Londres es una de las pocas urbes que se puede recorrer de arriba a abajo, de este a oeste, utilizando el hilo futbolístico como única brújula. Hay estadios repartidos por toda la capital británica. Templos con historia -mucha o poca, que más da- en los que proyectos faraónicos no arrancan jamás o en los que pompas de jabón flotan en el ambiente. Donde las gradas son pretéritas y eternas por más veces que visiten el purgatorio. Lugares donde el éxito francés caducó hace tiempo y ahora se ha vuelto necesario encontrar una nueva dimensión dentro de la vorágine balompédica inglesa. El Tottenham Hotspur Stadium, nueva casa del Tottenham, se alza en el mismo lugar que White Hart Lane con la pretensión de convertirse en un enclave propicio para que el club londinense escriba las páginas más brillantes de su historia.
El Tottenham ha tenido que jugar en el exilio desde que comenzaran las obras de demolición del antiguo estadio en 2017. No fue fácil despedirse de White Hart Lane, hogar de los Spurs desde 1899. Wembley, siempre preparado para dar cobijo a cualquier equipo, tuvo que acoger al conjunto londinense mientras avanzaba la construcción del Tottenham Hotspur Stadium, nombre provisional hasta que se bautice al recinto una vez se encuentre el patrocinador adecuado. El nuevo estadio debía estar listo para septiembre de 2018; sin embargo, los imprevistos y los incumplimientos de plazos han estado a la orden del día durante todo el levantamiento del recinto. De esta manera, el Tottenham ha tenido que ir aplazando su vuelta a casa de forma permanente.
Los pupilos de Mauricio Pochettino ya han entrenado en el que será su hogar e incluso ya se han disputado los dos partidos necesarios para que la instalación reciba los pertinentes certificados de seguridad. El primero en jugar fue el Tottenham sub 18, que derrotó 3-1 al Southampton sub 18 en un partido que se celebró delante de más de 28.000 personas y en el que se constató que las pantallas de 325 metros cuadrados no acaban de funcionar correctamente. J’Neil Bennet, jugador de la academia Spur, grabó su nombre en la historia del club anotando el primer gol del nuevo estadio.
Este fue el primer partido de los dos que se debían jugar para que las nuevas instalaciones obtuviesen los pertinentes certificados de seguridad. El día 30 de marzo fue el turno para las leyendas del Tottenham, que se enfrentaron a otros jugadores históricos del Inter de Milán. Cerca de 45.000 espectadores estuvieron presentes para presenciar cómo el tiempo ha hecho estragos en Jurgen Klinsmann, Robbie Keane, Javier Zanetti o Juan Sebastián Verón, además de la notable mejora de Paul Gascoigne.

Una vez que el futuro y el pasado del club han disputado sus encuentros, le toca el turno al presente de la entidad. El estreno oficial del Tottenham Hotspur Stadium está al caer. La fecha es inamovible: el 3 de abril contra el Crystal Palace. Tras seis meses de retraso los Spurs vuelven a su casa, vuelven a The Lane.
El nuevo estadio del Tottenham es una maravilla arquitectónica que ha costado un billón de libras. Una oda a lo moderno con pequeños espacios para la melancolía del antiguo White Hart Lane. Ya desde fuera se aprecian las influencias de las grandes estructuras deportivas americanas. Una vez dentro, se confirman. De hecho, la nueva instalación está preparada para albergar los tradicionales partidos que la NFL disputa en Inglaterra. Este será uno de los estadios punteros de Europa y el segundo en capacidad de Inglaterra con algo más de 62.000 asientos, solamente por detrás de Old Trafford. Las gradas, grandes y oscuras, están pegadas al terreno de juego y la acústica, elemento místico indispensable en la cultura inglesa, es inmejorable. Arriba, coronando el estadio, aguarda el gallo de pelea, vigilando Londres y custodiando el hogar del Tottenham.

La primera gran noche del Tottenham Hotspur Stadium será en pocos días. El Manchester City, candidato a cualquier trofeo que exista en el continente, será el segundo visitante que pise el verde inmaculado de los Spurs. Los cuartos de final de la Champions League serán el escenario oportuno para calibrar qué puede ofrecer el Tottenham en un estadio pensado para que culmine la tendencia al alza que viene mostrando desde que Pochettino cambiara Southampton por Londres. Y entonces, todo se decidirá en el Etihad Stadium.