Ilie Oleart

¿Puel jugó con suplentes? Sí ¿Debió clasificar? También

La eliminación del Southampton en la Europa League tras empatar en casa ante el Hapoel israelí en la última jornada reabrió el debate sobre la gestión de los clubes ingleses de la segunda competición continental.

Equipos ingleses y Europa League son dos términos tan opuestos como Fellaini y barbería. Ya es casi una tradición veraniega que el West Ham quede eliminado de la Europa League ante el Astra Giurgiu rumano. Mauricio Pochettino ha hecho debutar en Europa League a todos los menores de edad que han pasado a menos de 500 metros de White Hart Lane. El Southampton cayó en la ronda previa del año pasado ante el Midtjylland. Y, en esta ocasión, ante el Hapoel. Ninguno de esos rivales es precisamente el Bayern de Múnich.

No entraremos aquí a analizar una vez más por qué los clubes ingleses compiten tan mal en la Europa League. Ese tema ya se abordó suficientemente aquí, por ejemplo. Todo lo dicho entonces sigue siendo válido a día de hoy. El propósito en esta ocasión es tratar de desentrañar las causas del último fracaso europeo del Southampton. Es decir, las decisiones de Claude Puel.

Basta un somero repaso a los cambios realizados por el técnico francés en el once inicial respecto al anterior partido de Premier League para descubrir el motivo principal de la debacle de los Saints. De media, Puel ha cambiado, durante la fase de grupos, a seis de sus diez jugadores de campo titulares. Ante el Hapoel en Israel, por ejemplo, Puel solo mantuvo a dos jugadores de los que ganaron 0-3 al West Ham cuatro días antes. Tan solo cuando necesitó un resultado en la última jornada, Puel decidió reducir las rotaciones. Pero, para entonces, ya fue demasiado tarde.

Sin embargo, la decisión de Puel tiene su justificación. La Europa League tiene un problema crucial: se juega los jueves. Tomemos el ejemplo del Manchester United esta semana. El jueves jugaron en Odesa, una ciudad ucraniana situada a más de 3.000 kilómetros de Mánchester. Es decir, sin escalas ni traslados, cinco horas de avión. Eso significa que el viernes, José Mourinho ya no podrá realizar una sesión completa con sus jugadores. Tampoco el sábado, día previo al enfrentamiento contra el Tottenham. Así que un entrenador debe dar prioridad a una competición o la otra. Con el equipo en duodécima posición en liga, Puel lo ha tenido claro.

Los últimos resultados demuestran que, para un equipo inglés, compatibilizar Europa y Premier League es casi imposible. Cuando el Chelsea ganó la Champions League fue sexto en liga (quedó a 25 puntos de los dos equipos de Mánchester). La temporada pasada, el Liverpool se lanzó a por la Europa League y alcanzó la final… a costa de ser octavo en liga. La temporada pasada, el Manchester City rompió su barrera y alcanzó las semifinales de la Champions League, después de quedar apeado de la lucha por el título de forma tan temprana como irremisible. Finalizó la liga en cuarta posición.

Por supuesto, esto no significa que Puel quisiera quedar eliminado. Este fracaso europeo ha sido un duro revés para aficionados, jugadores, directiva y el propio entrenador. Pero sus decisiones han aumentado la probabilidad de que sucediera. Dicho esto, el potencial económico de un club de la zona media de la Premier League como el Southampton es tan elevado respecto al resto de Europa que, incluso con los suplentes, debería haber sido capaz de quedar por encima del Hapoel. Que Puel optara por jugadores no habituales no debe impedirnos ver el bosque. La realidad es que los suplentes de los clubes ingleses están rindiendo muy por debajo del nivel que se les debe exigir.


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Cambios de Claude Puel en el once inicial respecto al anterior partido de liga (Fuente: elaboración propia).

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Ilie Oleart