La directiva del FC Barcelona seguirá aplicando el plan de austeridad que comenzó desde que Sandro Rosell tomó posesión del cargo de presidente el pasado verano y que, a efectos contables, prevé un déficit de 21 millones en el cierre del ejercicio actual. El portavoz del consejo, Toni Freixa, informó que aumentará en un 50% el precio de los pases de aparcamiento, se recortará la inversión en las secciones profesionales, que a día de hoy suponen el 10% del presupuesto (se reducirá cada temporada un punto porcentual la inversión en las secciones hasta llegar al 5% al final de mandato, según Freixa) y se limitará la actividad competitiva de las secciones no profesionales al «ámbito de Cataluña» al tiempo que desaparecerá la de béisbol.
La junta del Barcelona necesita además recursos para reforzar la plantilla profesional del fútbol. Las prioridades son el fichaje de Cesc y de uno o dos delanteros. Ya se han establecido contactos con Rossi, del Villarreal, y se aspira a negociar con Alexis Sánchez, del Udinese. La directiva podría intentar abaratar el precio de alguna de las distintas operaciones con jugadores del Barça B o el traspaso de futbolistas profesionales como Milito, Bojan, Mawxell y Jeffren. No parece, sin embargo, que Wenger esté interesado en ninguno de estos jugadores.
Cesc Fàbregas, formado en las categorías inferiores del club azulgrana, es el objetivo prioritario del club catalán desde el verano pasado, pero Wenger sigue mostrándose reacio a negociar. A la vista de los movimientos internos del FC Barcelona, parece que los azulgrana están dispuestos a hacer un esfuerzo económico por llevarse a Cesc este verano, presentando una oferta que podría rondar los 40 millones de libras, una cantidad que Wenger difícilmente podría rechazar.