Cuando en 1980 se estrenó “El imperio contraataca”, la segunda parte de la trilogía original de “La guerra de las galaxias”, las críticas fueron, en general, negativas. El crítico de la revista «New York» se atrevió a decir que la película era «un poco pesada». Sin embargo, con el paso de los años, los críticos fueron corrigiendo paulatinamente su postura hasta situar la película en el lugar que le corresponde. Lo que sucedió en el momento de su estreno fue, sencillamente, que había decepcionado las expectativas. A pesar de ser una extraordinaria película, quizás la mejor de la saga, había sucumbido ante el peso de la anticipación provocado por la rompedora primera entrega.
Las expectativas deforman la percepción de la realidad. Establecen un baremo, en ocasiones demasiado alto y a menudo aleatorio, respecto al cual medir una obra, una persona, una actuación. Quizás el mejor ejemplo reciente en el fútbol inglés lo constituya Theo Walcott, fichado por el Everton en este mercado invernal tras doce años en el Arsenal, casi día por día. Walcott es “El imperio contraataca” del fútbol inglés.
A pesar de nacer en Londres, Walcott creció en Compton, un pequeño pueblo a medio camino entre la capital inglesa y la costa sur, y se incorporó al fútbol base del Southampton con once años. Ya por entonces, su ascendencia jamaicana parecía haberle otorgado una marcha más que al resto de sus compañeros. Su endiablada velocidad le convirtió desde muy joven en una de las grandes promesas del fútbol inglés. Con solo catorce años ya había firmado su primer contrato promocional con Nike y, a partir de ahí, su carrera se transformó en una colección de récords de precocidad: fue el jugador más joven en competir con el equipo filial del Southampton con 15 años y 175 días; fue el más joven en debutar con el primer equipo de los Saints cuando disputó sus primeros minutos en Championship con 16 años y 143 días; se convirtió en el goleador más joven de la historia del club cuando marcó a los 25 minutos en su primer partido como titular, ante el Leeds en 2005; fue el jugador más joven del Arsenal en disputar la Champions League (un récord superado poco después por Jack Wilshere); y fue el debutante más joven con la selección inglesa cuando debutó en un amistoso ante Hungría en mayo de 2006 a los 17 años y 75 días.
La carrera de Walcott quedó condenada antes de cumplir la mayoría de edad. El año 2006, que parecía marcar el inicio de una carrera fulgurante hacia el estrellato mundial, acabó por transformarse en un pecado de juventud que le ha perseguido durante todos estos años. Aquel 2006, todo el peso de las expectativas recayó sobre sus hombres y su frágil cuerpo de velocista no ha sido capaz de soportarlo. En enero, Arsène Wenger le convenció de que el Arsenal era el mejor lugar para desarrollar su carrera y se incorporó a los Gunners con un contrato juvenil y la promesa de firmar uno profesional al cumplir los 17 años un par de meses más tarde. Pero lo que enterró definitivamente las aspiraciones de Walcott fue la convocatoria para el Mundial de 2006 a pesar de no haber jugado ni un solo minuto en la Premier League en toda su carrera. Una decisión que encolerizó a buena parte de los aficionados y los medios ingleses, ya que Sven-Goran Eriksson dejó fuera a delanteros contrastados como Darren Bent y Andrew Johnson, máximos goleadores ingleses en las dos ligas anteriores. Aunque no llegó a debutar en aquel Mundial, medio mundo había ya puesto sus ojos en el joven de 17 años en el que Eriksson parecía haber depositado buena parte de las esperanzas de futuro inglesas.
En doce años en el Arsenal, Walcott raramente justificó la confianza ciega depositada en él por Wenger. Aunque sus cifras globales son más que respetables y se marcha dejando en la memoria de los aficionados de los Gunners algunos momentos antológicos. Durante su estancia en el Emirates, Walcott anotó 108 goles en 397 entre todas las competiciones. En la era Wenger (desde 1996) en el norte de Londres, solo Thierry Henry (228) y Robin van Persie (132) han anotado más goles. Y solo Henry (249), Dennis Bergkamp (181), Van Persie (135) e Ian Wright (123) han participado en más goles en Premier League que Walcott (108, desglosados en 65 goles y 43 asistencias).
Entre sus momentos más recordados, destaca por encima de todos el partido de ida de cuartos de final de la Champions League contra el Barcelona de 2010. Durante la primera hora de partido, el equipo catalán destrozó a los Gunners y pareció sentenciar la eliminatoria con un 0-2. El partido cambió drásticamente con la irrupción de Walcott en la segunda parte. A los tres minutos de saltar al campo, marcó el 1-2 y minutos después participó en la jugada que desembocaría en el 2-2 de Cesc Fàbregas desde el punto de penalti. Pep Guardiola, entrenador del Barça, diría después que “haría falta una pistola para detener a Walcott”.
A finales de 2012, Walcott fue uno de los protagonistas de uno de los partidos más inverosímiles de este siglo. El Arsenal visitó Reading para disputar la Copa de la Liga y a los 37 minutos ya perdía 4-0. Walcott marcó el 4-1 en el tiempo de descuento de la primera parte y acabó anotando el 4-4 en el descuento de la segunda después de los goles de Laurent Koscielny y Olivier Giroud. En la prórroga, Walcott completó su hat-trick en un partido que finalizó con victoria de su equipo por 5-7 y le dio argumentos para exigir a Wenger que apostara por él como delantero centro del equipo. Al entrenador francés no le quedó más remedio que rendirse a la evidencia y Walcott completó la mejor temporada de su carrera en la Premier League, con 14 goles y 10 asistencias.
Su intermitencia en el Arsenal no tardó en provocar su desaparición de las convocatorias inglesas. Tras haber acudido al Mundial de 2006 con solo 17 años, Fabio Capello decidió dejarle fuera del Mundial de 2010 y se perdió el de 2014 por lesión. Su último partido con la selección fue el amistoso ante España de noviembre de 2016, hace más de un año, así que no parece probable que Gareth Southgate le convoque para el Mundial de Rusia de este verano.
Walcott cumplirá 29 años en marzo y se adentra en el epílogo de su carrera. Es el momento de demostrar que solo fue víctima de las expectativas despertadas en un prólogo demasiado ambicioso y despedirse con un canto del cisne digno de “El retorno del jedi” o bien acabar de arruinar su carrera con un último bodrio fabricado por Disney.