El segundo equipo que menos dinero ha invertido en fichajes durante el mercado veraniego (el Hull lidera este dudoso ránking) sigue superando las expectativas marcadas. En el club eran conscientes que, pelear por la permanencia, conllevaría sufrir hasta el final del campeonato. Lo que pocos esperarían es que su efectividad como local les quitaría la etiqueta de favoritos al descenso.
El cuarto mejor equipo de la categoría en su feudo. Con veinticinco puntos sumados en doce encuentros, cifras superiores a las de Manchester City, Manchester United o Liverpool. Una dinámica de equipo casero protagonizada por «el Mourinho pelirrojo». Sean Dyche se ha ganado el reconocimiento del mundo del fútbol con estas cifras. El propio Arsène Wenger le mostró su admiración por el trabajo que estaba realizando en Burnley tras su enfrentamiento del pasado domingo. Su gran rendimiento como locales es una de las claves de su éxito durante esta temporada, algo que contrapone su negativa dinámica lejos de Turf Moor.
Únicamente un punto sumado de los treinta disputados (precisamente, un empate logrado en Old Trafford) lejos de su estadio, una estadística contraproducente para los planes de cualquier equipo. Lo idílico sería seguir la popular ‘media inglesa’ (ejem), el Burnley sigue su propio estilo. Hacer de su estadio una fortaleza inquebrantable basada en los principios del sistema de Sean Dyche; un bloque compacto y defensivo.
Competir con una idea de juego y creer en ella es fundamental para alcanzar tus objetivos predeterminados. El Burnley compite bajo ese planteamiento altamente defensivo, innegociable para el entrenador inglés. Se basa en un 4-4-2, utilizado tanto de local como visitante. El objetivo es claro; presión en medio campo, juntar líneas y esperar al rival.
Sean Dyche entrega la pelota a su adversario, ofreciendo un sistema de equilibrio defensivo. La línea de defensa y centrocampistas se mueven con gran compenetración con la premisa de no dejar espacios a sus rivales y mantener cubiertos a los atacantes. Un esquema que no se cumple fuera de casa; el equipo pierde parte de su compostura táctica, produciendo errores que aprovecha el rival.
Un equipo que relega a un plano secundario cualquier atisbo de ataque cuando no juega en el feudo Claret. Valoran antes intentar dejar la portería a cero y, a partir de ahí, buscar un resultado más amplio. Algo que, hasta ahora, no se ha cumplido. Sean Dyche comentó que este es su estilo y así seguirán. El único partido que el Burnley fue superior en posesión fuera de casa, ante el West Brom, acabó perdiendo por 4-0. Los de Pulis les golearon con su propia medicina.
El sistema 4-4-2 puede variar a 4-5-1, dotando de una mayor densidad por el centro al prescindir de un atacante. Esta formación fue utilizada, sobre todo, cuando André Gray estuvo sancionado por sus tweets homófobos y unas jornadas posteriores que permaneció en el banquillo. Gray y Sam Vokes son los dos atacantes de mayor peso, aunque Ashley Barnes también tiene protagonismo en el once. Entre los tres suman trece tantos y cinco asistencias, más de la mitad del poder ofensivo del Burnley (veinticuatro goles a favor en total).

‘Un partido no se gana con la posesión, ese mito se acabó hace años’, aseveró con entusiasmo Sean Dyche después de su victoria por 2-0 ante el Liverpool tras tener la pelota únicamente un 27% del tiempo. Al Burnley solo le bastó explotar las debilidades del rival; robar el balón y atacar con velocidad aprovechando la mala colocación defensiva de los de Klopp. Una de sus señas de identidad; jugadas rápidas, que finalizan en los pies de sus atacantes y estos definen con gran precisión. Este estilo tiene mayor efectividad en casa, donde el oponente de desordena con mayor facilidad. El modelo Dyche.
Los dos delanteros realizan una presión alta, aunque es en el medio campo donde se ejerce esta labor con mayor efusividad. El objetivo no solo es buscar cortar la jugada, se realiza una labor de contención para mantener al rival alejado de su área y, por defecto, obligarles a atacar por fuera. El Burnley sufre en exceso cuando el equipo rival encuentra huecos para atacar por dentro -sobre todo fuera de casa-. Se sienten más cómodos cuando el rival basa sus ataques en colgar centros al área, ya que hay ocho jugadores más el portero defendiendo en ella. Un plan que da sus frutos; solo han recibido once goles en su feudo, siendo de los menos goleados, aunque como visitantes es otra historia.
Ante el Arsenal se pudo evidenciar la negativa del Burnley cuando se viste de visitante. El tanto de penalty de Andre Gray parecía certificar un empate de oro (le hubiera supuesto adelantar al Arsenal en el ranking de mejor local) pero el destino tenía preparado un acto de delirio. Alexis Sánchez desquició a Dyche, un tanto lleno de polémica en el último suspiro y que volvía a aguar sus planes. Los londinenses se volvían a llevar el partido de forma irregular, como ya ocurrió en Burnley.
Una sensación agridulce, aunque entendible atendiendo a sus estadísticas fuera de Turf Moor. Únicamente han anotado cuatro tantos, dos de ellos de penalty. Un equipo pobre en ataque que, además, incrementa como visitante los disparos recibidos (catorce en casa, veintidós fuera).
El Burnley sigue peleando cada jornada. Creyendo ciegamente en un modo de juego y en una personalidad inquebrantable. Mejorar las sensaciones fuera de casa dependerá del contexto, el rival y las circunstancias, aunque costaría creer que los Clarets no son capaces de ganar como visitante. Turf Moor es su bastión, su fuente principal de puntos. Por ahora, Sean Dyche protagoniza ‘Solo en casa’.