Juntar en la misma frase Manchester United y pequeño es muy complicado. Los Red Devils son el equipo más laureado de Inglaterra y a día de hoy siempre aparece como el equipo que más rico del mundo. A su vez, esta campaña estaba preparada para que fuese la de la vuelta del Manchester United que todo el mundo recuerda, en la que su proceso de reestructuración tras la etapa de Ferguson estuviese cerca de finalizar. Pero lo sucedido en el césped del Sánchez Pizjuán muestra una realidad muy distinta a lo que estaba planeado, ya que el United es un gigante con la mentalidad de un equipo pequeño, la de un equipo que obtiene más resultados por inercia que por su desempeño en el terreno de juego.
Los 90 minutos del Manchester United en Sevilla podrían resumir lo que es su temporada. Un juego muy pobre centrado casi en su totalidad en no encajar y esperar que algún destello de sus atacantes hiciese el resto, recurriendo de vez en cuando a que David de Gea haga alguna intervención milagrosa. En definitiva, faltó un gol de córner y a Mourinho sacando pecho en rueda de prensa por haberse llevado la victoria, algo que viene siendo habitual en un equipo que en la Premier está más pendiente de evitar hacerle el pasillo al Manchester City que de intentar recuperar lo que fueron hace no demasiado.
Si alguien totalmente ajeno al fútbol hubiese visto el partido, hubiese pensado que el Sevilla era el gigante que ha disputado grandes batallas en Europa, mientras que el Manchester United es el conjunto pequeño cuya temporada sería histórica si consiguen pasar a cuartos. Lejos -muy, muy, muy lejos- queda ya ese equipo que daba pánico en Europa y en Inglaterra dominaba con puño de hierro. De hecho, por no quedar no queda ni el entretenimiento cuando juegan, ya que actualmente no dormirse viendo un partido del Manchester United es un hito digno de mención.
Volviendo al encuentro, solamente tres nombres se salva de la quema. El primero, un habitual. David de Gea volvió a dejar imbatida la portería de un equipo defensivo pero que no defiende. El segundo, el repudiado por Mourinho. Pogba salió al campo tras la lesión de Ander Herrera y demostró, pese a no ser su partido más brillante, lo equivocado que está su entrenador de ubicarle en el doble pivote. Por último, el nuevo. McTominay hizo el trabajo que no se ve de un Manchester United al que cuesta ver. Ninguno de los tres es delantero, ya que los atacantes en este equipo parecen islotes con los que solo se puede conectar con pelotazos desde la defensa. Y con planteamientos así, además de provocar que los aficionados que vivieron épocas más doradas se revuelvan en su asiento, poco prestigio se va a recuperar.
Pese al partido tan gris del United, Mourinho consiguió lo que quería. La eliminatoria se va a Old Trafford con su equipo sin encajar goles. Entonces, la pregunta que se va a platear en torno al partido es si el resultado es bueno o malo para la vuelta. Pero la pregunta realmente importante es si merece la pena traicionar la historia del Manchester United por conseguir un buen resultado. De hecho, la plantilla actual tiene grandes jugadores que invitan a jugar más acorde a lo que ha sido históricamente la institución. Lukaku, Pogba, Martial o Alexis Sánchez son algunos ejemplos de ello y que hacen ridículo pensar que queden relegados a jugar asilados para conseguir un insípido empate a cero que traiciona todo lo que ha sido el Manchester United.
Aunque ahora el equipo esté en periodo de reconstrucción, si son algo actualmente es gracias a nombres como Alex Ferguson o George Best. Dos nombres entre tantos otros que hubiesen rechazado colgarse del larguero solamente por lo que significa el Manchester United: un equipo de dimensiones colosales que no teme por quien está enfrente. Un equipo cuya esencia está muy lejos de ser lo que es a día de hoy.