Suele ser habitual que los meses de verano conlleven la palabra sorpresa adherida a su nombre. A pesar de traer mucho calor, situaciones a veces incómodas en la playa o incertidumbre con el nuevo curso -ya sea deportivo, laboral o educativo- que comienza en septiembre, si eres seguidor de un equipo, puedes llevarte gratas noticias, o profundas decepciones. Y este mes de junio, aunque el balón esté rodando más de lo habitual en estas fechas, la maquinaria de la rumorología no para de carburar. Pero en ocasiones, pues muchas veces la lotería de asociar un nombre a un equipo falla estrepitosamente, puede acertar.
Tal y como ha sido el caso del Chelsea y Timo Werner, que han anunciado su llegada a la disciplina Blue antes de que terminara el campeonato alemán, con el Leipzig sin haber asegurado la Champions, y con su futuro equipo sin haber vuelto a jugar todavía. Un jugador de muy altos vuelos que ilusionará a las gradas de Stamford Bridge cada vez que recorra la banda y encare hacia dentro, y que es lo que necesitaba el conjunto londinense. Quizás no en lo puramente deportivo -la zaga requiere refuerzos inminentes-, pero sí en lo anímico y espiritual. Pues Werner es un jugador de clase mundial, ideal para componer una sintonía futbolística a la altura. Como lo fueron Eden Hazard, Arjen Robben o Florent Malouda. La herencia que recibe el alemán.
Hacer de la versatilidad tu virtud
Timo Werner es un delantero moderno. Aúna cualidades de los mejores extremos, arietes y organizadores de juego del mundo. Tiene una gran visión de juego, no por el apartado asistente en lo específico, pero por su buena colocación por todo el frente ofensivo de su equipo adaptándose a las diferentes situaciones del partido. Su potencia física -velocidad, equilibrio y agilidad- es indiscutible. Y su habilidad para rematar, sobre todo en cortas distancias, es excelsa. Esto le permite posicionarse como primer punta, segundo delantero o mediapunta e, incluso, extremo izquiero o derecho. Y es que en sus inicios en Stuttgart estas dos últimas eran las posiciones que más habituado estaba a ocupar. Y la banda izquierda, a donde suele caer aunque juegue de delantero centro, también le ha tenido de huésped esta última campaña con el equipo sajón.
De los 43 partidos en los que ha contado con minutos entre Bundesliga, Champions y Pokal, ha sido extremo izquierdo 5 veces. En los que ha conseguido 3 goles y 1 asistencia. Una gran eficiencia. De mediapunta ha estado en otros 3 choques, en los que ha brillado menos, consiguiendo 2 goles sin asistencia alguna. El resto, ha sido todo como delantero. En total, 32 goles y 13 asistencias, partícipe en más de un gol de su equipo por partido. Y si no cambian las cosas, Lampard lo colocará de extremo, en la banda opuesta a la de Hakim Ziyech, y junto a Tammy Abraham, que ocupará previsiblemente la punta de la lanza si no desciende considerablemente su producción ofensiva.
Por tanto, y aunque puede que acabe en ocasiones sustituyendo a Tammy y dejándole un hueco a Christian Pulisic en el once inicial, Werner deberá adaptarse a la banda del Chelsea, y a todo lo que ello conlleva. No tendrá aparentes dificultades, pues pocos jugadores tan -bien- hechos como él han llegado a las filas de los Blues en los últimos años. Pero el aprendizaje nunca cesa, y el ejemplo de los que han venido antes que él le puede servir de camino a seguir.
Eden Hazard, de colibrí a halcón
Cuando Eden Hazard llegó a Londres en el verano de 2012 su actuación en Francia los tres años previos a su marcha ya le habían convertido en un jugador superior. En 2009 y 2010 fue el mejor joven del año, en 2011 ganó la Ligue 1 y fue el mejor jugador de la competición, y en su última campaña dejó 20 goles y 18 asistencias en 38 encuentros. Un registro espectacular. Así llegó a Londres.
En sus primeros cuatro partidos en la Premier no estuvo en banda izquierda, pero dejó 1 gol y 6 asistencias. Entonces, le situaron en su posición predilecta, y empezó a dominar. 7 años después, volvió a firmar un partido soberbio ante el Arsenal en la final de la Europa League en su último salto a escena con el equipo que lo lanzó a la elite, y le dio un último hito que celebrar que hace compañía a sus dos títulos de la Premier League, una copa de la liga, una FA Cup, habiéndose establecido como un candidato perenne al Balón de Oro. Una carrera digna de los mejores Blues de la historia.
Y por condiciones futbolísticas, el espejo en el que mirarse para Timo Werner. Un jugador joven, que llegó después de dominar y pelear por el título en una liga extranjera, para ocupar la banda izquierda de Stamford Bridge en un equipo que quería volver a pelear por el título liguero. Y que, además, es capaz de tomar distintos roles sobre el césped, habiéndolo hecho ya antes de llegar al equipo.
Hazard, ambidiestro, es capaz de comenzar una jugada o un movimiento en una banda y finalizarla en la otra. De bajar a recibir al círculo central para construir desde la base la jugada. O regatear en velocidad a campo abierto a la defensa rival y finalizar con acierto cerca de la portería. Werner, por supuesto, es un jugador con características distintas, pues no tiene tal capacidad de driblar, por lo menos como lo hace el belga, y tiene un punto más de olfato goleador. Pero la versatilidad de Eden para construir y destruir al contrincante desde la banda hacia el centro es la mejor herencia que el delantero teutón puede recibir de su predecesor en el cargo.
De la Guayana Francesa a los Países Bajos, una cadena interminable
Al igual que Timo Werner será el sucesor “anímico” de Eden Hazard, el belga fue el susituto en la práctica de Florent Malouda. El encargado de custodiar la banda izquierda del Chelsea desde su llegada, el año en que Arjen Robben se marchó al Real Madrid. El neerlandés y el francés formaron un círculo casi perfecto, habiendo estado ambos en el principio y el final de la primera etapa de Jose Mourinho en el club.
Con cualidades, y carreras, muy diferentes, siendo Robben un jugador menos experimentado y quizá más técnico, y Malouda un perfil mucho más probado y vertical, la banda izquierda del equipo fue suya durante muchos años, casi una década. Florent dejó más números que Arjen, y también más éxitos, pero esto no es más que una consecuencia directa de haber disputado más encuentros. Los dos internacionales, un escalón por debajo de Hazard en el ámbito deportivo y jerárquico, pueden también servir de pauta o modelo para Werner, pues adaptarse al fútbol inglés -por muchas similitudes que haya entre la Premier y la Bundesliga- nunca es sencillo, y ambos son la cara y la cruz de esta difícil adaptación.
Robben fue Jugador Joven del Año en su primera temporada, situado como interior zurdo en el sistema de Mou. Mientras que Malouda no dejó más que 2 goles y 3 asistencias en su primer año en Inglaterra, tras sufrir problemas en la rodilla y no lograr regularidad en cuanto a sus apariciones en las convocatorias del Chelsea. El rendimiento de Timo Werner, por su estilo de juego, se asemejará más al de Robben que al de Malouda, pues el nuevo fútbol alemán es igual o más intenso -obviando pandemias mundiales- que el inglés, y Werner ya ha conseguido dominar en la Bundesliga.
La llegada de Werner a Londres, por tanto, es un paso adelante muy importante para él, pues podrá brillar en el mayor escaparate mundial. Para el Chelsea, que se acerca uno o dos pasos al Manchester City y al Liverpool en su pelea por la hegemonía inglesa y europea. Y para Lampard, que tendrá la oportunidad de contar con jugadores del más alto escalafón mundial a sus órdenes, y podrá aconsejar a Timo en sus momentos más flacos, pues ha compartido vestuario, césped, éxitos y fracasos con todos los que vinieron antes que él. Al fin y al cabo, el maestro debe ser capaz de hacer sentir a su alumno comprendido, algo que no suele ser tarea simple.