Ilie Oleart

Samba en la Premier League

El prometedor delantero brasileño Gabriel Jesús se incorpora este mes de enero al Manchester City. Aunque tiene virtudes para convertirse en una estrella, no sería el primer brasileño que fracasa en Inglaterra.

Gabriel Jesús será el último jugador brasileño en aterrizar en la Premier League. Desde su fundación en 1992, más de sesenta futbolistas procedentes de tierras brasileñas han pisado los terrenos de la primera división inglesa. Como no podía ser de otra forma en el caso de un contingente de tal dimensión, las fortunas de estos jugadores han sido más que variadas. Los hubo que se labraron su reputación en Inglaterra a base de títulos mientras que otros llegaron al son de la fanfarria mediática y acabaron saliendo por la puerta de atrás.

Llegaron como estrellas y acabaron estrellados

En este capítulo, un nombre acude inmediatamente a la mente: Robinho. El 1 de septiembre de 2008, el último día del mercado estival de fichajes, el Manchester City pagó más de 40 millones de euros al Real Madrid por un jugador que, solo unos años atrás, parecía destinado a ser el nuevo Pelé. El delantero fue el primer fichaje del jeque Mansour en el City, que quiso utilizarle como una declaración de intenciones de lo que iba a ser su etapa al frente del club. Sus inicios fueron más que prometedores: solo trece días después de fichar, marcó su primer gol en su debut en liga y, al mes siguiente, anotó su primer triplete. Aquella primera temporada finalizó como máximo goleador del equipo con 14 tantos pero las lesiones lastraron su rendimiento la temporada siguiente y acabó marchándose cedido al Santos solo año y medio después de llegar. Los Citizens apenas recuperaron 15 millones de la inversión en Robinho.

Otro que llegó en el último día del mercado de fichajes procedente del Real Madrid fue Julio Baptista. En su caso, en un intercambio de cesiones con José Antonio Reyes en 2006. Aunque logró el récord de goles en un partido de Copa de la Liga con el Arsenal (4 contra el Liverpool en una victoria por 6-3 en cuartos de final), en liga apenas logró tres goles en 24 partidos y, al acabar la temporada, Wenger decidió no retenerle.


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En 2003, Sam Allardyce confeccionó una plantilla repleta de estrellas internacionales, desde Youri Djorkaeff hasta Jay-Jay Okocha, pasando por Iván Campo o Javi Moreno. Para potenciar su faceta ofensiva, Big Sam recurrió a un goleador probado en Europa: Mario Jardel. El exgoleador del Oporto llegó a Inglaterra ya con treinta años pero la reputación de ser un jugador con una capacidad goleadora sin parangón. Cinco meses y cero goles en liga después, se marchó cedido al Ancona.

En verano de 2014, el Chelsea tiró la casa por la ventana para fichar a un lateral izquierdo de garantías. El elegido de José Mourinho fue Filipe Luis, que venía de ganar la liga española y disputar la final de la Champions League con el Atlético de Madrid. A pesar de su impresionante currículum, Luis jamás logró hacerse un hueco en el once, donde el diestro César Azpilicueta limitó sus participaciones en liga a solo quince.

Los primeros tiempos del jeque en el Etihad depararon una colección de fichajes de relumbrón que acabaron convirtiéndose en sonados fracasos. Un mes antes de que Robinho aterrizara en Mánchester, el City había roto su récord de fichaje al desembolsar casi veinte millones de libras en el delantero , que estaba triunfando en el CSKA de Moscú. Tras marcar un solo gol en liga, el City le cedió en enero de 2009 al Everton, donde logró la respetable cifra de cinco goles en doce partidos de liga. Esos prometedores números animaron a David Moyes a cerrar su cesión para la temporada siguiente. Sin embargo, en esta ocasión, fue incapaz de marcar en quince partidos antes de esfumarse a Brasil por Navidad sin permiso de Moyes, que canceló inmediatamente la cesión. Tras media temporada en Galatasaray, regresó al Manchester City para la primera mitad de la temporada 2010-11. A pesar de disputar doce encuentros, fue incapaz de marcar y acabó siendo traspasado a Internacional.

Los porteros brasileños no han tenido mucho éxito en la Premier League. Que se lo digan a Julio Cesar, que llegó al Queens Park Rangers en 2012 procedente del Inter de Milán como portero titular de la selección de su país y acabó viendo el descenso de los Rangers desde el banquillo como portero suplente.

Otro que llegó a Londres con la idea de reivindicarse fue Alexandre Pato. Sobra decir que no lo consiguió. El Corinthians le cedió al Chelsea con la idea de que se revalorizara y poder hacer caja con él. Pero el delantero no logró debutar hasta marzo ni marcar hasta abril. Para entonces quedaba un mes de temporada, el Chelsea vagaba por la media tabla y Pato ya estaba haciendo las maletas otra vez.

Sus actuaciones en el Mundial de 2002 convirtieron a Kleberson en unos de los jugadores brasileños más codiciados del momento. A pesar del interés de varios gigantes europeos, fue el Manchester United quien logró cerrar su fichaje el verano siguiente. La idea de Ferguson era que fuera el recambio de Juan Sebastián Verón pero las lesiones impidieron que pudiera hacerse un hueco en el equipo. Dos años después fue traspasado al Besiktas por tres millones de euros.


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Kleberson en un partido contra el Bolton (Paul Barker/AFP/Getty Images).


No llegaron como estrellas… pero también acabaron estrellados

Afonso Alves se labró un nombre como goleador en la periferia europea, primero en la liga sueca y luego en el Heerenven holandés. Ahí fue donde el Middlesbrough fue a buscarle para tratar de paliar su sequía goleadora. El Boro pagó nada menos que veinte millones de libras por él en enero de 2008. Sus primeros seis meses fueron prometedores y con seis goles en once partidos contribuyó a que el equipo de Gareth Southgate acabara la liga en decimotercera posición. Sin embargo, la temporada siguiente, solo pudo anotar cuatro goles en treinta y un partidos y el Boro acabó descendiendo. A partir de ahí, Alves emprendió un periplo tan lucrativo como poco brillante por Oriente Medio.

André Santos será recordado durante décadas como el peor lateral izquierdo que se ha enfundado la camiseta del Arsenal. El jugador llegó en verano de 2011 procedente del Fenerbahce y los aficionados no tardaron en darse cuenta de que tenían un problema entre manos. No contribuyó a aumentar su popularidad que intercambiara su camiseta con Robin van Persie al descanso de un partido contra el Manchester United. Año y medio después de llegar, el Arsenal lo envió al Grêmio de su país natal.

En los últimos años, el West Ham ha recurrido a los jugadores brasileños en el mercado invernal. Una insistencia poco justificada a tenor de los resultados (malos, claro). En enero de 2010, los Hammers ficharon a Ilan, un delantero que estaba libre tras acabar contrato con el Saint-Étienne (¿nadie vio ahí una señal de advertencia?). Aunque logró marcar cuatro goles en sus once partidos de liga, fue liberado al llegar el verano tras haber supuestamente criticado al entrenador Gianfranco Zola. En invierno de 2013 apareció Wellington Paulista, que puso el listón alto nada más llegar afirmando que “vengo a Inglaterra a demostrar que soy uno de los mejores delanteros de Brasil”. Se marchó en verano tras no haber llegado a debutar en el primer equipo. Finalmente, en enero de 2015, el elegido fue Nene, un zurdo muy técnico que venía de pasar un par de años en el Al-Gharafa. La técnica no la había perdido pero sus piernas sí. Fue liberado también en verano.

Los que crecieron en Inglaterra

Resulta inevitable arrancar con Anderson. El medio centro llegó a Old Trafford con 19 años recién cumplidos procedente del Oporto. Su carrera es comparable a la existencia vital de Benjamin Button. En 2005 fue galardonado con el Balón de Oro del Mundial sub-17 y en 2008 recibió el premio Golden Boy al joven más prometedor tras irrumpir con fuerza en el United, con quien ganó la liga y la Champions League. A partir de ahí, fue todo bajada menos su barriga, que comenzó a aumentar de tamaño. A lo largo de los siguientes años, sus participaciones se  fueron haciendo más escasas hasta que fue cedido a la Fiorentina y finalmente traspasado gratis a Internacional. Permanecerá para siempre en el folclore futbolístico inglés gracias a un error tipográfico.


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Anderson lució esta camiseta en una derrota ante el Everton (foto: Daily Mail).


En los últimos diez años, el United ha recurrido a menudo al mercado brasileño, como en el caso de los gemelos Rafael y Fabio Da Silva, o el de Andreas Pereira. El que tuvo más continuidad fue el primero, que entró en la rotación del equipo en los siete años que permaneció en Old Trafford antes de ser traspasado al Olympique de Lyon.

El Arsenal ha tenido más fortuna con los jóvenes importados desde Brasil. El centrocampista Edu llegó con 22 años desde Corinthians y fue poco a poco ganándose un puesto en el equipo de Wenger hasta explotar en la temporada 2003-04, en la que fue una pieza importante del equipo de los invencibles. Denilson, otro centrocampista, llegó a Londres con 18 años y siguió un recorrido similar al de su compatriota. Paulatinamente fue aumentando su importancia en el equipo hasta la temporada 2008-09, en que prácticamente fue un fijo en el equipo. A partir de ahí, sin embargo, su peso fue menguando y acabó siendo cedido al Sao Paulo.

Los pocos que triunfaron

Sorprendentemente en el caso de un país productor de grandes estrellas del fútbol como Brasil, los casos de éxito en la Premier League son escasos.

A pesar de sus idas y vueltas, Juninho fue la estrella indiscutible del Middlesbrough en su última gran época de esplendor. Llegó al Boro con solo 22 años en octubre de 1995, justo después del ascenso del club a la Premier League. Aquella temporada fue de aclimatación al fútbol inglés pero la siguiente explotó gracias a su asociación con el delantero italiano Fabrizio Ravanelli. Sus diez goles en liga no fueron suficientes para evitar el descenso pero disputó (y perdió) las finales de Copa y Copa de la Liga. Tras dos años en el Atlético de Madrid, volvió cedido al Middlesbrough, de nuevo en la Premier League, donde fue titular indiscutible. Todavía volvería una tercera vez al norte de Inglaterra, entre 2002 y 2004. Aunque nunca logró recuperar su mejor nivel a causa de una grave lesión que sufrió en el Atlético, sigue siendo considerado una leyenda del Boro.

Aunque vilipendiado a menudo por sus caóticas prestaciones defensivas, es innegable que David Luiz ha sido un jugador clave en la era más laureada del Chelsea. En las cuatro temporadas de su primera etapa en los Blues, el central fue una pieza fija en el once en los triunfos europeos en Champions League y Europa League. El recibimiento que le tributaron los aficionados Blues tras regresar este verano de 2016 al club demuestra el cariño y reconocimiento que le profesan.

Aunque no ha logrado ningún título con el Liverpool, sus actuaciones y su proyección, convierten a Philippe Coutinho en uno de los fichajes más inteligentes del club en lustros. El media punta llegó a Anfield el invierno de 2013 con apenas veinte años pero con amplia experiencia en Europa tras su paso por Inter de Milán y Espanyol. Desde entonces, ha sido un jugador fijo en las alineaciones de Brendan Rodgers y Jürgen Klopp.

Curiosamente, el jugador brasileño que más ha calado en el fútbol inglés no es un fino estilista sino un medio centro sacrificado como Gilberto Silva. Entre 2002 y 2008, fue el ancla del centro del campo del Arsenal, con quien ganó la liga de los invencibles, dos Copas y disputó una final de Champions League. El Arsenal debe su última gran época a la tenacidad y el esfuerzo de este centrocampista que dedicó la mejor etapa de su carrera a los Gunners.

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