El 4 de junio saltó la sorpresiva noticia. Timo Werner, una pieza cotizada y anhelada por media Europa, se había decidido por la oferta del Chelsea, que apostó fuerte por el delantero ofreciendo una cifra cercana a los 60 millones y un contrato que rozaba los 12 kilos anuales. El alemán parecía predestinado a terminar en el conjunto de Klopp, necesitado de un recambio de garantías para su inamovible tridente. Sin embargo, el del Leipzig parece que se ha decantado por el Chelsea antes que el todopoderoso Liverpool, una decisión cuanto menos simbólica. Toda una declaración de intenciones por parte de Werner y la entidad Blue, que buscará reengancharse al imparable tren del Liverpool y el Manchester City.
El conjunto de Lampard está en plena metamorfosis. Solamente Willian, Pedro, Azpilicueta, Zouma y Loftus-Cheek permanecen en el club desde la etapa anterior a Antonio Conte, pese a la reciente sanción de la FIFA que impedía poder inscribir jugadores. De todos modos, tirando de cantera, Frankie ha revolucionado la filosofía, la mentalidad y la construcción del equipo. A antípodas de aquel relativamente reciente Chelsea de Di Matteo. Todo ello con una plantilla llena de juventud, un estilo valiente, mucho más delicioso a ojos del espectador, pero ciertamente más blando y con una especial falta de regularidad. Werner se sumará con sus 24 años a una larga lista de jugadores jóvenes en los que destacan Tomori (22), Reece James (20), Gilmour (19), Mason Mount (21), Pulisic (21), Hudson-Odoi (19) o Tammy Abraham (22).
No obstante, ¿dónde podría encajar el del Leipzig? Lo cierto es que Timo Werner no es un delantero centro al uso. Al ser un jugador veloz en zancada y letal llegando desde atrás, tiene una fuerte inclinación por caer en la banda izquierda. Esto le permite más espacio para el desmarque y cierta imprevisibilidad. Al fin al cabo, el alemán está lejos de parecerse a otros extremos como Willian o Pulisic, dotados técnicamente y con gran capacidad de disparo lejano y centro. Sus mayores cualidades son la potencia y la velocidad, potenciados en su máxima expresión en su constante tendencia al desmarque de ruptura y a la búsqueda de la espalda. Pura voracidad, explosividad y olfato de gol que encaja a la perfección en un equipo atrevido y valiente como el Leipzig. Sin embargo, hay que ver como se podría comprenetrar con otros jugones propensos al regate como Mount, Willian, Hudson-Odoi o Pulisic.
De todas maneras, no cabe duda de que Werner proporcionaría mucha más versatilidad al esquema de Lampard. Por un lado crearía una competencia más directa con Abraham, ante las incógnitas de Giroud o Batshuayi. Y por otro lado también podría facilitar distintos tipos de formaciones que respondan a la plantilla disponible o a los determinados momentos de partido. El nacido en Stuttgart es idóneo para jugar con doble punta. Un esquema de juego perfecto para la presión tras perdida, recuperando balón en zona de peligro y con más espacio al salir rápido con balón. Pese a que Lampard nunca haya probado con dos delanteros centros, lo cierto es que el técnico inglés ha experimentado con todo tipo de formaciones. Defensas de 5, carrileros largos, doble pivote, tres mediocentros, con extremos y mediapunta… Todo tipo de recursos versátiles que pueden facilitar la posible adaptación de Timo Werner.
Asimismo, la Premier League es el lugar idóneo para el ariete alemán. Una liga con menos técnica y fútbol, pero más físico e ida y vuelta. Y cuanto más espacio haya y menos balones toque Werner, más letal será en aquellas reducidas ocasiones donde tenga ocasión de crear peligro. Sus cualidades físicas reflejadas en la presión y en constantes movimientos son un incesante y asiduo desgaste para las defensas rivales. El gran hándicap puede llegar en partidos cerrados donde el rival se esconda en la retaguardia, imposibilitando que el alemán pueda correr.
Entonces la pregunta está clara. ¿Sería Timo Werner un buen refuerzo para el Chelsea? ¿O encaja más en el conjunto de Klopp? No existe una respuesta clara y absoluta. En cuanto a estilo de juego, posiblemente el Liverpool sea un destino inmejorable. Sin embargo, fichar por los Blues es una apuesta más arriesgada pero a su vez ambiciosa, al poder convertirse en la piedra angular de un proyecto que carece de cierto vacío competitivo desde la salida de Hazard. Además, más allá de un activo que incorpora la plantilla, es un activo que los rivales directos no reciben, dando todo un golpe en la mesa que intimida y amenaza la hegemonía Guardiola-Klopp. Parece ser que Lampard ha encontrado el camino, pero todo podría caerse por la borda de no clasificarse a la Champions en los 9 partidos que quedan. Cuando los partidos terminen, la situación se aclarará. Hasta entonces al Chelsea solo le queda aferrarse a su plaza en la gran competición europea para poder asegurar ingresos económicos y posibilidades de persuasión para fichar a grandes estrellas como Werner.