Nacho González

¿Qué ha pasado, Saido?

Él quería brillar en un grande después de hacerlo en el West Bromwich Albion, pero desde entonces nada se le da bien. Problemas con la pelota y extradeportivos han transformado al prometedor Saido Berahino en un tipo incapaz de marcar un gol. Ni aunque el Stoke City instale porterías de rugby.

Saido Berahino sueña con el cosmopolitismo de Londres, las luces de una gran urbe y el glamour de un club potente y ganador. Cuando se despierta, se encuentra a sí mismo en Stoke-on-Trent con la calefacción a toda potencia —en ese lugar es la diferencia entre vivir o morir congelado— y las notificaciones de Twitter llenas de bromas. Y siempre la misma pregunta: ¿qué demonios ha ocurrido para pasar de promesa de futuro a promesa incumplida?

Empecemos por lo básico. Se conoce como «definición negativa» aquélla que explica un concepto por lo que no es. Por ejemplo, paz es la ausencia de guerra. No suele ser un método recomendable por su inexactitud, pero en el caso de Saido ahorra muchas palabras: Berahino es la ausencia de gol y puntería.

El último tanto del delantero angloburundés data del 27 de febrero de 2016. Desde entonces, Reino Unido ha votado sí al Brexit, Donald Trump se ha convertido en presidente de los Estados Unidos, el Leicester City ha ganado una liga, Inglaterra ha tenido tres seleccionadores diferentes, Muhammad Ali ha fallecido y Kim Jong-un ha lanzado más misiles que habitantes censados en Corea del Norte. Temo que la humanidad no sobreviva para ver su próximo gol. Y el mismo miedo me da que, mientras tanto, Saido se convierta en parte del refranero popular: ya puedo imaginarme a parejas sustituyendo el «hasta que la muerte nos separe» por «hasta que Berahino marque«. Eso sí, quédate con la persona que te declare su amor así. Te quiere de verdad.


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Foto: Ben Stansall (AFP / Getty Images)


No hace mucho que la vida era muy distinta para Berahino. En la temporada 2014-2015, todos los clubes potentes de Inglaterra se interesaron por él. Marcó seis goles en cinco partidos en el arranque del curso y terminó con catorce dianas en liga y veinte en total, si se suman cinco en FA Cup y uno en League Cup. Fue convocado por Inglaterra. Tottenham, Chelsea y Liverpool llamaron a la puerta del West Bromwich con billetes en la mano. Pero Tony Pulis, que había salvado al equipo en otro de sus ejercicios de bricolaje futbolístico, rechazó vender a su joven estrella. Y él respondió negándose a otro año de victorias rácanas con la permanencia como meta mediante una petición de traspaso. Debía ser su billete al ‘top-six’ y se convirtió en el principio del fin, porque Saido no se fue a ningún lado.

¿Sabéis de esas películas biográficas que siguen la estructura éxito – decadencia – recuperación – final feliz? No sé si la de Berahino pasará alguna vez de la segunda fase a la tercera, pero el guionista se está recreando en el fracaso. Tras hacer público su descontento en West Bromwich, los goles dieron paso a peleas con la directiva y el cuerpo técnico, sobrepeso, problemas con el consumo de alcohol y drogas y la presencia de Salomón Rondón como sustituto en el ataque para que nadie echara a Saido de menos.

Cuatro goles en 31 jornadas en la Premier 2015-2016 pincharon la burbuja definitivamente. Al concluir esa campaña, Pulis se planteó que hasta su gorra sería capaz de rematar más balones a gol que Berahino y lo vendió devaluado al Stoke City por casi catorce millones de euros. En cuestión de un año, había pasado de verse celebrando goles en Wembley a jugar en Stoke, una ciudad, según leí una vez en The Guardian, «más fea que el pecado».


A 10 de octubre de 2017, Berahino lleva 31 horas y 23 minutos de juego sin marcar un gol


Ni en West Bromwich ni en Stoke City te prometen trofeos, pero sí la posibilidad de sentirte útil. Para Berahino, el traspaso a los Potters era una nueva oportunidad, pero en vez de «gol de Saido», la afición se ha acostumbrado a decir que «ese tiro Saido fuera». Un chiste a la altura de su aportación goleadora, lo sé.

A 10 de octubre de 2017, Berahino lleva 31 horas y 23 minutos de juego sin marcar en Premier League. Efectivamente, podrías pasar más de un día viendo todos sus partidos sin pausa para dormir o alimentarte y ni por ésas verías un gol suyo. Por si ese dato no era suficiente motivo para escribir sobre el tema, en su último partido falló un penalti y tuvo que ser Peter Crouch el que salvara al Stoke con un gol en el minuto 85. Ya sólo falta que salga Mark Hughes del banquillo vestido de corto a rematar por él.

Suele pasar con estas cosas que nada más publicar un artículo así el protagonista corta su mala racha inmediatamente en la siguiente jornada. Si es así, en La Media Inglesa estaremos más que orgullosos de haber apoyado la causa. Al fin y al cabo, también pretendemos servir de contragafe para que Berahino remonte a sus 24 años una carrera con mucho tiempo por delante. A por ello, Saido. No queremos escribir otra vez porque hayas llegado a las 48 horas sin marcar.

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Nacho González