Este fin de semana, hemos tenido la suerte de vivir varios momentos históricos que pasarán a la historia de la Premier League. Son muy pocas las veces que nos encontramos con que los jugadores no son los protagonistas, es una cuestión de probabilidad. En primer lugar, Arsène Wenger cumplió 20 años al mando del Arsenal. Grandes medios se han hecho eco de la noticia. El mundo debía saberlo. Su trayectoria le avala. Sin embargo, a escasos 250 kilómetros de North London, alejado de los focos mediáticos y no por ello menos importante, Tony Pulis ha disputado su partido número 1000 como entrenador. El gran Tony Pulis, baluarte y caballero en la sombra del estilo de juego directo. En parte y gracias a personas como él, la Premier League, goza de una personalidad futbolística que a día de hoy, nadie puede cuestionar.
Para entender la filosofía del entrenador galés hay que remontarse al fútbol más primigenio, un fútbol que no entiende de tácticas milimétricamente elaboradas, de aparatos de última generación o de incontables montañas de estadísticas. En los tiempos que corren, la definición de victoria, se ha acostumbrado a ir acompañada de un interminable elenco de adjetivos calificativos que parece que mejoran el producto resultante. Sin embargo, muchos de ellos, tan solo funcionan como embellecedor. La definición de victoria sin ningún adjetivo que lo acompañe, acapara en realidad – o debería-, el 100% de la importancia. Ganar, es lo que mantiene vivo a un equipo y no si realiza un fútbol vistoso o no. En palabras del propio Pulis: “Lo que un entrenador necesita, es encontrar la manera de ganar”.
Y parece que el técnico newportian se ha aproximado bastante. Este sábado, cumplió 1000 partidos al mando de un equipo en Inglaterra y entra por tanto en el puesto vigésimo quinto del selecto Salón de la Fama de entrenadores que lo han conseguido. Se coloca por tanto, a la altura de entrenadores como: Sir Alex Ferguson, Sir Matt Busby o Sir Bobby Robson.
Los equipos de Tony Pulis, poseen una seña de identidad, que todo el mundo conoce. Todos los aficionados al fútbol inglés han dicho en algún momento: “No voy a ver el partido del equipo de Pulis. No lo voy a ver porque va a ser un tostón”. Es una realidad.
Su juego, no encandila y no atrae a aficionados foráneos al estadio. Sin embargo, se trata de un fútbol práctico que busca la eficiencia y eficacia en todo momento. El secreto del juego de Tony Pulis reside en el mismo poso que el de Jose Mourinho o Jurgen Klopp años atrás. Esta clase de técnicos, consiguen que sus jugadores den el 100%. En el caso de Pulis, consigue que jugadores que son en muchas ocasiones mediocres, jueguen por encima de sus posibilidades y rindan a un nivel superior del que se espera.
El sistema de juego que el actual entrenador del West Bromwich Albion enseña a sus jugadores se basa en el físico y en el aprovechamiento de los balones en largo. Implementar este sistema durante su carrera, le ha permitido ser uno de los pocos que durante su carrera como entrenador y jugador, nunca han descendido de categoría. Algo debe estar haciendo bien. El sistema de Pulis no requiere de una circulación obsesiva de balón. Se centra, en mantener una solidez defensiva y crear superioridades tras robo de balón y transición ofensiva en forma de contraataque. Los pases largos, como podéis observar, priman sobre el resto.
El problema es que, actualmente, el fútbol se entiende de otra manera. El escaparate del fútbol considerado como interesante o vistoso, acapara cada vez más a los equipos del mundo y también de la Premier League. Esto ocasiona al igual que ocurría en el Berlín Oriental durante la guerra fría, que los ciudadanos soviéticos pudiesen comprobar casi de primera mano cómo sus vecinos de occidente, vivían en una sociedad en la que a priori, todo era mejor. Lo mismo sucede con Tony Pulis y su estilo de fútbol. Hace apenas dos semanas y sin importarles que puesto ocupaba su equipo en liga, los aficionados Baggies mostraban su desacuerdo con el técnico cantando: “Pulis your football is shit”. El técnico galés, siempre firme ante las críticas, seguirá defendiendo su pequeño telón de acero del fútbol clásico.
Cuando hablamos de Tony Pulis, no nos referimos a un entrenador que haya tenido una carrera profesional plagada de títulos, ni siquiera de un jugador de talla internacional. Muy similar a Jose Mourinho por cierto, con el cual comparte también, similitudes en su estilo de juego. Ambos, comenzaron desde lo más profundo.
Su trayectoria como entrenador comienza en 1990. Pulis era uno de los defensas (nadie esperaba que fuera delantero) del Bournemouth, que navegaba en la Third Division, lo que conocemos hoy como League Two. El famoso Harry Redknapp que dirigía por aquel entonces al club, renunció a su cargo al final de la temporada 1991/1992 tras desavenencias financieras con el club. Terminaría dirigiendo al West Ham United. Durante el periodo comprendido entre 1990 y 1992, Tony Pulis, cumplió el rol de jugador-entrenador, período en el que disputó dieciséis partidos y consiguió anotar un tanto. Con Redknapp fuera de los Cherries, Pulis, ascendió al grado de primer entrenador. En sus dos años como técnico en Dean Court, construyó un equipo con un presupuesto mucho más bajo (esto ya suena es tónica suya habitual) que tan solo pudo finalizar durante dos años en decimoséptima posición. A pesar de haber reducido el presupuesto considerablemente, la directiva no lo consideró suficiente y terminaría abandonando el club por las mismas razones que su predecesor. Este es el inicio de su periplo como técnico.

Tras cuatro temporadas en el Gillingham, consiguió ascender al equipo en su primera temporada. Asentarlo y prepararlo para ascender a la Premier League. Además en este equipo, conseguiría su mayor porcentaje de victorias, un 43,12% al que se aproximaría muchos años después en el Crystal Palace. En 1999, tras no conseguir el ascenso en una eliminatoria que tenían muy de cara frente al Manchester City, fue despedido por supuesta mala conducta.
Durante los dos próximos cursos, Pulis dirigió al Bristol City y al Portsmouth. En el primero, nunca gozó de gran popularidad. La situación del club no era la idónea para construir un proyecto a largo plazo y pronto comenzaron a surgir rumores de que los Los Pompey’s querían al técnico galés. 6 meses después, fue despedido. En su etapa en Fratton Park, tampoco pudo disfrutar de continuidad. Consiguió domiciliar al equipo en media tabla tras encontrarse en la parte baja, sin embargo, al comienzo de la temporada siguiente, fue remplazado por Steve Claridge.
Llegados a este punto, Pulis, consideró que tomarse un tiempo de descanso era la mejor opción. Posiblemente, en su casa de Bournemouth, en la que dispone de un cuarto particular, en el que según él, pasa largas horas reflexionando sobre sus derrotas.
Tras dos años en el exilio, el nuevo rércord-man recaería en la que es conocida en Inglaterra como la ciudad de los 6 pueblos. Stoke-on-Trent, donde estuvo 10 años en alma pero tan solo 9 como técnico. La destitución de Steve Cotteril en noviembre, brindó a Pulis una oportunidad. El galés recogió a los Potters en plena lucha por el descenso, algo que ya comenzaba a ser mucho más que habitual en él. El objetivo una vez más, salvarse. El equipo había ascendido la temporada anterior y ni directiva y aficionados consentirían un nuevo descenso. Lo lograrían en la última jornada de Championship tras vencer apoteósicamente por 1-0 al Reading en el Britannia. Pulis, siempre lo recuerda, como uno de los mayores hitos de su carrera deportiva.
En Stoke-on-Trent, ya se había dado el primer paso. El equipo se había salvado, por lo que, tan solo quedaba dejar trabajar a su respetado entrenador. A estas alturas, el técnico ya tenía muy claro lo que quería de su equipo. Su filosofía, se había instaurado definitivamente.
En la temporada siguiente (2003/2004), el equipo alcanzó la undécima posición pero una vez más y un año después, las desavenencias entre el técnico y la directiva islandesa del Stoke City, volvieron a apartarle de crear un proyecto a largo plazo y para el que un año más tarde, demostró estar preparado.
Pulis se había mudado a Plymouth en cuerpo, pero su alma continuaba esperando una nueva oportunidad en las Midlands. Tras una temporada al cargo del equipo (que había ascendido la temporada anterior) en la que finalizó decimocuarto, el Stoke volvió a llamar a su puerta. Era el momento de la consagración del entrenador galés.
El equipo, había cambiado de directiva y los aficionados, le pedían a él. Seguían en Championship y hacía más de 20 años, que no alcanzaban la máxima competición. En la temporada de su retorno, Pulis y el Stoke, alcanzarían la octava posición, muy cerca, de la promoción de ascenso. Los aficionados Potters, no se imaginarían que la temporada siguiente (2007/2008) lograrían por fin, el tan ansiado ascenso a la máxima categoría en la última jornada frente al Bolton Wanderers.

Lo había conseguido, su sistema funcionaba. Sin embargo, el reto que se proponía tras alcanzar la Premier League era mucho mayor, la competitividad se incrementaba apresuradamente. Fiel a su sistema, a su chándal y a su gorra, logró aclimatar al equipo en la Premier League y durante los años posteriores, consiguió que el Stoke City tras más de 25 años, fuese considerado un equipo fijo en la Premier League. Además fue el primer entrenador en Stoke-on-Trent, que llevaba al equipo a una final de FA Cup. A pesar de perderla, el equipo se logró clasificar para la Europa League en la que sería eliminado por el Valencia, en treintaidosavos de final. Bajo el mando de Tony Pulis, el Stoke, regentaría la parte media de la tabla durante casi una década. Este año, está por ver.
En el año 2013, la era al mando del Stoke llegó a su fin. Peter Coates, decidió que el equipo necesitaba un entrenador nuevo para alcanzar nuevos y mejores objetivos. Su apuesta, fue Mark Hughes, que actualmente, sigue al mando del equipo. Para muchos no fue una decisión acertada.
A pesar de no estar de acuerdo con los motivos que le exponía el club, Tony Pulis tomó rumbo al Selhurts Park en noviembre para hacerse cargo del Crystal Palace. De nuevo, un equipo, recién ascendido y de nuevo, un equipo que volvió a asentar en la competición. Una vez más Tony Pulis, había cumplido con creces con su trabajo. A pesar de haber firmado un contrato por dos años, de terminar en undécima posición marcando el segundo mejor registro de victorias de su carrera y de conseguir el premio al mejor manager del año, a pocos días de comenzar la temporada 2014/15, el Crystal Palace anunciaba que Pulis dejaba de ser su entrenador. Él mismo admitió que fue una decisión de mutuo acuerdo, tras tener una vez más, discrepancias con la directiva en el mercado estival de fichajes.
Aproximándonos al final de la historia, el 1 de enero de 2015, se hacía cargo del West Bromwich Albion, que tan solo había ganado un encuentro de los últimos cinco y que lógicamente se encontraba al borde del abismo. Si algo han debido aprender los directivos de los equipos ingleses es que cuando algo va mal, el actual entrenador de The Hawthorns puede aparecer para solucionar el problema. La Mary Poppins del fútbol inglés. Tras seis meses al cargo de los Baggies, el equipo finalizó en decimotercera posición, 9 puntos por encima del descenso. La pasada temporada, los hombres de Pulis se quedaron en decimocuarta posición. Esta temporada y tras seis jornadas de liga, ¿adivinan donde se encuentra?. Sí, en décima posición.
Y es que el destino, que muchas veces es sabio, ha querido homenajear al señor del chándal y la gorra. Este fin de semana, el técnico galés, cumplió 1000 partidos a cargo de un equipo de fútbol. Su rival, no podía ser otro que el Stoke City de Mark Hughes, que no pasa por su mejor momento.
Tony Pulis, seguirá sentándose en el banquillo la próxima semana, seguirá confiando en su sistema, seguirá teniendo contratiempos con sus directivos, seguirá rescatando a los equipos que lo necesiten. Su estilo, seguirá formando parte de la esencia del fútbol inglés, de su personalidad. El héroe, nuevo habitante del Hall of Fame, seguirá fiel a su estilo.