Árbitro: «Gibbs, ¡expulsado!» Oxlade: «Árbitro, ¡he sido yo!» Árbitro: «Calla Walcott, y concéntrate en el partido» Via @Joe_Kendal
— Iris (@lamagiadel6) marzo 22, 2014
1.- La personalidad es la clave del fútbol: Mourinho también ganó esa batalla a Wenger
Puede que no nos guste el estilo de fútbol que predica José Mourinho, pero hay una cosa que no se le puede negar: es inconfundible. Defensa de cuatro, mediocentros atléticos que recuperen muchos balones, atacantes con gran despliegue defensivo y una verticalidad vertiginosa. Cada vez que un equipo de Mourinho roba un balón, sus jugadores salen disparados hacia adelante. Lógicamente, en este mecanismo es clave dónde se ejerce la presión, pues, cuanto más arriba se recupere un balón, más cerca está el equipo de la portería rival. Y cuánto más abajo se ejerce, más espacio dejan los rivales a la espalda de sus centrales. Todo ello se combina con una obsesión por acabar todas las jugadas, de forma que todo contraataque sea imposible.
¿Es ésta la mejor manera para jugar a fútbol? Para algunos, sí. Para otros, no. Pero como mínimo tiene una identidad reconocible. Es exactamente lo que el Arsenal está empezando a perder. Con Wenger, los Gunners se han distinguido por su juego de toque y posesión. Sin embargo, la semana pasada ganó al Tottenham jugando al contraataque. Frente al Chelsea, nunca quedó claro cuál era el planteamiento de Wenger, pues a los 15 minutos el encuentro ya estaba finiquitado. Sea como fuere, la pasividad mostrada por los de Wenger tras el 3-0 y la falta de personalidad del equipo es algo mucho más preocupante que la abultada derrota. La filosofía y los principios en el Arsenal siempre han estado por encima de los resultados. Ahora ya no sólo se cuestionan los resultados (esta temporada podría ser la novena consecutiva sin títulos), sino también los principios.
2.- Más allá de cuestiones de estilo, Mourinho sabe cómo fabricar un equipo competitivo
Se suponía que el encuentro en Stamford Bridge iba a ser una celebración para Wenger, que cumplía su partido 1.000 con el Arsenal. Sin embargo, Mourinho volvió a robar el protagonismo a Wenger y a apropiarse de su fiesta. De entrada, Wenger nunca ha ganado un partido de fútbol a Mourinho. De 11 partidos disputados entre ambos, Mourinho ha ganado 6 y empatado 5. Más allá de este duelo en el banquillo, lo cierto es que el portugués ha hecho un mejor trabajo esta temporada que el francés. Como local en liga, el Chelsea ha logrado 14 victorias, 2 empates y 0 derrotas; 39 goles a favor y 9 en contra. Además, su trabajo es fácilmente reconocible. Particularmente, del doble pivote para arriba. Matic y David Luiz rindieron igual de bien que lo hicieron contra el Manchester City. Hazard, Oscar, Eto’o y Schürrle corren una maratón en cada partido, al igual que hace Willian cuando no está sancionado. De contar con un delantero de primer nivel (o con Eto’o o Torres un poco más jóvenes), este Chelsea ya habría ganado la Premier League. Y aún sin ese delantero, los Blues competirán por la liga y la Champions. Mourinho tiene muchos defectos, pero sabe cómo crear un equipo competitivo.
3.- Sí, la culpa la tiene Wenger
Wayne Dyer, un escritor de libros de autoayuda, dijo que «cuando juzgas a otros, no los estás definiendo a ellos, sino a ti mismo». Pues bien, yo me voy a definir bien con mi juicio sobre Arsène Wenger.
«Esta derrota es culpa mía», dijo tras el partido el milenario Wenger. Pues sí, es su culpa. De entrada, la gestión del período de fichajes ha sido horrible. Sí, es cierto que el gasto neto del Arsenal desde 1996 ha sido de 56 millones de libras y el del Chelsea de 676. La inversión económica de los Gunners ha sido muy inferior a la de otros equipos. Pero eso no justifica el ridículo criterio en materia de fichajes. ¿Es Mesut Özil un buen jugador? Sí. ¿Es el jugador que necesitaban? No. Sin otro delantero y un medio centro defensivo de primer nivel, este Arsenal no puede competir por títulos. La llegada de Mathieu Flamini, el lesionado Kim Källstrom y Yaya Sanogo es simplemente insuficiente.
De los 34 goles encajados por el Arsenal esta temporada, 17 (la mitad) han llegado en sólo tres partidos, todos a domicilio: Chelsea (6-0), Liverpool (5-1) y Manchester City (6-3). Curiosamente, Olivier Giroud no ha marcado ninguno de sus 12 goles en liga en esos partidos. ¿Mala suerte? ¿La presión? ¿Les tiemblan las piernas a Szczesny, Sagna,Giroud, Mertesacker y Koscielny frente a los rivales directos? Posiblemente, pero lo cierto es que estos cinco jugadores simplemente han jugado demasiados partidos. De los 30 partidos de liga, todos han jugado un mínimo de 27. Y de los 8 de Champions, todos han jugado al menos 7. Llegar a los partidos más exigentes con fatiga acumulada no es la situación ideal. Además, es incomprensible que Wenger no les haya rotado más (sobre todo a los defensas y a Szczesny), pues cuenta con Vermaelen y Fabianski, dos jugadores que tienen un nivel parecido al de los titulares pero que apenas han tenido oportunidades esta temporada. Lo único que queda tras un desastre como el vivido en Stamford Bridge es el humor. Para ello tienen contratado a su payaso particular: Nicklas Bendtner. Es el momento de que vuelva a correrse una fiesta, fustigue con su cinturón a un taxista y arranque una sonrisa a sus aficionados.
4.- El cómico ridículo de los árbitros alcanza nuevas cotas
Hacía muchos años que no se daba un error tan clamoroso como ridículo en el mundo del fútbol. Evidentemente, la FA retirará la roja a Kieran Gibbs. Sin embargo, es posible que sea imposible legalmente sancionar a posteriori a Alex Oxlade-Chamberlain por la acción. Quizá sea un fantástico momento para empezar a implantar mejoras en el mundo arbitral. No sólo en cuanto a utilizar vídeos en directo para determinar jugadas dudosas. Por ejemplo, ¿simular no debería poder ser sancionado a posteriori? ¿Qué tal olvidarnos de las tarjetas amarillas por sacarse la camiseta para celebrar un gol? El hilarante espectáculo sucedido en el Bridge podría ser un buen momento para iniciar reformas.
5.- ¿Dónde estarían los de Manchester sin Yaya Touré y Wayne Rooney? Observando cómo los demás levantan trofeos
A fútbol se juega con once jugadores, sí. Sin embargo, siempre hay unos jugadores en los que recae más peso que en otros. En el caso de los dos equipos de Manchester, donde prácticamente toda la responsabilidad depende de un jugador. Wayne Rooney ha jugado 25 partidos esta temporada, anotando 13 goles y dando 10 asistencias. Entre esos 13 están los dos que marcó al West Ham, uno de los cuales desde 53 metros. Ni más ni menos.
En cuanto al Manchester City, a pesar de sus numerosas estrellas, hay un jugador que sobresale del resto: Yaya Touré. Ha sido titular en todos los partidos de Premier del City esta temporada salvo en uno. En esos 27 encuentros que ha jugado, ha anotado 16 goles y ha repartido cinco asistencias, incluyendo un hat-trick el sábado frente al Fulham. Nada mal para un medio centro. El peso de Touré en el City ha sido mayor de lo esperado debido a las lesiones que se han producido a su alrededor, en particular las de Fernandinho y Agüero. Ha tenido que hacer de todo: defender, ordenar al equipo, marcar goles, asistir… sólo le ha faltado ponerse los guantes y colocarse bajo palos. Además, se ha convertido en un especialista a balón parado: de 10 intentos, ha logrado marcar en 8 de ellos (4 faltas y 4 penaltis).
6.- El Liverpool, firme candidato a la Premier League
Luis Suárez lleva 28 goles y 11 asistencias en 25 partidos. Daniel Sturridge, 19 goles y 7 asistencias en 22 partidos. Qué lástima que Brendan Rodgers no se diera cuenta antes de lo malos que son Aly Cissokho y Kolo Touré. Aún sin ellos, la defensa del Liverpool no es la mejor de la liga. Pero la mejora es brutal. De hecho, a pesar de los tres goles recibidos ante el Cardiff, los defensores del Liverpool estuvieron bien: Martin Skrtel anotó dos goles y dio una asistencia, y Glen Johnson dio un pase de gol. Jugar contra el Cardiff no da un juicio real de la situación, pero este Liverpool puede competir por la Premier League. No juega en Europa y no tiene lesionados.
7.- Steve Bruce, mejor entrenador del año hasta ahora
Se agotan los calificativos para el Hull City. Steve Bruce se perfila como el técnico del año. Qué trabajo está haciendo el exdefensa del Manchester United. De enviar correos electrónicos, ni idea. Pero de fútbol sabe un poco. Tras la magistral contratación de Nikica Jelavic y Shane Long en enero, el Hull ha abandona el innovador 3-5-2 de Bruce por un tradicional 4-4-2 con buenos resultados. Particular mérito tiene la confianza depositada en Jake Livermore y Tom Huddlestone en el doble pivote. Ambos deberían estar como mínimo en las quinielas para viajar a Brasil. Es una pena que, como comentamos en el podcast, los jugadores ingleses que no juegan en equipos del top 8 tengan menos oportunidades de ser convocados por la selección nacional. Así le va a Inglaterra.
8.- Hughton salva el puesto, pero le espera mucho trabajo en verano
Por primera vez en su carrera, Robert Snodgrass ha visto puerta en dos encuentros consecutivos en la Premier League. No hemos hablado mucho del Norwich esta temporada, pero los Canaries van a lograr una meritoria permanencia. Chris Hughton ha estado con la soga al cuello la mayor parte de la temporada y no es hasta ahora que parece haber recuperado algo de aire tras vencer por 2-0 el six-pointer frente al Sunderland. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer. Las lesiones han mantenido a Wes Hoolahan, probablemente el mejor jugador del equipo a pesar de sus 31 años, fuera de los terrenos de juego, pero hay muchas otras cosas que no han funcionado. Snodgrass sólo está empezando a funcionar en este final de temporada. Howson, Bassong, Martin y otros jugadores que han sido la base de este Norwich en las últimas temporadas no han rendido al nivel esperado. Asimismo, van Wolfswinkel y Elmander han tenido una temporada para olvidar, solo Hooper ha respondido las expectativas. El Norwich ha salvado la temporada, pero la reestructuración veraniega que necesitan es enorme.
9.- ¿Por qué no hay que cambiar al técnico a mitad de temporada? Que se lo pregunten al Fulham…
Cambiar de técnico a mitad de temporada suele ser una pésima idea. ¿Por qué? De entrada, es un claro ejemplo de la falta de un plan a largo plazo, de una filosofía de juego y de unos principios ideológicos. El Fulham ha llevado a su máxima expresión todo ello. Todavía no se ha acabado la temporada y el club ya ha contado con tres entrenadores distintos esta temporada. Y ojo, que todavía podría caer un cuarto. Martin Jol quizá no es el mejor entrenador del mundo, pero conocía el club y a los jugadores. Y, sobre todo, ganaba más de un partido de cada doce. Los Cottagers han logrado una victoria en los últimos 12 encuentros. La última derrota ha sido un humillante 5-0 ante un City que jugó a medio gas.
10- …o al Swansea. O al WBA. O al Cardiff.
Desde que la directiva de los Swans despidió a Michael Laudrup el 4 de febrero, el Swansea ha ganado un partido de fútbol. De nueve. Afortunadamente, dos de ellos correspondieron a la infumable Europa League y otro a la inoportuna FA Cup. Sea como fuere, la llegada de Garry Monk al banquillo galés no ha sido positiva. Frente al Everton, los Swans merecieron ganar por su superioridad en la posesión y en las oportunidades, pero la falta de pegada es preocupante, así como la fragilidad defensiva. El Everton, sin ofrecer su mejor versión, no necesitó demasiado para anotar tres goles.
El caso del West Bromwich es de todas formas el más absurdo. Tenían un proyecto a largo plazo con un entrenador inteligente y más que capaz. Sin embargo, la marcha de Steve Clarke puede haber condenado al equipo al Championship. Lo mismo ha ocurrido en Cardiff, donde la marcha de Malky Mackay sí ha condenado directamente a los ex-Bluebirds (ahora Redbirds) del dictador Vincent Tan al descenso.