Si en septiembre nos llegan a decir que en diciembre Steve Bruce seguiría sentado en el banquillo de Saint James’ Park y que, además, el equipo se asomaría por la mitad superior de la tabla, a más de uno se nos hubiera escapado una carcajada. Y es que el inicio de temporada de los Magpies no fue, en absoluto, esperanzador. En sus primeros nueve partidos, el Newcastle solo logró ocho puntos. Ese arranque les situaba en zona de descenso y en una tesitura que no convencía ni por juego ni por resultados. Para llegar a los veinticinco que tiene actualmente, en las siguientes nueve jornadas, el equipo ha logrado casi el doble, diecisiete. En todo este tiempo, Bruce, ha realizado un chequeo en profundidad para saber cómo es su grupo de jugadores y a que deben jugar.
El técnico inglés ha conseguido dar una identidad a un equipo que, desde la marcha de Benítez, había dejado de creerse capaz de plantar cara a ningún club de la Premier. Su idea se basa en dejar que el rival conserve el balón, un bloque bajo en 1-5-4-1, no conceder espacios, concentración y solidez defensiva y esperar que, tras una recuperación, sus jugadores de banda salgan con la esencia del Newcastle de Bruce en ataque: la velocidad. Tanto sus extremos como sus laterales son capaces de armar contras vertiginosas. Miguel Almirón y Alain Saint-Maximin aportan un caos que desequilibra cualquier encuentro. Con estos cuatro conceptos y con acierto de cara a puerta han logrado solventar partidos contra rivales directos y sorprender a equipos que juegan en otra liga.
West Ham, Bournemouth, Sheffield United, Southampton y Crystal Palace acabaron sufriendo sendas derrotas contra los Magpies. Dos “teóricos” Big 6 como Manchester United y Tottenham tampoco sacaron ni un solo punto de su enfrentamiento contra los muchachos de Bruce. Y Wolverhampton y Manchester City se vieron sorprendidos consiguiendo llevarse un empate de Saint James’ Park. Esta dinámica ha logrado dar tranquilidad al equipo y convencer, aún más si cabe, a todos los componentes del staff y jugadores de que, sin ser la forma más estética de conseguirlo, se está yendo por el buen camino.
Bruce, ha conseguido que toda la plantilla sea consciente de sus limitaciones y de la forma de sacar jugo a cada uno de sus miembros. Así lo demuestran las titularidades de todos los jugadores inscritos en el primer equipo, a excepción de Dwight Gayle, el cual no ha logrado tener continuidad por problemas físicos. A falta de virtuosos de este deporte, el técnico, ha impregnado de compromiso y de una misma idea y modelo de juego a todos sus pupilos. Pese a tal cantidad de alternativas en el once, el entrenador ha dejado claro quiénes son sus pilares fundamentales. Jugadores que con el inglés en el banquillo están alcanzando un nivel de juego excepcional.
Tal como admite “felizmente” Isaac Hayden en The Athletic: “No es, en absoluto, divertido. Pero ¿qué prefieren los aficionados? ¿Un empate con un 51% de posesión o una victoria con el 35-40%? Nos hemos esforzado para seguir, mantener el espíritu y seguir cantando. Eso es todo lo que podemos pedir.” Ante estas palabras, un hombre aparece reforzado: Jonjo Shelvey. El inglés representa todo lo que Steve Bruce pide a su equipo y todo lo que este está transmitiendo sobre el verde. El centrocampista no solo ha conseguido ser un pilar fundamental del juego del Newcastle, sino también erigirse como uno de los líderes del proyecto. Ha recuperado su mejor versión y en lo que llevamos de temporada está a un solo gol de su mejor registro anotador, el de la 2013/2014 en el Swansea. Es, por sus características, la representación del modelo de Bruce sobre el terreno de juego.

Un modelo que sale beneficiado cuanto menos minutos con balón acumula. El Newcastle es el equipo con menor posesión de la Premier League (39,3% de media). Se sienten cómodos dejando que sea el rival quien lleve la iniciativa y, ante tal idea, los Paul Dummet, Federico Fernandez, Fabian Schär y Jamaal Lascelles están obligados a mostrarse sólidos. Los dieciocho goles a favor sitúan al equipo como el tercer peor de la liga y, pese a ello, la diferencia negativa de seis goles les permite estar en novena posición. Este dato habla bien de cómo el bloque defensivo está soportando los ataques rivales. Tanto la línea defensiva como el resto de jugadores de campo y Martin Dubravka, que sigue a un nivel estratosférico, han asimilado sus roles a la perfección.
En el 1-5-4-1, Joelinton se sitúa como único atacante pero lo cierto es que su contribución ofensiva se basa en luchar balones (de hecho, es el jugador del equipo que más duelos aéreos vence según Whoscored) y descargar jugadas para que sean Shelvey, Saint-Maximin y Almirón los protagonistas en zona de finalización. El francés, además, se ha convertido en un talismán para Bruce. Según The Athletic, el 60% de las victorias del Newcastle se han conseguido con el extremo sobre el campo. Y de los cinco partidos que se ha perdido, los Magpies solo han logrado un punto, en el empate ante el Watford. Estos datos no se ven reforzados por las cifras del jugador, que solo ha participado directamente en un gol. Pero sobre el campo se convierte en un activo importantísimo. Es capaz de desestabilizar los partidos y volver locos a sus rivales.
Él y Miguel Almirón son la definición del Newcastle en las transiciones defensa-ataque y en fase ofensiva. Dos jugadores desequilibrantes, imprevisibles y, sobre todo, muy veloces. Si este Newcastle está ganando partidos, en gran parte, es por la importancia del francés y del paraguayo. Así como decíamos que Saint-Maximin solo había logrado un gol, Almirón acumula una asistencia y un tanto que logró, por fin, este pasado fin de semana ante el Crystal Palace. El primer tanto del jugador sudamericano llega tras más de diez meses desde su, por entonces, histórico fichaje por los Magpies. Los 25 millones de libras que pagaron las Urracas le convertían, el pasado mercado invernal, en la incorporación más cara de la historia del club.
Steve Bruce ha captado la idiosincrasia del club y ha logrado empapar a sus jugadores. El favor del público está siendo determinante. A domicilio, el técnico no se cansa de dar las gracias a su hinchada por arroparles. En casa, únicamente la derrota en la primera jornada ante el Arsenal es capaz de ensuciar un historial que podría ser impecable: cuatro empates y cuatro victorias en nueve partidos. No hay mejor señal de la salud de un proyecto que la confianza de quienes están ahí a las duras y a las maduras. Este Newcastle, como siempre repite su técnico, es todo un reto para él. Un reto que comenzó con dudas pero que se ha ganado la credibilidad de los suyos y de los no tan suyos a base, no de belleza pero sí de eficacia.