“Créeme, también atravesamos por malos momentos… un año quedamos segundos”. Las palabras de Bob Paisley, el sucesor de Bill Shankly en el banquillo del Liverpool, demuestran la inapelable hegemonía del conjunto de Anfield desde mediados de los años 70 hasta el ecuador de la siguiente década. Entre 1976 y 1990, el Liverpool ganó diez de las quince ligas disputadas. Solo el Nottingham Forest en 1978, el Aston Villa en 1981, el Everton en 1985 y 1987, y el Arsenal en 1989 fueron capaces de romper el dominio Red. Los dos primeros conquistaron la Copa de Europa al año siguiente, mientras que el Arsenal ganó la liga gracias a su victoria in extremis por 0-2 en Anfield en la última jornada, que le permitió adelantar a los Reds en la clasificación.
El declive del Liverpool coincide con la llegada de Alex Ferguson (cuando todavía no era Sir) al banquillo del rival más odiado. Fergie aterrizó en Old Trafford a finales de 1986 y el Liverpool no volvería a ganar una liga desde la de 1990. Entre 1993 y 2013, el Manchester United ganó trece de las veintiuna ediciones disputadas de la Premier League. Solo la irrupción de dos técnicos rompedores quebrantó ese dominio esporádicamente: Arsène Wenger ganó tres títulos de liga entre 1998 y 2004, mientras que José Mourinho venció consecutivamente en 2005 y 2006.
Eso significa que entre Manchester United y Liverpool, los dos clubes más laureados del fútbol inglés, conquistaron 23 de las 38 ligas disputadas entre 1976 y 2013. Sin embargo, en las últimas siete ediciones desde el triunfo del Manchester United en 2009, entre ambos clubes solo suman dos triunfos (el United se alzó con el título en 2011 y 2013, el Liverpool no ha ganado nunca la Premier League). ¿Volverá alguno de los dos clubes a regir con puño de hierro los designios del fútbol inglés? Ya que estamos, ¿volverá a hacerlo algún club?
La sorprendente victoria del Leicester la temporada pasada significó que ha habido cuatro campeones diferentes en los últimos cuatro años (antes del Leicester, ganaron la liga Manchester United en 2013, Manchester City en 2014 y Chelsea en 2015) por primera vez desde principios de los años 90 (Liverpool, Arsenal, Leeds y Manchester United ganaron sucesivamente las ligas de 1990, 1991, 1992 y 1993). Todos los síntomas apuntan a que la era de las hegemonías se fue para no volver.
Dos factores principales han generado un entorno en el cual cada vez más clubes compiten por el título. Por un lado, la irrupción de dueños extranjeros con hondos bolsillos. Es el caso del Chelsea de Roman Abramovich y del Manchester City del jeque Mansour, que costearon con su fortuna personal la entrada en el selecto club privado de los candidatos al título. Por otro, la lluvia de millones y su equitativa distribución ha provocado un terreno en el cual los clubes con presupuestos menores pueden soñar con romper la dominación de los grandes, sea esporádicamente, como el Leicester la temporada pasada, o de forma más duradera, como el Tottenham (tercer clasificado la temporada pasada, cuarto en 2012) y quizás el West Ham (a pesar de su caótica situación actual, su nuevo estadio para 60.000 personas y emplazamiento capitalino podría auparle entre los grandes).
Liverpool y Manchester United están sufriendo para adaptarse a este nuevo entorno. La llegada del hiperactivo y optimista Jürgen Klopp parece haber devuelto la fe y la confianza a un club que parecía aletargada después de tantos años de fracasos, decepciones y resbalones. Es cierto que Rafa Benítez volvió a situar al club entre los grandes de Europa con dos finales de Champions League pero esas prestaciones continentales no se transformaron en una liga doméstica. El Liverpool confía en que Klopp se erija en un nuevo Bill Shankly.
Cuando Shankly llegó a Anfield en 1959, el Liverpool llevaba cinco años en segunda división. La liga conseguida por el Liverpool de Shankly en 1964 fue la primera desde 1947 y marcó el inicio de una era de dominación del club Red. Es impensable soñar con recuperar una hegemonía de ese calibre pero el aura de fe que arrastra Klopp consigo (y la ampliación del Main Stand de Anfield, no lo olvidemos) permiten al Liverpool mirar hacia el futuro con optimismo por primera vez en años.
El Manchester United sigue tratando de lidiar con la marcha de Ferguson. Ni siquiera los más pesimistas en Old Trafford imaginaron que la transición sería tan complicada. Desde que el entrenador escocés abandonó el United en 2013 con una liga bajo el brazo, hasta cuatro personas diferentes han ocupado su cargo: David Moyes, Ryan Giggs, Louis van Gaal y ahora José Mourinho. El técnico portugués ha explotado este verano el potente músculo financiero del club para invertir 150 millones de libras netos en fichajes y recuperar el cetro perdido.
Este lunes, Liverpool y Manchester United se enfrentarán por 197ª ocasión. Y lo harán con un ánimo común: el de recuperar la gloria pasada en un presente hostil. Como si la extinta cinta VHS se batiera en duelo con el DVD por erigirse en el método de reproducción favorito de los consumidores… en un mundo donde reina el streaming.