El fútbol inglés es tan vasto que nos regala una variedad inconmensurable de estilos. Podemos mencionar dos: hostigamiento exhaustivo que va desde el adelantamiento de líneas hasta la presión fastidiosa de tus delanteros en área rival o simplemente cederle el balón al rival para provocar que él mismo erre en su posesión y facturarlo con una jugada rápida que termine en gol. Diferentes, quizás difíciles de aplicar, pero letales y efectivos cuando les encuentras el dominio.
Mohamed Salah ha sido claro exponente de aquel fútbol ofensivo y abrasivo con colaboración colectiva combinada con individualidades que le dan el sello de calidad a las victorias de los Reds. El egipcio sigue teniendo una temporada de ensueño, y vale mencionar que con este galardón se convierte en el primer jugador en toda la historia de la Premier League en obtener tres veces el premio a mejor jugador del mes en una misma temporada. Aparte, está mirando a todos desde lo más alto de la tabla de goleadores con 30 goles en su cuenta personal tras el logrado ante el Bournemouth.
El hambre de gol es lo que ha llevado a Salah a ser el máximo anotador y su rendimiento en marzo fue claro indicador de por qué se lleva el primer puesto hasta el momento. Liverpool cayó ante el Manchester United por 2-1 pero ganó sus otros tres partidos, venciendo al Newcastle (2-0), sometiendo al Watford (5-0) y llevándose los tres puntos ante su nueva piedra en el zapato, el Crystal Palace (1-2) en su visita al Selhurst Park. Salah anotó póker ante el Watford y se reportó con un gol en los otros dos partidos. 6 goles en 4 partidos, una cantidad que da carta de presentación al buen presente que tiene el egipcio.
En el condado de Lancashire, por su parte, han visto cómo un hombre ha quebrado las adversidades manteniéndose fiel a su idea de organización defensiva, paciencia y castigo rápido al rival con goles. Sean Dyche se erige como el personaje más querido en Burnley y no es para menos. En la temporada 2015-16 hizo retornar a los Clarets a la división dorada de Inglaterra y en la temporada siguiente logró la permanencia luego que el descenso los persiguiera sin tregua. Ahora bien, la cosa es muy distinta en esta época, porque están séptimos en la tabla de posiciones y tal parece que no se bajarán de esa plaza.
“El Mou Pelirrojo”, como se le conoce popularmente a Sean Dyche, dio un freno en seco a una mala racha para luego pisar el acelerador hacia el éxito. El Burnley no ganaba un partido de fútbol desde el 12 de diciembre cuando se llevó la victoria por la mínima contra el Stoke, y encajó después unas cinco derrotas y seis empates. Ahora bien, los empates son meritorios porque le sacó puntos a los que suponían ser rivales directos por la permanencia (Brighton, Huddersfield, Newcastle y Southampton) y también a gigantes como Manchester City y Manchester United.
Sin embargo, la sequía acabó de manera estrepitosa, encajando el Burnley tres victorias en tres partidos (cuatro, si sumamos la victoria de visitante ante el Watford en abril por 2-1). Se quedó con los puntos en Turf Moor al vencer 2-1 al Everton, y de visita goleó al West Ham por 3-0 y ganó 2-1 a un moribundo West Brom que tiene alma y media en la Championship. El botín bien afinado de Ashley Barnes, sumado con la efectividad de un Chris Wood quien retornó de una lesión, han hecho del Burnley un equipo que se va de plácemes, ya que entre ambos sumaron 7 goles en 4 encuentros. El Burnley no tiene figuras de tanto renombre, solo le basta con jugadores obedientes defensivamente y delanteros que marquen goles, provocando eso que no solo aseguren la permanencia sino que también se den el lujo de soñar por jugar competiciones europeas.
Lo que les espera a los dos equipos en abril puede ser de buen provecho. Liverpool sacó un empate ante el Everton en el derbi de Merseyside y venció de local ante Bournemouth. Ahora le falta recibir al Stoke y una visita al West Brom. El Burnley ganó su primer partido ante Watford, hizo lo propio con el Leicester City, y ahora recibirá a Chelsea y Brighton, y de visita irá contra el Stoke, pudiendo sacar puntos en varios de esos partidos.
Con los premios de marzo hay un mensaje que se lanza a la plaza, y es que no hay límites para quienes en el fútbol puedan aplicar y sacar provecho de las diversas tácticas e ideas a plasmar dentro del campo. Mohamed Salah y Sean Dyche son prueba de ello, cada uno con sus perspectivas desemejantes para ver el fútbol, pero con una finalidad unánime: ganar.