Champions League
Bayern Munich | 2 |
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Manchester City | 0 |
Ficha técnica |
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2 – Bayer Munich: Manuel Neuer, Philipp Lahm, Rafinha, Daniel van Buyten, Jerome Boateng, Bastian Schweinsteiger, Franck Ribéry (Arjen Robben, 90), Luiz Gustavo, Toni Kroos (Anatoliy Tymoshchuk, 83), Thomas Müller, Mario Gomez (Nils Petersen, 92) |
0 – Manchester City : Joe Hart, Micah Richards, Vincent Kompany, Gaël Clichy, Kolo Touré, Gareth Barry (Aleksandar Kolarov, 73), Samir Nasri (James Milner, 69), Yaya Touré, David Silva, Sergio Agüero, Edin Dzeko (Nigel de Jong, 55) |
Goles: Mario Gómez (38), Mario Gómez (46) |
Aunque lo veamos en su juego y actitud, nadie diría que este Manchester City es el mismo que seguimos semana a semana y que se pasea por la Premier League con gran autoridad. El equipo de Mancini parece haberle cogido miedo a las alturas y cuando escucha el himno de la Champions League olvida detalles valiosos que en la máxima competición europea cuestan caro. Esa es la única explicación para que un equipo con una defensa tan rocosa y segura como la de los «citizens» deje que un delantero centro al uso, que se mueve como pez en el agua dentro del área como Mario Gómez, pueda ganar el rebote en dos jugadas tras sendos despejes de Joe Hart. El Bayern Munich es un rival complicado, con mucha tradición en Europa y que se desenvuelve como nadie en grandes partidos como el de esta noche, pero lo que se le achaca a este Manchester City no es el resultado, sino la imagen mostrada. La imagen de un equipo frágil, que se siente cómodo en la competición doméstica pero cuyo entrenador no parece tener el valor suficiente para comportarse por el continente como lo hace cada jornada en Inglaterra.
El Bayern tuvo el dominio del encuentro durante los 90 minutos, aunque los «citizens» provocaban el pánico en el estadio cada vez que combinaban en ataque gracias al enorme potencial ofensivo con el que cuenta. Sin embargo, fueron los locales los que tuvieron la iniciativa en todo momento.
Mancini debería inculcar a su equipo un valor muy importante cuando compiten en Europa: en la Champions League los errores se pagan y, por lo tanto, si dejas a un primer espada de la liga alemana que remate tres veces seguida contra tu portería y además dos de estos remates son dentro del área pequeña, lo más seguro es que recibas un gol en contra.
Corría el minuto 38 cuando Frank Ribery, que se mostró muy activo durante todo el encuentro y que está recuperando su mejor nivel de juego, aquel que exhibía antes de que las lesiones y alguna menor se cruzaran en su camino, ejecutó un chut cruzado desde el pico del área. Su disparó lo repelió Joe Hart sin mucha fortuna, ya que el balón quedó muerto delante del área pequeña para que Muller disparara a bocajarro. Su remate volvió a rebotar en el portero del City pero de nuevo el balón cayó a pies de un delantero del Bayern y Mario Gómez en esta ocasión no falló, poniendo el 1-0 en el marcador.
Cuando llegábamos al final de la primera mitad, la historia se volvió a repetir. En el minuto 46, Toni Kross sirvió una falta lateral y Van Buyten peinó el balón obligando a Joe Hart a estirarse. El portero salvó el primer envite, pero de nuevo el esférico le llegó a Mario Gómez para que rematara a un metro de la raya de gol y consiguiera el segundo tanto para los locales, que provocó un monumental enfado del meta Hart ante de la pasividad de su zaga.
En la segunda parte, el City jugó con más corazón que cabeza e incluso el Bayern pudo ampliar diferencias mediante disparos de Schweinsteiger y Kross que por suerte para el equipo de Mancini no hicieron más sangrante la derrota.
Cuando parecía que los «citizens» estaban a punto de cerrar una noche aciaga que genera dudas sobre su posible clasificación para la fase final, hubo dos momentos críticos que sumaron dramatismo al partido. Primero fue Dzeko quién, tras ser sustituido en el minuto 55, realizó un dramático teatro lanzado el chándal airosamente contra el suelo mostrando su descontento ante la sustitución.
Luego llegó el «show de Tévez». El argentino no ingresó en el campo en la segunda mitad cuando todo el mundo, por el resultado, pensaba que era el cambio natural. Más tarde, en rueda de prensa, Mancini reconoció quiso sacarle pero que el jugador se negó a entrar, ante de la sorpresa del entrenador italiano.
No es ningún secreto que en el vestuario del City conviven jugadores con egos mayúsculos que creen tener derecho a disputar todos los partidos. Mientras las victorias se van sucediendo en la Premier League, no hay problemas, pero cuando llegan derrotas como las de hoy, se destapa la caja de Pandora. La pelota está ahora en el tejado de Mancini, que deberá tomar medidas disciplinarias contra el argentino si no quiere que el control de su plantilla se le escape de las manos.