Parecía el bueno. Este sí. Sin duda alguna, en Elland Road se respiraba ese aroma a imbatibilidad que te otorga el sumar siete encuentros consecutivos ganando prácticamente sin despeinarte. Afianzados en puestos de ascenso directo y con una fiabilidad defensiva inusual, el equipo de Bielsa superaba todas las expectativas en su segunda campaña. Todo apuntaba al ansiado destino del regreso a Premier League, categoría que no pisa desde 2004. Pero, apareció Lee…
Minuto 60 de partido, todo controlado para los locales, 3-0 con doblete del discutido Patrick Bamford. Kiko Casilla era el portero menos goleado de Championship, el bielsismo vivía su máxima expresión en Yorkshire hasta que Tomlin hizo acto de presencia para, en principio, solo poner un poco de suspense a otra nueva victoria white. O eso se suponía. Media hora dramática, una expulsión y tres goles en contra dieron con un empate en un partido que ya parecía ganado. Tres acciones aisladas no solo arrebataron dos puntos al líder, sino que, se perdió esa sensación de invencibilidad y asomaron las primeras dudas.
Marcelo quiso explicarlo como un simple accidente. De hecho, eso cabía pensar. El Leeds United seguía su paso firme y seguro hacia la Premier y solo era un tropiezo: Casilla era un seguro, White un central de élite, Kalvin Phillips un centrocampista para la selección y Bamford hizo dos goles. Un simple tropiezo. Pero que no terminó siéndolo tanto.
Tras ese fatídico gol de Tomlin, el Leeds solo ha sido capaz de cosechar tres victorias en Championship, todas de forma épica con remontadas, goles in extremis y sufrimiento. Esta circunstancia hace pensar que la solidez que poseía como líder de la tabla se va deteriorando hasta casi desaparecer. Los perseguidores acechan por detrás y no permiten que vuelva a cometer un error si quiere cumplir un objetivo. Todo ello, después de un gol que, a priori, no suponía ningún peligro, solo ‘el gol de la honra’ para el Cardiff City. Además, Kiko ha tenido que recoger el balón de su portería en 20 ocasiones en los últimos 12 partidos. Un bajón de rendimiento que se ha acentuado con goles encajados de forma algo cómica como el último en Griffin Park frente al Brentford. Eso sí, el pasado sábado, frente al Bristol City, Casilla consiguió mantener su portería a cero después de más de 2 meses y 11 encuentros desde aquel choque frente al Hull City.

Ahora, todo en Elland Road parece tambalearse: las conferencias de prensa de Bielsa son más tensas, los fichajes más cuestionados que nunca, los objetivos puestos en duda por una afición que ha sufrido lo indecible lejos de su sitio natural tanto tiempo sin más que tristezas e incluso un descenso a League One. Y todo esto, por un insignificante gol que se suponía que no debía valer para nada pero que, sin comerlo ni beberlo, abría uno de los peores momentos de Marcelo Bielsa al frente del Leeds United.
El Leeds encadena una serie de partidos poco sólidos encajando una cantidad insostenible de goles, las lesiones de Tyler Roberts, Forshaw y Barry Douglas se han alargado, las cesiones de Jack Clarke y Eddie Nketiah se dieron por finalizadas y la pólvora de Patrick Bamford se secó. Todo ello, provocó que los Peacocks estén con los mismos puntos que el tercer clasificado habiendo perdido toda la ventaja de la que disponían. Una situación que no debe sorprender al este de Yorkshire.
La misma circunstancia, pero prácticamente un año antes, allá por diciembre y enero del curso pasado, el primer Leeds de Marcelo Bielsa también escaló a las primeras plazas de la clasificación. El camino volvía a ser firme, la hinchada estaba locamente enamorada del técnico rosarino pero, por primera vez, el Leeds se cayó. Otra mala racha que dio de bruces con los de Elland Road en el tercer puesto después de 46 jornadas disputadas. Un castigo demasiado cruel para los ‘whites’. Aunque, todavía quedaba una última sorpresa negativa para los de Bielsa: fueron eliminados en semifinales del play off ante el Derby County de Lampard (con la polémica del Spygate). Resultado de la primera campaña de Bielsa en Leeds: decepción.
Este sábado, frente al Bristol City como local, el Leeds United volvió a saborear las mieles de la victoria con más sufrimiento del necesario: fue muy superior al rival, pero erró muchas ocasiones claras de cara a gol y, finalmente, acabó pidiendo la hora tras el rocambolesco gol de Luke Ayling. El equipo no recibió casi tiros en contra y Kalvin Phillips regresó al mando del centro del campo de Elland Road. La afición nunca dejó de alentar a su equipo y todo parece volver al optimismo que reinaba antes. Además, el Leeds ha aprovechado una jornada propicia en la que han tropezado sus rivales por el ascenso: se ha acercado al liderato y ha alejado a 3 puntos al tercer clasificado. Puede ser el punto de inflexión para la recta final de la temporada, un partido bisagra.

Esta temporada, el Leeds aún tiene 13 fechas para dar un giro de 180 grados y volver a su fútbol avasallador que dominaba sin parar a sus rivales, una inercia que le permita lograr el ansiado ascenso sin necesidad de ir a Wembley para festejarlo. El proyecto es serio, la afición está con Bielsa, la plantilla tiene nivel de sobra. Por lo tanto, la respuesta está en el terreno de juego. El final lo sabremos en poco menos de tres meses. Como dijo Víctor Orta (director de fútbol del club) en una entrevista: “El Leeds United necesita a la Premier League y la Premier necesita el Leeds”. ¿Será el año del regreso?