posición, surgen expectativas e incertidumbres sobre cuál será el devenir de los Potters. Seguir en la parte anodina y confortable de la clasificación o dar guerra en busca de un hueco europeo. Joe Allen, el único fichaje de renombre hasta ahora, será la nueva batuta en Staffordshire.

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Probablemente sean pocos los aficionados en Stoke-on-Trent que hoy en día no estén satisfechos con su equipo de fútbol. El Stoke City ha conseguido asentarse en los últimos años en la máxima categoría del fútbol inglés y se ha consolidado como un conjunto que, desde su humilde perspectiva, echa raíces cada año más profundas en la Premier League para no volver a marcharse.

Sin embargo, sobre la satisfacción que da la estabilidad deportiva del club comienza a sobrevolar una pregunta que tarde o temprano tenía que ser planteada: ¿hasta dónde pueden llegar los Stokies? Afrontan la temporada 2016-17 con un dato revelador a sus espaldas: han acabado las tres últimas campañas en novena posición. ¿Es suficiente con seguir viviendo en esa zona de confort o deben autoimponerse mayor valentía a la hora de establecer objetivos y aspiraciones? El curso que se avecina puede ser el punto de inflexión definitivo.

La opción de Europa, aunque no remota, se antoja cuanto menos complicada en la que puede ser una de las temporadas más exigentes de la Premier League. La gran cantidad de equipos que pelearán por posiciones de acceso a las competiciones continentales no coloca a los Potters como una apuesta segura para un hipotético quinto o sexto puesto, pero tras tres años repitiendo posición quizá es momento de buscar un salto cualitativo. La estabilidad vale oro, pero mejorar es siempre un imperativo.

Pero, ¿y si la oportunidad del Stoke City no está en el torneo de la regularidad? No hay que quitar ojo a lo que haga el equipo de Mark Hughes en las competiciones coperas: Copa de la Liga y FA Cup. Lidiar con varios torneos sin que ello suponga una pérdida de atención en el más importante, la Premier League, puede ser una difícil empresa para los Stokies, pero ni pueden ni deben esconderse de la realidad: son un club preparado para dar la sorpresa. A buen seguro a nadie en el rebautizado Bet365 Stadium le importará repetir el noveno escalón en liga si en algún torneo del K.O. se acaba levantando un trofeo en Wembley. Un histórico éxito que, además, vendría acompañado de billete para Europa. Crystal Palace, Aston Villa, Wigan o Hull City han sido ejemplos de equipos de clase media que han acabado disputando en los últimos años la final de la FA Cup, como el propio Stoke hizo en 2011. ¿Por qué no esta temporada?

Con el objetivo de continuar por esa senda de estabilidad y mejora que los alfareros siguen en su historia reciente, dos hombres llegados en el mercado de verano están llamados a dar un plus de calidad determinante: Joe Allen y Ramadan Sobhi. Especialmente el centrocampista galés, que recién llegado del Liverpool tendrá presumiblemente un papel protagonista para Hughes y, tras su notable Eurocopa, en Stoke-on-Trent esperan de él que tome el timón desde la medular para que los balones lleguen a la talentosa línea ofensiva.


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Es precisamente ese sector atacante el que más temor inspira en los rivales del Stoke City. Los dos nombres más brillantes del plantel, Xherdan Shaqiri y Marko Arnautovic, volverán a ser las puntas de lanza. Ellos serán la chispa, el factor diferencial y los dorsales de los que todo jugador contrario esté pendiente. Ya en el curso 2015-2016 dieron muestras de su peligro como dupla y, junto a la calidad de hombres como Mame Biram Diouf o Bojan Krkic, pueden hacer del escuadrón de Staffordshire toda una potencia atacante de Inglaterra. El juego de los blanquirrojos, otrora más identificado con ese Stoke-on-Trent industrial, tosco y frío, se estiliza progresivamente en busca de objetivos más ambiciosos.

Un proceso que arrancó hace tres temporadas cuando Peter Coates, dueño del club y de la casa de apuestas Bet365, decidió que Tony Pulis ya había llevado el club lo más lejos que podía y era momento de cambiar de enfoque táctico. El encargado de conducir al equipo desde el fútbol antediluviano del técnico galés hasta un fútbol más moderno cercano al pregonado por el FC Barcelona, fue Mark Hughes. El técnico galés venía de sufrir un severo golpe en su reputación en el Queens Park Rangers pero ha logrado estabilizar al club dentro de la profunda transformación táctica.

Para hacerlo, Hughes contrató a jugadores de un perfil desconocido en esos lares. Artistas como Xherdan Shaqiri, Ibrahim Afellay, Bojan Krkic o Marko Arnautovic aterrizaron en Stoke para darle un aire radicalmente diferente al equipo. Una serie de fichajes centrados en la zona ofensiva que han dejado de lado otras facetas del juego.

Posiblemente sea la defensa el lado más débil de los de Hughes, pero el regreso del portero inglés más prometedor del panorama actual, Jack Butland, tras una larga lesión da alguna razón de más para dar un voto de confianza al blindaje del equipo bajo el liderazgo de Ryan Shawcross. Reducir esos 55 goles en contra de la pasada campaña necesita ser una meta a cumplir sin excusas.

Está por ver si Hughes se decantará este año de nuevo por su más que usado 4-2-3-1 o la incorporación de Allen le empujará a usar un 4-3-3. Pizarras aparte, la calidad del Stoke City es indudable y los Potters se han ganado el derecho a esperar más de ellos. Tienen tres competiciones por delante, muchos rivales en el camino y una duda que disipar: si se quedan en la zona de comodidad o dan el paso de los grandes.


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Nacho González