Jordi Cardero

¿Qué ha sido de Dele Alli?

Siendo una de las revelaciones más tempranas del fútbol inglés reciente, subiendo sin acusar el salto desde tercera división hasta la Premier League, Dele Alli está tratando de entrar en una nueva fase de su carrera, patinando sin embargo en un Tottenham atascado. Pero estos últimos años no han sido ningún engaño.

Las primeras impresiones duran para siempre. Por este motivo, es muy importante causar una nefasta visión de ti cuando conoces tu nuevo entorno. Es recomendable que, el primer dia en tu nueva oficina, le tires por encima el café a un compañero -si es un superior, mejor-, dejes claro que no tienes ni idea de usar el Excel y llenes tu mesa de fotografías de tus referentes -que pueden ir desde tus padres hasta Billy Sharp, pasando por Joey Barton o Dejan Lovren-. De este modo, cuando hagas algo decente, tus compañeros valorarán doblemente ese logro.

Sin ser consciente de que le perjudicaría a largo plazo, Dele Alli, con tan solo 15 años, ya entrenaba en el primer equipo del Milton Keynes Dons. Quiso impresionar y lo consiguió. En uno de los entrenamientos, el técnico Karl Robinson insistía en ensayar los saques de esquina. Dele y sus 188 centímetros tenían el objetivo de llegar al primer palo para rematar. Sin pensárselo demasiado, remató de tacón en el aire y marcó. Para celebrarlo, lanzó su chicle, lo tocó con ambas rodillas, con el pie izquierdo, con el derecho y volvió a metérselo en la boca. Robinson quedó paralizado, Dele respondió con una sonrisa.

En enero de 2015, el Tottenham pagó cinco millones de libras por el prometedor centrocampista. De este modo, Dele se encontraba ante la posibilidad de rebajar las expectativas ante sus nuevos compañeros y, sobre todo, ante Mauricio Pochettino. Nada le importó al joven Dele entrar en un vestuario frecuentado por futbolistas históricos -por un motivo u otro- como Paulinho, Roberto Soldado o Sandro. Dele quiso causar impacto en lugar de aparentar ser un ser humano desastroso. Craso error. Bien podría haber fingido no saber atarse las zapatillas, no saber ponerse un peto, errar en los controles y equivocarse de portería al marcar. Si tus compañeros no esperan nada de ti, cuando hagas un buen pase pensarán: “pues no es tan malo, incluso sabe andar”. Dele no estuvo por la labor y en poco tiempo se consagró como un jugador capital para Pochettino.

El centrocampista inglés debutó en la primera jornada de Premier League de la temporada 2015/16, en la derrota por 1-0 en Old Trafford. Una cosa es perder, otra es hacerlo ante un equipo que formaba con Sergio Romero o Matteo Darmian. Como no podía ser de otro modo, a partir de ahí todo fue a mejor en el norte de Londres. El segundo partido, ante el Stoke City, lo vio desde el banquillo, pero después tan solo se perdió cuatro partidos en toda la liga, todos ellos por sanción. Marcó una decena de goles. Su segunda temporada como spur fue todavía mejor. En 50 partidos disputados marcó 22 goles y repartió 13 asistencias. Dele ya era un pilar en el ataque del Tottenham. La línea de mediapuntas formada por Christian Eriksen, Eric Lamela o Heung Min Son, con un reparto de posiciones como el que intercambia cromos, que vienen y van, aparecían en todos lados y Dele siempre terminaba haciéndolo dentro del área, rematando en el aire o sirviendo a Kane. Pochettino le brindó el escenario ideal para que Dele brillase.

La temporada siguiente, la 2017/18, los dígitos descendieron ligeramente pero el rendimiento fue, en líneas generales, positivo. En 50 partidos, marcó 14 goles y entregó 17 pases de gol. Si bien sus estadísticas se estabilizaron, el último año ha ido desapareciendo de los focos del Tottenham, alejado de aquel jugador diferencial capaz de hacer muchas cosas y casi todas bien. En 38 partidos, tan solo anotó siete tantos e hizo ocho asistencias. Sin embargo, haciendo autocrítica, el mismo Dele afirmó que se quedó con varios aspectos positivos. A pesar de que lesiones musculares, en el tendón y el muslo, le impidieron tener una continuidad total, el de Milton Keynes reconocía que sus cifras habían bajado, pero que había mejorado “defensivamente y también con balón, sobre todo en la finalización”.


La línea de mediapuntas formada por Christian Eriksen, Eric Lamela o Heung Min Son, con un reparto de posiciones como el que intercambia cromos, que vienen y van, aparecían en todos lados y Dele siempre terminaba haciéndolo dentro del área, rematando en el aire o sirviendo a Kane.


Mauricio Pochettino siempre ha destacado por la apuesta de jóvenes talentos. Lo hizo en su primera experiencia en el RCD Espanyol, también como entrenador del Southampton. En St Mary’s Stadium consiguió que jugadores como Ricky Lambert -uno de los anzuelos que el Liverpool picó-, Adam Lallana -otro-, Nathanial Clyne -vaya, otro-, o Luke Shaw se hiciesen un hueco en la élite e incluso que debutaran con sus selecciones.

Con el Tottenham no fue distinto. A Dele se le ha unido una larga lista de futbolistas que han tenido, por lo menos, una oportunidad. El mejor ejemplo es el de Harry Kane, afianzado como el delantero de los Three Lions e indiscutiblemente uno de los mejores delanteros del mundo. Otro de los jugadores salidos de la academia spur es Harry Winks, a día de hoy establecido en el centro del campo de Pochettino. No todos han sido canteranos, ni tampoco a todos les ha ido igual de bien. Eric Dier llegó procedente del Sporting de Portugal y, a pesar de que llegó a ser un comodín como central y mediocentro, vital su primer año como titular, varios jugadores de su competencia le han adelantado por la derecha. Los laterales Danny Rose y Kieran Trippier, que regresaron y llegaron respectivamente de Sunderland y de Burnley, también debutaron con la selección. Mientras que Rose se encuentra en un punto indefinido de su carrera, Trippier ha conseguido realzar el vuelo y dejar de vivir de los goles de falta del Mundial, convirtiéndose en un jugador importante del Atlético de Madrid.

Durante las últimas temporadas, Dele tenía la capacidad de desaparecer -y que se considerase algo positivo-, jugando como interior, mediapunta o falso delantero, de intervenir poco en el juego pero de hacerlo de forma significante. Ahora no aparece y todo es negativo. Quiso impresionar tanto que, ahora, en un momento de bajo rendimiento, no es capaz de llegar al mínimo de las expectativas que se han ido generando durante los últimos años (aún tiene 23). No ha podido ser un estímulo positivo para el triste Tottenham de esta temporada, sino que se ha hundido con ellos. Surge la pregunta de qué sería Dele Alli fuera Londres y, sobre todo, qué seria de éste sin Pochettino. Esperemos una respuesta antes de que sus caminos se separen.


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Dele Alli y Mauricio Pochettino (Clive Rose/Getty Images)

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