Ander Iturralde

Previa 2019-20: Brighton & Hove Albion

Con un nuevo entrenador y un grupo de infraexplotados jugadores, el Brighton se prepara para la que es su tercera temporada en la Premier League. Después de una excelente primera temporada y una contrariada segunda campaña, Chris Hughton se ha marchado, Anthony Knockaert se ha marchado, Lewis Dunk podría marcharse todavía y aun así, el Brighton se mantiene tan vibrante como siempre.

Cosas han cambiado, pero el camino les ha hecho quienes son. De alguna manera, se trata de empezar de nuevo y silmutáneamente de seguir exactamente la misma línea, donde lo dejaron todo. Ahora, en una especie de momento en el se la están jugando, desligándose de la comodidad de Chris Hughton, ese par de “manos seguras” que han logrado mantener al equipo en la Premier League, y han ido a por el entrenador más llamativo de Champioship. Algo que prácticamente nunca pasa, pues o asciendes directamente con un equipo o te verás eclipsado bien por los viejos “rockeros” como Mark Hughes y el resto de esa peña o bien por entrenadores que vienen de hacerlo excelsamente en una primera división europea. Sin embargo, el Brighton ha movido casi todas sus fichas al centro de la mesa por Graham Potter. Y no por nada, el dueño y presidente del club, Tony Bloom, hizo su fortuna como jugador profesional de poker.

Un día te despiertas y ya no está Chris Hughton, sino Graham Potter. El año pasado el incremento del club y de su entrenador como tal parecía encarrilado, sin embargo, todo puede cambiar desprisa, sin piedad. Y lo hizo. Pero como es de reseñar, esta apuesta es un movimiento calculado y con un margen de beneficio enorme. Si sale mal, aun así no deberían acabar mucho peor de dónde acabaron con Hughton la temporada tras unos meses de descomposición, casi sin darte cuenta, hasta que un día pierdes con el Cardiff y solamente te acabas salvando porque la carrera por la salvación la estabas corriendo contra el propio Cardiff. Es por ello, por la agudeza del deterioro de los últimos meses, por lo que Potter es potencialmente todo ganancias y muy pocas pérdidas. Alguien que ha seguido un paso inusual. En Suecia, país al que curiosamente Chris Hughton tuvo que acudir en su época (antes de Potter) para rescatar a un “raptado” Peter Crouch, fue donde este enigmático e intrigante chico inglés empezó a crear al entrenador que él es hoy. Aunque no fue su primera parada, ya que fue director deportivo de la selección ghanesa femenina tres años de recalar en el norte. Alguien que no necesitó de experimentar la más brillantes de las carreras como jugador, pues para él siempre habría ese siguiente paso, ese siguiente capítulo de su trayectoria no ya como trabajador de fútbol sino como persona.

Pero una de las cosas que podrá extraer de sus 12 años como futbolista profesional, en los cuales jugó un total de ocho partidos de Premier League y el resto, mayormente, entre tercera y cuarta división, es un entendimiento, una compresión del club al que ahora llega. Porque hace no tanto el Brighton estaba relegado a jugar en tercera. Y es algo, dentro de la trabajada y meteórica ascensión del club desde allí, que forma parte de la complexión del mismo. Como también de la de Potter, en una conexión metafísica del tipo que tan importantes, si bien no tan irremediablemente obvias, son en el fútbol. En un sitio en el que las cosas, pese al final de temporada, iban relativamente bien, juntará eso con un su reconocida y profundamente elogiada habilidad comunicativa (cuenta con un master en liderazgo e inteligencia emocional) para generar un soplo de aire, el presciso tipo de aire, fresco. Con Hughton las cosas nunca fueron mal del todo, y por eso misma existe la impresión de que quisieron cambiar en el momento justo, si bien las formas en las que lo hicieron no las ejecutaron de la mejor manera, dejando un ligero mal sabor de boca que podría haber sido evitado. Como también podría haber sido peor. Y como podría haber sido mejor el rendimiento de tantos fichajes, de los cuales necesitas sacar algo, en especial cuando te has gastado tanto. Potter, otra cosa no, pero como muchos entrenadores que empiezan desde tan abajo (la 4ª división sueca) y logran llegar a donde él ha llegado, sabe cómo contornearse a la par con los jugadores a su disposición. Fue el caso en Escandinavia, fue el caso en Swansea, esperan que sea el caso en Brighton.


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Graham Potter dirigiendo al Östersunds en la Europa League tras empezar desde las profundidades del fútbol sueco. / Fuente: GENYA SAVILOV/AFP/Getty Images


Después de concluir la pretemporada, no parece, no obstante, que la experimentación vaya a hacer lo propio. De una forma u otra, a un grado u otro, prácticamente el equipo entero tiene que ser puesto a prueba, tiene que ser repensado, reanalizado, incluso si la conclusión que se alcanza sea la original. Aunque si hay una posición que no la necesita, según las decisiones del propio Potter, es la portería. Tuvieron que cambiar de portero con el ascenso hace dos años y, sin embargo, no podría haberles salido mucho mejor. Si les hubiese salido mejor, el guardameta en cuestión probablemente no seguiría en el equipo. Mathew Ryan, internacional australiano, desembarcó desde Valencia tras unos antecendentes en dicho destino más que dubitativos para sellar su lugar entre los tres palos del Brighton. Delante de él, la defensa de dos centrales ha sido aun más sólida que él. Y aun así, con Potter van a cambiar con la esperanza de que sea a mejor.

Aunque más allá de ello incluso, mañana se cierra el mercado de fichajes y la posibilidad roza la probabilidad de que cambie más todavía, pues el Leicester quiere al capitán del Brighton, de Brighton, Lewis Dunk. No se materializaría por menos de unos 45 millones, pero para algo tiene el Leicester calentitos en sus manos 80 recién recibidos por Maguire. Y en la costa sur han querido cubrirse en salud con el fichaje, por otros nada desedeñables 22 millones, de Adam Webster del Bristol City de segunda. Un movimiento que favorecerá y mejorará al Brighton. No sólo en el (un poco) ambiguo sentido de lograr a un mejor suplente, ya que se quede o se vaya Dunk, las torres gemelas pasarán a ser tres. Shane Duffy seguirá y la defensa en vez de seguir, gravitará hacia la nueva idea de Potter: 1-3-4-3. Y como no sea por el subsuelo, al otro lado del de estos tres monstruos aéreos no va a llegar ni una jabalina lanzada al aire. La despejarían también sin inmutarse.

Tal cambio de esquema se presenta como una ayuda a una zona de laterales que no fue la más resolutiva, la que más diferencias marcó en favor del equipo. Porque si bien en el sector derecho llevaban ya varios años bien cubiertos con Bruno Saltor, la pasada temporada (la que terminó siendo su última como profesional) llegó la hora de cambiar en favor de un Martín Montoya que estuvo simplemente correcto, pero que retendrá un puesto de titular en esta transición al carril. No así, de primeras, Gaëtan Bong. A pesar de que el Brighton ha fichado laterales y más laterales de banda izquierda, Bong ha resistido hasta que han dado con la solución de cambiar directamente de esquema, lo cual parece que situará a Solly March, un silenciosamente buen poliextremo que podría conocer nuevas cotas de rendimiento con el cambio al lugar de carrilero, pues en la zona de extremos se estaba empezando a formar bullicio con tantos de ellos. A los cuales llegaremos a continuación pero no antes de una de las grandes incógnitas del equipo, una posición del campo que no sobresalta tanto, si bien era más que posiblemente donde yacía (y yace) uno de los mayores retos del nuevo técnico de pelo rubio: el medio centro.


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La revolución esquemática y estilística ya ha empezado en Brighton de la mano de Graham Potter. / Fuente: footballuser.com


Una zona que tanta electrizidad generó especialmente la temporada del ascenso para ellos, pareció estancarse sin apenas remedio el pasado curso. Se puede atribuir a las reticencias de Chris Hughton por darles rienda suelta, algo que se apreció de forma bastante evidente en más de una ocasión. Pero tampoco es suya toda la responsabilidad, teniendo Dale Stephens y Davy Pröpper la titularidad casi de principio a fin. La llegada el pasado verano del prometedor Yves Bissouma insinuaba el principio de una pequeña revolución que, sin embargo, se quedó en algo totalmente aguado. Hughton le pobró junto a Stephens y no tardó en dar marcha atrás. De momento, aun así, con los problemas físicos que parece arrastrar Bissouma, Potter buscará sacar, sobre todo de un Pröpper del que se esperaba más propiedad ofensiva, lo que su predecesor en el cargo no pudo de su dúo más empleado; quedando el experimentado Beram Kayal como la alternativa nuevamente. Sacar el máximo jugo de Stephens y Pröpper así como de los extremos. Tanto se esperaba de ellos y tan poco se recibió. Quien más acabó demostrando, y pudo haber demostrado mucho más, fue un Anthony Knockaert que vio en la oferta del Fulham este verano una oportunidad para un cambio que no era imperante pero tampoco del todo una mala idea. Aunque diferente al de entrenador, un cambio potencialmente a tiempo también. Ello ha dejado la pista de despegue lista para quienes quedan, uno completamente nuevo en Leandro Trossard. A pesar de tener más nombre de lateral o de medio centro que de extremo (si es que existe tal concepto), llega del fútbol belga tras ser campeón del mismo con el Genk y con el objetivo ahora de ser quien logre conectar los enchufes del ataque de un Brighton del cual se espera un brillo nuevo este año.

Mientras nuestro amigo Trossard se espera que parta desde la izquierda, quien había acabado haciéndolo la temporada pasada, Jürgen Locadia, lo hará según parece desde la derecha esta vez. Otro jugador del que se esperaban toneladas más después de ser fichado de ese fútbol que opera en una dimesión diferente al resto: la Eredivisie. Pröpper al menos es titular, pero como Alireza Jahanbakhsh, Locadia deberá dar el paso al frente. Con el cambio de entrenador a alguien mucho más atrevido con el despliegue ofensivo de sus equipos, ahora la presión recae inevitablemente en ellos. Así como en el fichaje que parece cerrar el mercado del Brighton: Neal Maupay. Algún día iba a dejar de ser titular Glenn Murray y la abrumadora sensación es que ese día ha llegado con Potter y Maupay. Este delantero francés llegó hace dos años al Brentford para empezar como uno de los peores “falla ocasiones” de 2ª división hasta llegar, con trabajo y más trabajo, a evolucionar (además en un equipo muy ofensivo, lo cual debería ayudar mucho) en un seguro de cara a puerta, por el que el Brighton ha lanzado sobre el Brentford otros 20 millones. Los nuevos ritmos, las nuevas caras, técnicas y sinergias pueden elevar a “las gaviotas” todavía más alto. Porque con todos los mencionados, también están personas como el colombiano José Izquierdo o el alemán (y mejor jugador del equipo hace dos temporadas) Pascal Groß, entre otros, para ofrecer variantes a un técnico que parece que sabrá aprovecharlas. Y hacer, simple y llanamente, crecer a este equipo.

“La gente cree que entrenar trata sobre ganar partidos -lo cual, por supuesto, es el caso- pero a lo largo de mi carrera también ha sido sobre ayudar a gente a mejorar, a ser más capaces de lidiar con la vida y a tener más éxito en sus vidas, dentro y fuera del campo. Eso es algo muy poderoso y, de hecho, te permite ser consistente en tu trabajo también si lo tienes presente. Si te encasillas a ti mismo en el resultado, es un poco una montaña rusa. No puedes ganar todo el rato y, a menudo, no ganamos ni siquiera tanto. Tienes que tener algo y pienso que si podemos crear un habitad en el que la gente genuinamente cree que estamos intentando ayudarla, a mejorar y evolucionar, entonces igual lo intentan un poco más fuerte y lo harán mejor por el equipo y por el club. Tengo que recordarme eso a mí mismo mucho, especialmente si perdemos”. Esto es sólo una pequeña parte de lo que Potter contaba a Ben Fisher de The Guardian, recientemente en una entrevista. La cual llegaba tras ocho años en el Östersunds FK sueco, al cual lideró de una forma que no conocía precedentes, desde la cuarta división hasta la primera, ganando una Copa y llegando hasta dieciseisavos de final de la Europa League en su último año. Una travesía como ninguna otra y brillante como pocas. Pasando luego a rescatar durante un año a un Swansea futbolísticamente arruinado para quedar notablemente en mitad de tabla. En Brighton, un entrenador muy especial tiene la oportunidad de, simplemente, seguir siéndolo. Y ello, quizás les haga volar juntos aún más alto.


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El símbolo del club. / Fuente: Dan Istitene/Getty Images

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Ander Iturralde