Que Baines no sea el lateral izquierdo titular en esta selección es como para denunciarlo ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
— La media inglesa (@LaMediaInglesa) October 15, 2013
1.- No era tan difícil, Roy: Baines, Carrick y juventud
El 15 de octubre se convertirá en fiesta nacional inglesa. Inglaterra viajará a Brasil el próximo verano para disputar un nuevo Mundial en el que las esperanzas son poco más que nulas. Lo ha hecho con un sufrimiento totalmente innecesario, causado en buena parte por Roy Hodgson. Afortunadamente, los Ashleys (Young y Cole) sufrieron respectivas lesiones y el seleccionador inglés, una epifanía. Leighton Baines sustituyó a Cole y Andros Townsend a Young. Estos dos cambios, sumados al de Michael Carrick por Frank Lampard en el centro del campo, supusieron una mejoría espectacular. Roy Hodgson no es ningún genio y el sistema de juego sigue siendo prehistórico, pero como mínimo ahora juegan los mejores. Carrick es el mejor medio centro defensivo de Inglaterra. Baines es el mejor lateral izquierdo de Inglaterra y posiblemente de Europa. Y Wayne Rooney, el delantero más guerrero de la pérfida Albión. Si a ello se le añade el factor de juventud y desparpajo de Andros Townsend, queda un equipo que podría dar alguna sorpresa positiva en Brasil. Tal fue el nivel de Inglaterra que no se notó que jugaron con dos hombres menos: Chris Smalling y Danny Welbeck. No era mala la sugerencia que lanzamos a través de Twitter en el descanso.
Sobre las posibilidades de Inglaterra en Brasil, Hodgson dijo: «Si quieres ganar la lotería, tienes que comprar un décimo. Y nosotros tenemos uno». La mala o buena fortuna de la «lotería» de Brasil dependerá de si los Ashleys, Lampard, Welbeck o Smalling son elegidos por Hodgson para el once titular. Por el bien de Inglaterra, esperemos que no.
2.- Townsend, ¿el «nuevo Bale»? Por su bien, esperemos que no
Gareth Bale hizo una fantástica temporada 2012-13. Punto. Y final. A partir de entonces, no ha sido otra cosa que un muñeco de Daniel Levy, Florentino Pérez y de la prensa. Bale tiene el mismo palmarés que cualquier gato negro que nos podamos cruzar por la calle. Es decir, ninguno. Con 24 años, en toda su carrera ha logrado superar los diez goles en liga en una ocasión. Además, sus molestias crónicas en la espalda están dificultando su llegada a Madrid. Eso sí, costó 100 millones (o más) de euros. Daniel Levy todavía está contando los billetes que Florentino, un gestor de club de fútbol todavía peor que Roman Abramovich (no es decir poco), le dio a cambio del galés.
Andros Townsend, fichado por el Tottenham a los ocho años, ha jugado cedido en nueve equipos antes de ganarse un sitio en el primer equipo de los Spurs. Tiene velocidad, desparpajo y clase. En el momento que más lo necesitaba, Townsend ha dado el do de pecho por Inglaterra, llevándola a rastras a Brasil 2014. Parece que va a ser una estrella mundial. Pero ojo. Tiene 22 años y todavía (como Bale) es más estrella en potencia que en acto. Gareth Bale ha cometido probablemente el error más grande de su vida fichando por el Real Madrid en medio de un lamentable espectáculo mediático. Andros Townsend tiene el potencial, pero corre el riesgo de dejarse arrastrar por la prensa. Y por su agente. El agente de Bale no ha buscado lo mejor para el desarrollo del extremo galés, sino para sus bolsillos (el de él y el de Bale). Lo ha logrado. «Mamá, vísteme despacio que tengo prisa», debería ser la filosofía de Townsend y de todas las estrellas emergentes del panorama futbolístico. Todavía no ha jugado ni doce partidos en la Premier League y ya se le está tratando como a una superestrella. Si el Tottenham e Inglaterra quieren que su rendimiento se mantenga, lo primero es desviar los focos que amanazan con cegar su mirada. Lo segundo, no llamarle NUNCA «el nuevo Bale». A nadie le gusta ser una imitación. Lo tercero, impedir que Homer Simpson, Pedro Picapiedra o Al Capone sean su agente.
3.- No diga FA, diga drama (1): una institución que retrocede en el tiempo
Inglaterra está clasificada para el Mundial de 2014. Sin embargo, pocos (quizá nadie) ven a los Three Lions como un equipo a tener en cuenta. No es de extrañar. El principal problema es estructural y tiene nombre: Football Association.
La FA es un desastre. La institución que gobierna el fútbol inglés, nacida en 1863, parece haberse quedado estancada ahí. Incluso ha retrocedido. En 1863, la FA la dirigían verdaderos aficionados, jugadores y exjugadores de fútbol. Ahora lo hacen empresarios y aristócratas que no han pisado un terreno de juego en su vida. Es absurdo que el príncipe Guillermo, Duque de Cambridge, sea el presidente. Aunque sea un título honorífico, Guillermo sea un aficionado al fútbol y parezca buen chico, ¿no sería mejor hacer presidente a alguien que de verdad represente al fútbol inglés? A poder ser, alguien que no tenga sangre azul (la aristocracia tiene el cricket, ¡que dejen el fútbol para los aficionados!) y una agenda en la que no cabe un alfiler. A bote pronto, hay unos cuantos nombres que suenan mejor: Sir Alex Ferguson, Bobby Charlton, Peter Shilton, Tony Adams o incluso David Beckham. El presidente sólo representa al fútbol inglés, ¿qué mejor que un icono de la selección inglesa para este rol?
4- No diga FA, diga drama (2): ¡dejen la FA para los jugadores!
«Una institución de fútbol debería estar dirigida por gente que sabe de fútbol». Este lógico pensamiento no tiene sentido en Inglaterra, como ya lo ha demostrado Roman Abramovich. Me atrevería a decir que la FA tiene el (des)honor de ser una de las Federaciones de fútbol que no cuenta en su junta directiva con NINGÚN exfutbolista profesional. Cero. Es más, tal es el punto de estupidez al que llega que uno de los miembros de la junta directiva desde 2006 es David Gill, el jefe ejecutivo del Manchester United hasta febrero de 2013. No cabe duda de que no habría que elegir a nadie relacionado con un club de fútbol por un obvio conflicto de intereses. Dicho esto, puestos a elegir a alguien relacionado con un club de fútbol, ¿no hubiera sido mejor nombrar a un exjugador?
Luego está el caso de los seleccionadores. ¿Alguien puede imaginar algún seleccionador de Inglaterra peor que Sven-Göran Eriksson, Steve McClaren, Fabio Capello o Stuart Pearce (en los sub-21)? Hasta Harry Redknapp hubiera sido un gran progreso, aunque no habría mucha diferencia entre él y Roy Hodgson. A ambos les gusta jugar con dinosaurios.
5.- No diga FA, diga drama (3): ¿falta de talentos o pésimas decisiones? Ambas.
Nathan Dyer (25). Nathaniel Clyne (22). Wayne Routledge (28). Ross Barkley (19). Jay Rodríguez (24). Luke Shaw (18). James Ward-Prowse (18). Todos estos jugadores se han ganado como mínimo el tener una oportunidad en la selección inglesa. Está claro que la FA necesita cambiar muchas cosas en referencia al trato recibido por los jóvenes ingleses. El sistema inglés para desarrollar jóvenes talentos no puede competir con el español, el alemán o el belga, incluso a pesar de contar con la liga de fútbol más competitiva del mundo. Sin embargo, no es cierto que no existan jugadores ingleses con gran proyección. El problema es tan simple como que éstos son ignorados. De hecho, los jóvenes utilizados por Hodgson son peores que muchos de los que han sido ignorados. Tomemos el ejemplo del lateral derecho: ¿Smalling o Clyne? De hecho, ¿Smalling o un pingüino (amaestrado, claro)? O el caso del extremo: ¿Welbeck o Jay Rodríguez? ¿Welbeck o Routledge? ¿Welbeck o Nathan Dyer? Como centrocampistas, ¿Lampard o Ross Barkley? ¿Lampard o Ward-Prowse? Por supuesto, las respuestas están implícitas en las preguntas.