Han sido cinco temporadas que han llevado al equipo de competir con el Everton por las migajas que dejaba el antiguo Top-4 dominador del fútbol inglés a formar parte de nuevo Big-6 y ser un habitual en Champions League, incluso alcanzando una final. Una magnitud hasta difícil de medir con lo conseguido por el argentino en este tiempo, donde ha ido inyectando su propio carácter competitivo para que poco a poco se empiece a desterrar la palabra Spursy, algo así como “El Pupas” que tenía como apelativo el Atlético de Madrid pre-Simeone, de su vocabulario. En este tiempo, Pochettino ha ido construyendo un bloque con los ingredientes validos que tenía (Lloris, Vertonghen, Dembélé, Eriksen) junto con algo de juventud que se sacó de la chistera (Kane, Dele, Winks) y un poquito de inversión (Alderweireld, Son, Lucas, Sissoko), que ha ido modificando mínimamente con el paso de las temporadas. A veces por no tener necesidad de hacerlo y otras veces porque no le dejaron esa posibilidad, siendo el equipo que menos inversión neta en fichajes (compras – ventas) ha realizado de los grandes del fútbol inglés en las últimas temporadas.
Porque en todos estos años se ha ido cocinando un plato a fuego lento con la intención de poder disfrutarlo a largo plazo con la construcción del nuevo estadio como piedra angular de todo ello. Un nuevo estadio que marcó la última temporada con innumerables aplazamientos de su inauguración y que le otorgó un quebradero de cabeza extra a un equipo que se ha pasado año y medio compitiendo fuera de casa. Algo que acreditan unos números aceptables en Wembley, un 71% de puntos conseguidos como local en Premier League, pero que quedan lejos de la marca que se logró en la última temporada en el viejo White Hart Lane, un 92% de los puntos en juego o lo que es lo mismo, diecisiete victorias y dos empates en los diecinueve partidos que se jugaron. Un peaje a pagar para quedarse a la altura del resto de grandes en cuanto a ingresos, porque los estadios más nuevos del fútbol inglés como Emirates o Etihad prácticamente doblaban en capacidad y servicios a la vieja casa lilywhite.

La última temporada de los Spurs fue un continuo ejercicio de supervivencia para Pochettino que tuvo que ir adaptando el equipo a las circunstancias que se encontraba. Comenzando por la principal, la desconexión entre líneas que se encontró con la lesión y posterior marcha al fútbol chino de Mousa Dembélé. La solución que adoptó fue pragmatismo puro y duro: si una zona tenía carencias con balón se iba a intentar pasar por ella lo mínimo posible, lo que desembocó en un equipo que dominó la posesión, y por ende al rival, mucho menos que en temporadas anteriores pero que era más potente en las áreas. Sissoko fue el protagonista principal de este cambio, que aportando su cuota de músculo en mediocampo cerró varias vías de entrada al rival mientras que ofensivamente el objetivo principal era conectar como se pudiese con un Eriksen que estaba obligado a ampliar su radio de interacción, lo que le hizo llegar sin apenas gasolina al final de la temporada.
Esta solución logró llegar a los 60 puntos en febrero, algo que daba incluso opciones de pelear la Premier League y que prácticamente aseguraba el Top-4, pero que no pudo aguantar el retorno de las competiciones europeas junto con las bajas de Kane o la marcha de Son a la Copa Asia. Por lo que obligados a elegir, fue la Champions League la que se llevó toda la atención por encima de las copas locales o el campeonato liguero. Tanto fue así que pocos recuerdan los partidos de Premier League que se jugaron en el nuevo estadio más allá del debut ante el Crystal Palace, mientras que el repaso al Borussia Dortmund en un segundo tiempo genial, el zapatazo de Son ante un recatado Manchester City o la exhibición “ajacied” -posteriormente neutralizada por Lucas, a.k.a. el héroe de Amsterdam-, siguen en la cabeza de todos los Spurs.
Y es que semejante capacidad de adaptación a las adversidades, unido a una cuota importante de fortuna junto a la habilidad de Pochettino para cambiar el guión de los partidos, acabó en el partido más importante de la historia del club. Una final de Champions League que nadie tenía en su hoja de ruta y que por desgracia apenas se pudo disfrutar.
Pero ese logro es algo que no ha hecho olvidar los principales problemas y por eso desde que comenzó el verano, las fuerzas se centraron desde el primer momento en firmar a Tanguy Ndombele. El medio francés que comenzó a llamar la atención de todos los grandes europeos tras sus buenos partidos ante el Manchester City en la fase de grupos de Champions League, demostrando poseer unas cualidades idóneas para solucionar lo que había desencadenado la baja de Dembélé. Porque Tanguy, da una primera impresión equivocada, no es el mediocentro defensivo de la escuela makelelista (o kanteniana para los más jóvenes) que su color de piel hace pensar, si no más bien todo lo contrario, técnicamente está bastante bien dotado y es capaz de romper las líneas rivales tanto con conducciones como mediante pases, lo que le concede un importante parecido a su predecesor (de puesto y últimas cinco letras del nombre). Siendo las tareas sin balón uno de sus puntos a mejorar.
Tal es el nivel de importancia de este fichaje que Levy -un reconocido negociador de la cofradía del puño cerrado, que además se enfrentaba a otro como Jean-Michel Aulas del Lyon– apenas escatimó en gastos, rompiendo el récord del fichaje más caro de la historia del club, que se situó en cincuenta y cinco millones de libras que se pueden aupar hasta los sesenta si cumple una serie de objetivos. Y es que del rendimiento del franco-congoleño dependerá la función de enganchar la parte más defensiva del equipo con la más ofensiva, además de hacer brillar a su compañero en la sala de máquinas. Un Harry Winks en el que se tienen puestas muchísimas esperanzas de que esta temporada sea un jugador diferencial, lo que se demuestran las cuatro renovaciones de contrato que ha firmado en las tres últimas temporadas mientras el pequeño mediocentro terminaba de averiguar el tipo de jugador iba a ser.

Seguramente la del mediocampo no sea la única carencia con la que Pochettino se ha encontrado en el último año. Desde que Kyle Walker y Danny Rose formaron una de las mejores parejas de laterales del mundo, las bandas han ido perdiendo importancia en el esquema de los Spurs y es que el rendimiento de Trippier ha sufrido un efecto gaseosa tras alcanzar su pico durante el Mundial de Rusia y los problemas de Rose han terminado de anegar esa zona. Un factor que hizo aceptar la oferta del Atlético por el “Beckham de Bury” y que permitirá darle la alternativa a Kyle Walker-Peters, así como buscar un sustituto para el otro perfil como podría ser Ryan Sessegnon, aunque a corto plazo parece que tanto Serge Aurier como Ben Davies parten como titulares en la zona que más dudas ofrece del 4-4-2, con rombo en mediocampo, con el que se volverá a insistir esta temporada. Otra alocada (o quizás no tanto) posibilidad que ha sido gestada y sugerida en las profundidades de Internet es que Moussa Sissoko fuese quien acabase de lateral derecho ante su ya notoria polivalencia.
Para el futuro, quedan deberes pendientes de gestionar como son la localización de sustitutos para la pareja belga de centrales que ha entrado en su último año de contrato sin visos de querer renovarlo, sobre todo en el caso de Alderweireld (a pesar de que, por otro lado, ha mencionado el deseo de convertirse potencialmente en capitán). Un puesto, en el eje, para el que opositan Davinson Sánchez, Cameron Carter-Vickers y Juan Foyth, este último mientras hacía horas extra como lateral diestro. Siendo la zona más ofensiva la que mejor está cubierta con jugadores Top como Harry Kane, al que si las lesiones le respetan debería alcanzar con facilidad la treintena de goles, escoltado por la virtuosidad de Eriksen y por la verticalidad de Son, Lucas y un Dele Alli que debería dar un paso adelante tras un pequeño estancamiento, no tanto en números como sí en sensaciones. Una zona que espera para el año que viene a Jack Clarke, el fichaje que rompió 18 meses sin caras nuevas. Un joven y vertical extremo por el que Pochettino se reunió varias veces con su profesor en esto del fútbol, Marcelo Bielsa, y que permanecerá un año más en Leeds con el fin de crecer para dar el salto a Premier League con mayor preparación a cambio de aproximadamente unos diez millones de libras.
Así comienza una temporada fundamental para los Spurs, porque hasta ahora se encontraban inmersos en un proceso de crecimiento para equilibrar fuerzas con sus competidores con los títulos que justificaba la falta de los mismos. Pero parece que ha llegado el momento de recoger los frutos de todo el proceso y se empiezan a terminar las excusas, aunque mientras Pochettino continúe logrando el acceso para la máxima competición europea, nadie podrá poner en duda el enorme trabajo de uno de los mejores entrenadores del mundo. Pero corre el peligro de que los jugadores comiencen a dudar de que sea un proyecto con el que alcanzar sus objetivos individuales, obviando los del club. Es el momento de actuar.