Lorenzo Manchado

Sarri crea el Kanté 2.0

Cuando parecía que N’Golo Kanté había alcanzado su techo tras conquistar la Premier League con Leicester y Chelsea, y la Copa del Mundo con Francia, Maurizio Sarri se ha empeñado en convertirle en un nuevo jugador.

Un equipo de fútbol cambia de un año para otro incluso aunque permanezca todo igual, simplemente porque es imposible: los jugadores tendrán un año más y, por lo tanto, más experiencia, unas condiciones físicas diferentes, distintas motivaciones, y otra manera de pensar y seguramente de actuar ante determinadas situaciones. Si entendemos esto y lo vemos de manera individual, imaginad lo que significa cuando lo extrapolamos a la forma en que se relacionan entre ellos, todos un poco (o un mucho) diferentes. Si encima añadimos que normalmente en una plantilla salen y entran jugadores, el cambio es una certeza. Y podemos hacer el más difícil todavía y cambiar también al entrenador. Ningún jugador puede ser igual de un año para otro.

Todos los entrenadores influyen en sus jugadores. Los hay más intervencionistas y menos. Algunos lo son de una manera global, sin demasiadas consignas individuales pero dando una idea general de juego a todos. Otros lo son de manera mucho más específica dando mucha importancia a las tareas que cada jugador tiene que realizar en un partido. Algunos son de probar a sus jugadores en posiciones que nunca o rara vez habían ocupado y otros siguen unas ideas más conservadoras. Nos podemos encontrar con técnicos que amoldan en gran medida su idea a los jugadores que tienen y otros que llevan su idea allá donde van. Maurizio Sarri es de estos últimos.

Ha sido elogiado por la inmensa mayoría del mundo del fútbol por su trabajo en Nápoles durante varios años seguidos y ha ganado el título más importante que un entrenador puede conseguir: el respeto de todos y ser reconocido por una manera de jugar. Todos hemos disfrutado viendo cortes de vídeo con el modelo de juego del Nápoles de Sarri, sin un balón por arriba, con paredes desde la propia área y una aceleración brutal en los últimos metros con precisos pases. No es que el Chelsea se haya decidido últimamente por este tipo de entrenadores (baste recordar a Roberto Di Matteo, José Mourinho o Antonio Conte, sin ir más lejos) pero esta temporada sí lo ha hecho, y seguramente a nadie le sorprenda que los Blues de ahora en adelante jueguen así.

A pesar del poco tiempo que lleva trabajando con su plantilla, hemos visto en dos jornadas que su idea de juego es innegociable. Siempre que se pueda, se intentará una salida limpia y se presionará lo más arriba posible. Se ha traído a un “socio” excepcional para no iniciar de cero esta andadura, Jorginho, al que ha colocado de organizador recordando al Andrea Pirlo que pasó de media punta a medio centro puro en la Juventus. Del 1-3-5-2 o 1-3-4-2-1 de Conte hemos pasado a un 1-4-3-3 con un medio centro que es un liviano brasileño naturalizado italiano. Del Kanté-Bakayoko-David Luiz que llegamos a ver con Conte hemos pasado sin solución de continuidad a Jorginho abasteciendo a Barkley y Kanté. Es llamativo que el nuevo cinco de Stamford Bridge sea el más retrasado de los tres y no el hiperactivo francés.

Es muy probable que a estas alturas no debiera sorprendernos nada de lo que pueda hacer el risueño medio centro que aterrizó en Londres después de deslumbrar en el Leicester. Parecía que lo conociéramos todo de él: una capacidad atlética fuera de lo normal, lectura del juego sin balón como pocos para anticipar y además dar continuidad a ese robo, y una aceptable capacidad de distribución con balón. Hasta aquí es lo que habíamos visto. Un estereotipo de jugador de mediocampo africano robabalones pero que tampoco es un torpe con la pelota. Un gol al año (con el Caen en Ligue 2 hizo dos) y poco más. Un especialista en lo suyo. Pero Sarri ha visto más.

En la primera jornada de Premier de este año ya ha marcado. Puede ocurrir que aquí se quede su capacidad goleadora y ya no vuelva a anotar pero, más allá de este detalle, hemos visto a un Kanté que juega mucho más arriba, pisa muchas más veces el área, hace desmarques de ruptura a espaldas de la defensa rival y, por supuesto, lidera muchas veces la presión, siendo el primero en saltar a los centrales contrarios. Sarri quiere perder pocos balones y por eso Jorginho es el “regista”. Si Kanté tiene esa capacidad de esfuerzos continuados durante 90 minutos y la mayor parte del tiempo el Chelsea va a tener el balón, ¿qué le podemos encomendar? Movilidad y desmarques para generar espacios. Muchos de los esfuerzos que Kanté hacía para defender a buen seguro que se los va a ahorrar… pero no se van a desperdiciar, simplemente va a utilizar esas carreras de otra manera.

Dos extremos dando amplitud y un nueve que puede recibir bien de espaldas (Olivier Giroud) o romper al espacio (Álvaro Morata) hacen que una línea defensiva rival tenga mucho trabajo por delante. Con la manera de jugar de asegurar una salida limpia en algún momento algún buen lanzador en largo (David Luiz, Jorginho, Barkley, Fábregas) tendrá opción de levantar la cabeza y ver a Kanté meterse entre centrales o picar a banda una y otra vez para buscar ese balón. Y esto hecho muchas veces significa que en general el rival cada vez que se produzca esta situación, agrandará la línea defensiva, provocando o bien que haya más espacio entre defensa y medio campo (espacios para los creativos medios del Chelsea) o bien todo el equipo rival baje altura defensiva a la vez en bloque (algo que a Sarri le encanta, porque el rival recuperará el balón muy atrás y las probabilidades de contra serán menores).

Veamos un ejemplo:


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Conviene fijarse en el momento de partido en que se producen ambas jugadas: en la primera imagen, corta a banda derecha pero no recibe balón, Jorginho circula y 13 segundos después se mete al centro y corta a banda izquierda, aprovechando la amplitud que ofrece Willian.


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Apenas tenemos datos de Kanté en este nuevo registro pero miremos los dos partidos disputados hasta ahora en Premier League en su nuevo rol de interior y comparémoslos con los datos acumulados hasta ahora.


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Estadísticas de disparos de N’Golo Kanté (fuente: Whoscored.com).


Observamos un aumento en los tiros pero con una curiosidad: son dentro del área. Esto aumenta la posibilidad de que sean gol o que generen peligro (córner, rechace peligroso, penalti…).


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Pases clave de N’Golo Kanté (fuente: Whoscored.com).


Examinando sus estadísticas de pases clave (pases que conducen a una ocasión de gol), resulta evidente que, estando más cerca del área, es normal que sus pases puedan desembocar en acciones de peligro. Si bien no es la especialidad del francés, tiene la suficiente calidad para provocar peligro cerca del área. Lógicamente son pases cortos, acción técnica que domina más que los desplazamientos en largo.


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Prestaciones defensivas de N’Golo Kanté (fuente: Whoscored.com).


Como es normal, sus prestaciones defensivas disminuyen, principalmente porque el equipo defiende de otra manera: por su presión alta, la mayoría de las recuperaciones van a ser de línea defensiva si consiguen obligar al rival a jugar en largo o incluso del portero. Aun así, mantiene un buen nivel de interceptaciones por partido.

Este es su mapa de calor contra el Arsenal. Contrasta mucho con sus prestaciones del curso pasado. Es especialmente interesante la zona del punto de penalti rival, donde remató en dos ocasiones aunque ambas fueron rechazadas.


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Mapa de calor de N’Golo Kanté ante el Arsenal en la segunda jornada de la temporada 2018-19 (fuente: As.com).


Aquí podemos ver los mapas de calor de Kanté la temporada pasada en sus dos partidos contra el Arsenal.


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Mapa de calor de N’Golo Kanté ante el Arsenal en el partido de la primera vuelta de 2017-18 (fuente: As.com).


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Mapa de calor de N’Golo Kanté ante el Arsenal en el partido de la segunda vuelta de 2017-18 (fuente: As.com).


Estamos ante una nueva dimensión de Kanté, más completo, con más registros y capaz de hacer más cosas, adaptándose a lo que su nuevo entrenador quiere. Veremos hasta donde llega y, sobre todo, cuánto puede ayudar a su equipo a volver la Champions League el año que viene.

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Lorenzo Manchado