Este 2017 se aventura como año atípico para el fútbol femenino de las islas. La adaptación al nuevo calendario liguero ha derivado en la programación de un torneo puente, las Spring Series, que dará comienzo el 22 de abril y finalizará el 3 de junio. Este torneo es la antesala de la reformada WSL, que aumentará la tabla hasta los diez equipos. Mientras, todas las esperanzas del fútbol femenino inglés estarán puestas en la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League en marzo, en la que el Manchester City se medirá al Fortuna Hjorring. Este vendaval de novedades se ha visto empañado por la gran noticia de la semana: el anuncio de la retirada de Kelly Smith.
Voy a ser sincero: nunca he sido un gran fan de Kelly Smith. Nunca he negado su calidad pero he llegado un poco tarde al fútbol femenino para apreciar sus mejores años. Sin embargo, lógica e inconscientemente, siempre he considerado a Smith un pilar básico en el crecimiento del fútbol femenino. Las huellas de su trayectoria son imborrables. Además, es un ejemplo por su historia de superación. Los relatos con un componente ingrato son más suculentos para los carroñeros pero también añaden valor a los logros personales. Su historia es una ellas, por este motivo ha llegado a lo más alto.
Nacida en Watford, tuvo el fútbol siempre presente en su vida. El Wembley Ladies le otorgó la primera oportunidad profesional con sólo 16 años. Una púber Smith vio cómo su carrera se disparó: internacional absoluta con 17 años y fichaje por el Arsenal Ladies dos temporadas después. El club Gunner no pudo retener a Smith por mucho tiempo y las grandes ligas americanas llamaron a su puerta. Pasó siete años en los Estados Unidos defendiendo los escudos de New Jersey y Philadelphia, en los que jugó a un gran nivel pero en los que también se arrodilló en el barro.
El punto de inflexión se presentó en forma de fractura del ligamento cruzado interno que tuvo consecuencias mucho más profundas. Kelly Smith, una persona reservada, a miles de kilómetros de su familia y amigos, buscó escapar de la soledad al amparo traicionero del alcohol. La situación era tan peligrosa que su padre decidió cruzar el charco para traer a su hija de vuelta. A casa. Al Arsenal.
A la sombra del cañón de Ashburton Grove, Smith regresó para seguir forjando su leyenda. Desde su regreso compatibilizó las facetas de jugadora de la primera plantilla y entrenadora de la academia Gunner en dos etapas, divididas por una nueva estancia en los Estados Unidos, esta vez empleada por los Boston Breakers, con los que disputó 45 partidos.
Veintidós años de profesional dejan muchas cosas. Los números me martirizan por su tamaño: 117 internacionalidades absolutas con el premio del gol en 46 ocasiones, récord aún imbatido. Jugó dos Copas del Mundo, cuatro Eurocopas y dos Juegos Olímpicos. Veinte trofeos con el Arsenal incluyendo cinco ligas WSL, cuatro Copas de la Liga y seis FA Cup. Cuatro temporadas situada entre las diez mejores jugadoras del año por la FIFA, siendo elegida tercera mejor jugadora del año en 2009. Por si esto fuera poco, obtuvo la Orden del Imperio Británico en 2008.
Los números hablan, pero las imágenes gritan. Kelly Smith eligió la victoria en la final de la FA Cup de 2016 como el momento de mayor orgullo de su carrera. En ese partido, Smith tejió una red que asfixió a las jugadoras del Chelsea. Conectó a una ubicua Fara Williams con la inspiración de Danielle Carter, un triángulo de las Bermudas insuperable para las Blues y que resultó ser la vía de escape para el equipo de Pedro Martínez-Losa en una temporada irregular. Aunque impresionante, no fue su mejor partido. Pero los espolones de Kelly Smith se impusieron en batallas como la de Wembley. Ese día me di cuenta que llegar a deshora me ha provocado prejuicios terriblemente deshonestos.
Martínez-Losa tendrá que solventar la baja del trío de españolas Sonia Bermúdez, Natalia de Pablos y Marta Corredera y la salida de Casey Stoney a Liverpool. Pero, sin duda, la marcha de Kelly Smith deja el hueco más grande de todos. Un hueco inexplicable para aquellos desdichados que no vieron jugar a Smith o para los miserables como yo que han tardado demasiado en comprender su talento y ahora tienen que lamentarse desconsoladamente viendo los vídeos de YouTube.
Spring series
La transición de una temporada disputada en año natural hacia una temporada en año escolar fue solventada por la FA con la creación de las Spring Series. Está competición se disputará desde el 22 de abril hasta el 3 de junio de 2017 en el caso de la WSL1. Bristol City y Reading abrirán la competición en la primera categoría del fútbol femenino inglés. En la WSL2, London Bees, flamante semifinalista copero la pasada temporada, disputará la primera batalla frente al recién ascendido Brighton (toma nota, Chris Hughton) el 11 de febrero.