El primer torneo de fútbol en unos Juegos Olímpicos se disputó en 1904, en los JJOO de San Luis. Sin embargo, solo tres equipos lo disputaron, uno canadiense y dos estadounidenses, y el evento careció de oficialidad.
No fue hasta cuatro años más tarde cuando el fútbol se convirtió oficialmente en deporte olímpico. Los Juegos de 1908 debían celebrarse originalmente en Roma, pero cuando Nápoles se cubrió de lava procedente de la erupción del Vesuvio de 1906, Italia tuvo que renunciar a los Juegos. Londres se presentó a última hora y acogió el evento.
Ocho equipos se presentaron al torneo de fútbol: Holanda, Dinamarca, Suecia, Hungría, Bohemia, Gran Bretaña y Francia, que presentó dos equipos. Debido a problemas políticos en los Balcanes, Hungría y Bohemia se vieron obligadas a retirarse, así que Holanda y el equipo A de Francia accedieron a semifinales sin disputar un solo partido.
Francia presentó dos equipos pero se llevó un 17-1 de Dinamarca
Bohr tiene un teorema con su nombre y su hermano ganó el Nobel
A pesar de contar con dos equipos, los Juegos fueron una tragedia para los franceses. Su equipo B cayó por 9-0 en la primera ronda ante Dinamarca, mientras el equipo A fue despedazado por 17-1 por el mismo rival en semifinales, un resultado que sigue constituyendo un récord olímpico. Sophus Nielsen anotó diez de los goles daneses, otro récord. El equipo A de Francia fue demasiado orgulloso para luchar por el bronce y se retiró, por lo que Suecia ocupó su lugar en el partido de consolación, donde cayó ante Holanda, que conquistó la medalla de bronce.
El equipo británico estaba compuesto exclusivamente por ingleses y fue seleccionado por la Federación Inglesa, como fue costumbre hasta la llegada de Sir Alf Ramsey décadas después. Los británicos golearon a Suecia por 12-1 para acceder a semifinales, donde vencieron a Holanda por 4-0.
Unos 8.000 espectadores asistieron a la final entre los locales y los daneses en el desaparecido White City Stadium de Londres, donde se encuentran actualmente las oficinas de la BBC. Para tratarse de un evento amateur, la final reunió unas cuantas estrellas. El capitán inglés, Vivian Woodward, jugó más de 100 partidos con Tottenham Hotspur y Chelsea. Su compañero Harold Hardman disputó dos finales de la FA Cup con el Everton y más tarde se convertiría en presidente del Manchester United en la época de la tragedia aérea de Múnich.
Pero la auténtica estrella del partido estaba en el lado danés. En su once se encontraba Harald Bohr, que además de futbolista, era un reputado matemático. De hecho, Harald desarrolló un teorema en colaboración con Edmund Landau, conocido como el teorema Bohr-Landau, sobre la distribución de ceros en las funciones zeta. Las ciencias eran una cosa de familia, puesto que su hermano Niels fue galardonado con el premio Nobel de física en 1922. Los dos hermanos jugaron juntos en el Akademisk Boldklub en Copenhague.
Los ingleses se llevaron el triunfo por 2-0 gracias a los goles de Frederick Chapman y del capitán Woodward. Sin embargo, la crónica oficial olímpica del encuentro afirma que el resultado “fue benevolente con los ganadores, que no mostraron un auténtico nivel internacional. Dinamarca, por el contrario, mostró más vigor y determinación, con mucha más velocidad y profundidad que ante Francia”.
Los ingleses desafiaron a las matemáticas en 1908 para alzarse con el triunfo en suelo propio. De nuevo lograrían la victoria en su propio terreno en la Copa del Mundo de 1966. Repetir éxito en 2012 se antoja algo más complicado, aunque si hace más de 100 años lograron batir a un reputado matemático, ¿qué les impidiría repetir hazaña ante un grupo de adolescentes brasileños?