Juan Corellano

Una segunda oportunidad para Pearson y el Watford

El técnico inglés ha sacado a los Hornets del hoyo en solo siete partidos, después de que estos ocuparan puestos de descenso desde la conclusión de la segunda jornada.

El siete de diciembre Nigel Pearson debutaba como nuevo técnico del Watford. Siendo el de Vicarage Road un banquillo de tercera mano, al igual que sucede con ese coche destartalado que uno hereda de sus abuelos, nadie esperaba que aquello pudiera llegar muy lejos. Sin embargo, apenas un mes después ha saltado la sorpresa. La combinación entre el entrenador inglés y los Hornets ha resultado más que exitosa hasta el momento. El Watford, por primera vez después de la conclusión de la segunda jornada de la Premier League, consiguió este fin de semana con su victoria ante el Bournemouth salir de puestos de descenso.

Esperemos que Nigel perdone esta osada desconfianza general ante su llegada, pero lo cierto es que, a priori, ninguna de las dos partes de la ecuación dejaba motivo alguno para el optimismo. En lo que al Watford se refiere, las precipitadas decisiones de los Pozzo terminaron por llevar a su equipo a las profundidades del lugar al que precisamente su apellido hace referencia.

Tras una ilusionante estancia de Javi Gracia en el banquillo Hornet antes del comienzo de esta temporada, las cosas se torcieron muy rápido, quizás demasiado, para el pamplonica al inicio de la presente campaña. En sus cuatro primeros partidos, el Watford cosechó tres derrotas y un empate, suficiente para que los Pozzo, de consabido gatillo fácil, firmaran el despido de Gracia. No sirvieron como aval la final de copa y el cómodo undécimo puesto de la temporada anterior. Solo en cuatro jornadas llegó el primer tiro de gracia. Nunca mejor dicho.

Si la gente se echó las manos a la cabeza por la destitución del técnico español, aún lo hizo con más énfasis cuando se conoció que el relevo lo protagonizaba un compatriota: Quique Sánchez Flores, un técnico del que ya prescindió el club por desavenencias con los propietarios. Nada parecía tener demasiado sentido en Watford. Lo cual, por otra parte, tenía todo el sentido del mundo.


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Quique Sánchez Flores fue el segundo entrenador del Watford esta temporada. / Getty Images


La reacción del equipo no tardó en llegar. En su segundo partido como nuevo entrenador, Sánchez Flores encajó un sonrojante 8-0 ante el Manchester City. Efectivamente, una inmediata reacción. Con la pequeña salvedad de que había sido a peor. Solo tres meses después de su contratación, los Pozzo firmaron al español el segundo finiquito de la temporada. Ya eran dos despidos antes de cerrar la primera vuelta. Empezaba entonces la búsqueda de un tercer inquilino del banquillo, ¿quién sería el elegido?

Es entonces cuando entró en escena Nigel Pearson. El expediente del inglés tampoco invitaba al optimismo en torno a la recuperación de un equipo que por entonces ya estaba bien afianzado en la última posición de la tabla. Pearson solo había gozado hasta la fecha de una oportunidad como técnico en la Premier, que se había ganado por decreto siendo el gran tapado del milagroso Leicester campeón de liga.

Él se hizo cargo de los Foxes en 2008 y los ascendió a Championship en su primera temporada, jugando y perdiendo en los PlayOff de segunda en la campaña siguiente. Dejó el club y se fue al Hull City durante una temporada y media por desavenencias con los antiguos propietarios. Finalmente, regresó a Leicester a mediados de la 2011/12 cuando estos dejaron su sitio al fallecido Vichai Srivaddhanaprabha.


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Pearson gozó de su primera y hasta la fecha única oportunidad en Premier cuando ascendió al Leicester. / Getty Images


Pearson logró en la 2013/14 el primer puesto en Championship y su consecuente ascenso a Premier League, así como la permanencia en la élite del fútbol inglés al año siguiente con un notable decimocuarto puesto para un recién ascendido. Sin embargo, al final de esa temporada, debido a un desacuerdo con el club abandonó el Leicester. Unos meses después vio a Raineri levantar el trofeo de la Premier League con el mismo ánimo que el cofundador de Facebook que vendió sus acciones antes de tiempo.

Con estas mimbres, la unión Pearson-Watford no se antojaba especialmente exitosa, pero solo un mes después ambos han demostrado que todos estábamos equivocados. En los quince partidos previos a la llegada del técnico inglés, los Hornets habían acumulado nueve derrotas, cinco empates y solo una victoria (contra el actual colista de la liga, el Norwich). Con ello, habían estado en descenso desde la conclusión de la segunda jornada, ocupando en más de la mitad el último puesto.

Desde su llegada a comienzos de diciembre, en solo siete partidos en liga y durante la fase más exigente del calendario en Inglaterra, Pearson ha revertido esta situación por completo. Con solo una derrota frente a un Liverpool que nadie ha conseguido vencer todavía, el Watford ha sumado catorce puntos (casi el doble de los ocho conseguidos hasta ahora) tras conseguir dos empates y cuatro victorias. Algunos de estos buenos resultados han llegado, además, frente a rivales exigentes y teóricamente superiores como el Manchester United, los Wolves o el Sheffield United.

Para conseguir este vuelco, lo cierto es que Pearson no ha realizado ninguna revolución en la plantilla. Cogiendo la formación habitual de Javi Gracia como referencia (pues es el último entrenador que pudo implantar un esquema estable en el equipo), el inglés ha dejado la línea defensiva prácticamente intacta, introduciendo los dos principales cambios en el centro del campo.


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El adelanto de la posición de Docouré en el campo ha sido clave para la mejora del Watford. / Getty Images


El primero de ellos ha sido el adelanto de la posición de Doucuré, que ahora juega mucho más cerca del área y así puede explotar sus virtudes ofensivas, habiendo marcado en los dos últimos partidos de liga. Para ello, el esquema ya no es un 4-4-2 como con Gracia, sino más bien un 4-2-3-1 con el francés como mediapunta si es Chalobah quien acompaña a Capoue en el pivote o bien una suerte de 4-3-3 cuando el tercer futbolista del centro del campo es Will Hughes.

El otro gran cambio ha sido una clara apuesta por el fútbol ofensivo a través de las bandas, con Gerard Deulofeu por la izquierda e Ismaïla Sarr por la derecha. Con la profundidad y verticalidad de ambos por los costados y las llegadas en segunda línea de Doucuré, el gran beneficiado ha resultado ser Troy Deeney, que ha aprovechado este nuevo sistema para recuperar su olfato goleador con cuatro tantos en los últimos cinco partidos.  

Pese a los malos presagios, Nigel Pearson ha conseguido, por el momento, rescatar a un Watford que parecía sentenciado a jugar en Championship la temporada que viene. Con ello, no solo ha avivado las esperanzas de los Hornets de mantenerse una temporada más en Premier, sino también las suyas propias de poder demostrarse como un entrenador apto para la élite tras su primer intento fallido en el Leicester. El fútbol, como la vida, siempre otorga segundas oportunidades.

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Juan Corellano