Lo sabía todo el mundo y el Chelsea lo confirmó el pasado lunes, Antonio Conte, actual seleccionar de Italia, será el nuevo entrenador del conjunto blue en lo que será el reto más complicado de la vida del italiano. Porque sí, Conte viene con un currículum bastante digno donde consta el renacimiento de la Juventus y el papel como seleccionador azzurro pero ambos proyectos, el de la Juve de éxito total y el de la azurra con altibajos, eran trabajos “caseros” en el fútbol donde ha vivido y trabajado toda la vida. Ahora toca una liga extranjera en una de las temporadas de la Premier que se presentan más competidas. ¿Quién es Antonio Conte y qué les espera a los aficionados blues en la temporada 2016-2017? Ante todo, pasión, furia y entrega total. Abróchense los cinturones que les voy a presentar al técnico más volcánico de la élite.
Antonio Conte nació en Lecce en 1969. Allí debutó como jugador y muy pronto llamo la atención del club más amado (y odiado) de Italia y en 1992 se enfundó la camiseta de la Juventus por primera vez iniciando así una historia de amor con la vecchia signora con encontronazos tan pasionales que harían palidecer de envidia a Frank Sinatra y Ava Gardner. Conte era el típico jugador de equipo, lejos del talento de las estrellas con las que compartió vestuario (Un tal Zidane, un tal Nedved, un tal Del Piero) pero un tipo que se dejaba la piel cada segundo, un guerrero del campo que tan buenos resultados da a la Juventus históricamente y que conecta de lujo con una grada sensible al talento pero también a la entrega. Tras una vida como jugador en la Juve, Conte decidió retirarse y reinventarse como entrenador de fútbol.
Sus inicios fueron en equipos modestos como Arezzo, Bari o Atalanta con resultados dispares que no llamaban excesivamente la atención. El momento clave fue el fichaje por el Siena, equipo que le pudo catapultar a un escalón superior que le permitiría fichar por la Juventus y con el que, por cierto, se vería implicado en un escándalo de apuestas que aún colea y podría enturbiar su debut como entrenador del Chelsea. Con el Siena logró un meritorio ascenso a la Serie A pero ya en la Juve salió a la luz un escándalo de apuestas con partidos amañados en el que estaban implicados varios jugadores del Siena. Se acusó a Conte de conocer el fraude y no denunciarlo a las autoridades y llegó a estar suspendido varios meses durante su etapa como entrenador Juventino. El problema no ha acabado todavía y nada más conocerse su fichaje por el Chelsea, se supo que la fiscalía de Cremona le pide seis meses de cárcel por este suceso.
El buen resultado en el Siena y ser un Juventino de toda la vida le valió en el verano del 2011 el fichaje, un poco sorprendente por su escasa experiencia, con el club de sus amores. Si algún blue está preocupado porque piense que la situación actual del Chelsea puede poner nervioso a Conte que se olvide de sus miedos. Aquella Juventus venía de cinco años sin títulos, despilfarro económico, horrible gestión y deambular deportivo tras el escándalo del Calciopoli. Nadie pensaba que Conte pudiera revivir a la gran Dama del Calcio. Pero lo hizo.
Lo hizo alrededor, curiosamente, de un fichaje que él no pidió y que era, nada menos, que Andrea Pirlo. Por él, cambio su habitual esquema de 4 defensas por el 5-3-2 que protegía al mediocentro, daba libertad ofensiva a los laterales y funcionaba como un reloj gracias a la aportación de dos interiores de gran lucha y recorrido como Marchisio y Vidal. A partir del primer Scudetto, ya nunca abandonó este sistema que ha intentado con suerte dispar inculcar a la selección azurra.
Esa disparidad de criterio que resultó de tan buen resultado con Pirlo acabó siendo una constante entre la relación del técnico de Lecce con la directiva de la Juventus. Conte es un hombre exigente y meticuloso que quiere tomar las decisiones vitales, ser escuchado y tener la última palabra. La directiva no quería/podía seguir al pie de la letra todas las exigencias de Conte y al tercer año con alevosía, pero no nocturnidad, pues saltó a la prensa una agradable tarde de verano, Antonio presentaba su dimisión como entrenador de la Juventus.
Durante los tres años que dirigió a la vecchia signora, Conte consiguió insuflar de ánimo ganador a un equipo muerto, unió a todos los jugadores en torno al escudo y conectó con la grada de tal manera que el juventinismo besaba el suelo que pisaba el técnico. Lichtsteiner, Bonucci o Vidal fueron jugadores que crecieron deportivamente bajo la mano de Conte. Quizá el defensa, muy criticado en los inicios de su andadura juventina, haya sido una de sus mejores “obras”. Si consigue conectar igual con vestuario y grada blue Stamford Bridge será una fortaleza el año que viene. Otro de sus puntos fuertes es la manera que tiene de alcanzar rendimientos superiores en jugadores de talento discreto. Giaccherini y Matri han vivido gran parte de sus mejores momentos siendo pupilos de Conte. El técnico necesita guerreros parecidos a lo que era él mismo en el campo. Una extensión en el vestuario que repercute positivamente en el rendimiento global.
El mismo verano de su dimisión decidió aceptar la oferta de la federación italiana y se hizo cargo de la selección. Sin duda, fue un honor y una oportunidad única pero quizá una elección errónea para un técnico joven e impulsivo que necesita la competición diaria como el aire que respira. Con Italia nunca ha llegado a conseguir los éxitos de la Juventus. La falta de talento diferencial y las carencias obvias del fútbol italiano le han lastrado y llega a la Eurocopa con más dudas que certezas, habiendo variado mucho los nombres del centro del campo y de la delantera y con una Italia insípida y falta de personalidad.
Los aciertos de la azzurra han sido fruto de un éxito previo en cada equipo como el hecho de que una de las grandes certezas es que Bonucci, Chiellini y Barzagli son fijos en la defensa. Los tres son pilares de la Juventus. Marchisio ha sido reinventado como mediocentro en la Juve y podría ser utilizado de esa manera en Francia. Si Verratti rindiera como en el PSG no habría duda de que sería el hombre clave, pero Conte no ha sido incapaz de encajar ni a Marco ni a su compañero Motta.
Antonio Conte es un hombre enérgico, de personalidad arrolladora y gran parte del éxito futuro en el Chelsea dependerá de la gestión del club y de sí mismo de sus propias emociones. Buen gestor de vestuario y hombre inflexible con la fidelidad y el esfuerzo el Chelsea será un equipo comprometido, luchador e incansable buscando la victoria si surge el flechazo entre los jugadores y Conte. Otra historia, es como gestionará su personalidad, el propietario del club, Roman Abramóvich, conocido por su poca paciencia con los técnicos. Tácticamente deberá olvidarse de la formula segura de la Juve e innovar en un fútbol mucho más rápido y con un ritmo francamente superior al italiano. A Conte y a los aficionados al Chelsea le esperan días de pasión, energía, duro trabajo. Días de furia para un reto fascinante.